XlV - Mike

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En verdad no estábamos cayendo, no literalmente.

Miré hacia nuestro alrededor y noté que rodeando nuestros cuerpos, había como un manto de espeso viento que nos sostenía el cuerpo. Como dije, no estábamos cayendo. Estábamos flotando hacia abajo e íbamos rápido, pero no tanto como para salir con un hueso roto.

Una nube de polvo se levantó cuando ambos apoyamos los pies en la tierra. Zofia se alejó rápidamente de mí y se acomodó el uniforme de la academia.

– ¿Aire?

Ella asintió y luego, con una mirada llena de urgencia, tomó la manga de mi camisa y me llevó hacia donde una multitud de estudiantes se estaba acumulando.

Logré pasar a un grupo de estudiantes que estaban mirando el espectáculo cuando finalmente pude ver a Alma intentando calmar a Oriana que se encontraba agachada en el suelo sosteniendo su cabeza y gritaba como si intentara desconectar su mente de las voces a su alrededor.

Finalmente Oriana dejó de gritar. Sus ataques de pánico usualmente no superaban los 5 minutos, pero siempre parecían jamás acabar. Por fortuna, la guardiana Petrova llegó en ese momento y comenzó a alejar a todos los estudiantes y cuando el área comenzó a despejarse, vi a Stacy mirar fijamente a alguien con el ceño fruncido. Seguí su mirada su mirada pero no logré ver a quien ella miraba, cuando volví mi vista hacia ella otra vez, estaba mirándome fijamente a mi y comenzó a acercarse.

– Esta avergonzada. – Dijo ella cuando se encontró conmigo, luego reparó en la presencia de Zofia a mi lado. – ¿Dónde estabas?

– En la academia. – Contestó Zofia sin hacer contacto visual con ella. – Nos encontramos de casualidad.

Stacy nos miró a ambos.

Tenía una mirada loca en los ojos y las pupilas dilatadas. Luego su humor cambió rápidamente y sonrió.

– ¿Te molesta si me la llevo, Skelleton? – Preguntó Stacy señalándome a su amiga.

– Haz lo que quieras.

Dicho eso, decidí acercarme hacia donde se encontraba Oriana.

En los viejos tiempos, cuando este tipo de cosas sucedían, ella tenia que dirigirse hacia la enfermería donde le hacían un par de preguntas y pruebas para ver si hacia algún progreso con su bloqueo en la mente. Supuse que en esta ocación seguirían en mismo procedimiento, asi que decidí acompañarlas a la enfermería.

Alma llevaba callada un buen rato. Tenia en su rostro una expresión muy seria y la mirada fija al frente. No era normal que ella estuviera en silencio por tanto tiempo, yo estaba acostumbrado al silencio, pero viniendo de ella era raro. Apostaba a que su mente debía estar haciéndole mucho ruido en este momento probablemente pensando en que habrá causado ese repentino ataque en Oriana. 

Cuando vi el reloj que colgaba en la pared del consultorio, me di cuenta de lo tarde que era en realidad. El reloj marcaba las 12 de la noche moroi, la hora en la que el sol era mas fuerte. Usualmente a esta hora yo ya estaría dormido.

Ya cansado de tanto silencio, estaba a punto de preguntarle algo a Alma, pero ella se me adelantó.

– Por favor. No le digas de esto a Rose.

La miré perplejo. En verdad, no creía que hiciera alguna diferencia si le decía algo o no.

– Sabes que la guardiana Petrova hablará con ella, ¿Cierto? No importa si yo digo algo o no.

– Lo se, pero es lo que Oriana quiere. Yo tampoco diré nada al respecto.

– ¿Cómo si no hubieses estado allí?

Dragon's Line [El legado del Dragon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora