~ Sixteen

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 ¿Por qué todas sus hermosas noches tenían que terminar así? Con el puto corazón en la garganta. La misma pesadilla provocada por los mismos monstruos de siempre.

Mientras disfrutaba con sus amigos, rogaba que la noche se extendiera un poquito más para no tener que volver a su tristísima realidad. Si bien ahora esperaba que las cosas se calmen un poco con la presencia de Daniel... sabía que era pedir demasiado.

Cuando bajó del auto sintió una punzada en el centro del estómago. Capaz que ingirió algo que no le sentó bien, vaya uno a saber.

- Que pena que "Hobi" sea gay, me gustaba para yerno. – Decía el hombre mientras sacaba el manojo de llaves de su bolsillo.

- PAPÁ... eres increíble. Te cayó bien precisamente por eso. – Summer reía de forma sutil.

Una vez que ingresaron en la casona a Daniel se le hizo extraño ver las luces apagadas, mientras que su hija comenzaba a sudar helado.

- Que raro... - Murmuró el hombre cuando divisó la luz de la cocina encendida. Mayor fue su sorpresa al escuchar a SU mujer gemir y jadear tan campante.

No lo pensó. Dejando a su hija con la palabra en la boca corrió hasta la cocina para ver con sus propios ojos lo que estaba ocurriendo. Ante la sorpresa se apoyó contra la isla tirando, sin querer, un vaso de vidrio.

- PAPÁ. – Escuchó a sus espaldas.

Daniel estaba parado ante su mujer y su hijo mirándolos con los ojos abiertos como platos. Luego estalló en una escandalosa carcajada alterando a su hija que recién se incorporaba en la habitación.

- ¡PERO QUÉ DEMONIOS CON UDS DOS! – Gritaba mientras reía.

- ¿Papi? – Preguntaba incrédula la joven tras él.

- ¿Qué, nosotros no podemos disfrutar de un momento MADRE/HIJO, como uds? – Preguntó muy sonriente Amelia, mientras Jackson rodaba los ojos poniéndolos en blanco.

Summer bufó irritada por la comparación.

- Es que... mujer. Si da para malos entendidos. Uno entra y te escucha disfrutando de esa forma...

- Un masaje, papá. Un bendito masaje para la señora de la casa. Yo me ofrecí. – Alegó agobiado su hijo.

- Y ella aceptó maravillada. – Musito la joven captando la mirada de Jacki. – Mejor me voy a dormir. Estoy cansada. - La joven se acercó a su padre para despedirse con un beso y un abrazo, dedicándoles un gesto sin gracia al resto de su familia.

- Ay Dios, después de la sorpresa yo también me voy a dormir. Nos bailamos todo, mi hija es una excelente bailarina me dejó de cama.

- Jacki también. – Contestó muy traviesa Amelia, guiñándole un ojo al castaño.

- Papá yo me voy a casa de Matt, tenemos que terminar con unas partituras.

- ¿A las once y media de la noche Jack...? – Daniel movió las cejas de una forma tan chistosa que hizo sonreír a su hijo.

- Si pa: Matthew. Ni bien llegue te mando fotos para que veas que estoy con él.

- "Amor es amor". – Dijo alzando los hombros con una expresión desinteresada.

- ¡Qué no soy gay! Si no traigo una chica a la casa es por respeto a mi hermana y madrastra. A mí no me gustaría que mi hermanita traiga un chico. – Aclaró cerrando los puños con fuerza.

Amelia al notarlo irritado echó más leña al fuego: - Ni tan hermanita, Summer tiene sus 18 años bien puestos.

- Haré de cuenta que no escuché eso. Me voy, antes de que se haga más tarde. – El semblante molesto de Jackson era muy visible, cosa que Amelia adoró con todas sus fuerzas. Amaba poner de los nervios a Jackson.

- Nos vemos hijo. Ve con cuidado. – Se despedía Daniel mientras se quitaba la corbata y se encaminaba a su habitación seguido por su joven esposa.

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Después de un largo baño relajante de burbujas, Summer hizo un repaso mental de los sucesos transcurridos en el día.

La verdad costó calmarse luego de la "escenita" familiar. Vaya susto se llevó. ¿Qué hubiera pasado si lo que se encontraban no era una sesión de masajes? De lo que no tenía duda era que Amelia todo lo hacía con una sola intención, alterarla. Ella y su estúpida obsesión por ponerla al límite.

Podría soportar cualquier cosa, hasta escucharlos follar como animales en celo en ausencia del señor de la casa. Lo que sí no iba a tolerar era que su padre presencie tal cosa.

Luego de enfundarse en su amada camiseta - dos talles más grande - de los Lakers, se desparramó en la cama controlando las notificaciones de su abandonado celular.

Estaba etiquetada en varias fotos de la boda. Revisó los comentarios de éstas, reviso su whatsapp y agregó a su nuevo amigo Hobi. Pero el sueño no llegaba...de modo que antes de salir de sus redes se dispuso a investigar al pobre infeliz que ella ponía rojo como un tomate.

"Im JaeBeum" – Pensó para luego escribirlo en el buscador sin obtener resultados.

Alguien sin redes sociales en pleno siglo 21, que raro. Pero antes de darse por vencida, recordó el instagram de su hermano. "JAYWANG94", Qué original.- Bufó al dar con su cuenta. Luego de unos minutos dio con su objetivo. Una foto de Jackson con sus amigos... y entre ellos se encontraba el famoso JaeBeum, cuyo usuario estaba muy lejos de su nombre de pila.

Lo poco que pudo apreciar de aquella cuenta fueron cuatro fotos. Una de él con su adorable hijita Keyla, unas palmeras, un atardecer por N.Y y una imagen de su rostro editada como si se tratará de un rompecabezas. "La pieza que me falta... tan cerca, tan inalcanzable" La fecha de la publicación databa del sábado por la madrugada. Ella sonrío amargada, se había fijado en alguien "ocupado".

Yendo a la sección de comentarios se encontró con dos que le llamaron la atención:

JAYWANG94: No me vengas con babosadas, ¿enamorado amigo? xD

NINA_IM: Jae...ya lo hablamos. ¬¬

De los cientos de comentarios solo esos dos, los cuales tenían veintitrés usuarios de diferencia - hicieron eco en su cabeza.

No podía negar que la imagen provocó algo en su interior. Curiosidad, tal vez. Remordimiento anticipado, quizás.

Siendo realista, sabía que intentará lo que intentará con quién sea lo estaría poniendo en riesgo. Jackson cada vez se volvía más posesivo como violento. Si por un perfume, que llegó a ella de forma accidental, se puso así... no quería imaginar cómo se pondría si llegará con un simple botón mal abrochado. Pero ella también merecía "distraerse".

¿Qué hacer? He ahí la gran duda.

Primero iría al picnic del martes, la niña le había caído muy bien y no quería decepcionarla. De paso conocería un poco más al famoso JB.

Borrando el historial de búsqueda, cerrando sesiones de sus aplicaciones y apagando su celular se dignó a acomodarse para dormir. Mañana después del trabajo hablaría con Mandi y Seo sobre lo que estaba por hacer, ocultando – por obvias razones – sus verdaderas intenciones.

Touch~ (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora