XXXlX - Stacy

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Era el último día de clases.
Tan último que ni siquiera había clases.
Después de todo lo que había ocurrido durante el año, al fin podíamos darlo por acabado y empezar de cero otra vez. No será lo mismo ahora que la pandilla se separaba por completo pero este es el tipo de mensaje que te da la vida:
Sea lo que sea que suceda, la vida continua, para bien o para mal, y seguirá su transcurso contigo o sin ti, estés listo o no. La vida nunca se detuvo por nadie ni tampoco lo hará. Los únicos que nos detenemos somos nosotros, las personas que viven.
Yo me había detenido.

Hoy era un día especial.
La graduación de Alma y Alek.
Ellos habían intentado evitar la graduación, es decir, la ceremonia, no el hecho de que terminar la escuela, hasta yo deseo terminar la escuela. No quisiera quedarme aquí para siempre. El punto es que tanto Alma como Alek, no se sentían a gusto con esta graduación. Supongo que no querían formar parte de una celebración sabiendo que su pequeño hermano Mickey-Mike no estaría presente, a mi lado, mirándolos desde aquí… conmigo.
Diablos.
Había pasado un mes desde lo ocurrido y aun no podía quitarlo de mi mente. Tenía pesadillas al respecto e incluso en clase me costaba prestar atención porque mi mente no dejaba de vagar en el recuerdo de aquel día. Repasando en los detalles y en métodos de descubrir de qué manera debimos haber actuado para que se pudiera evitar todo lo ocurrido.
Claro que los profesores se apiadaron de nosotros. Ninguno de ellos sabía la verdad de lo que había ocurrido con mi hermano, pero a ellos les bastaba con los rumores de modo que a pesar de mi distracción durante las horas de clase, los profesores me aprobaron con una nota más alta de la que en verdad merecía.
Sinceridad ante todo, y yo sabía que no merecía esos “sobresalientes” pero no objete. Es decir, ¿Quién preferiría tener un deplorable 6 a un reluciente y regalado 9? 
De hecho, Mike también había terminado el año con excelentes notas, a pesar que ni siquiera había cursado durante todo un mes, pero según se justificaron los profesores, la carpeta de Mike y sus trabajos estaban tan bien realizados que habría sido en vano obligarlo a cursar el último mes de clases.
Como ven, aun ausente, mi hermano seguía siendo un maldito genio suertudo. Ni yo lo creí cuando lo escuché pero Alma corroboró que era cierto. Mike tenía notas y apuntes sobresalientes. Ahora ya tenía a quien robarle la carpeta para el próximo año.
Las ventajas de ser la menor.

Como mención honorifica de fin de año, la alumna destacada debía dar un discurso de graduación en esta ceremonia, y este habría estado a cargo de mi hermana de no ser porque ella rechazó la oferta, y en su lugar el discurso fue dado por una de sus amigas, Candisse Badica.
Creo que siendo el último día de clases y la graduación de los moroi, todos esperaban que la reina y su sombrío pero muy bien parecido esposo, es decir, mis padres, vinieran a hacer al menos un acto de presencia, pero no. 
Supongo que querían ahorrarse ciertos interrogatorios sobre su hijo, algo que era totalmente comprensible, al menos para mí.

Desde aquellos días en la corte, no había vuelto a hablar con mamá y papá, y ahora estaba nerviosa porque sabía que en cuanto finalizara la ceremonia nos iríamos a la corte y no estaba segura de querer volver. No estaba preparada para enfrentar la realidad que me tocaba y que estaba viviendo. Aun no estaba preparada.
Ah, por cierto. Pese al hecho de que no preste atención en la ceremonia, ésta ocurrió. Fue rápida y concisa, y una vez acabada; Alma y Alek se acercaron a nosotros.
Dimitri aún seguía aquí en St. Vladimir, pero se volvería hoy con nosotros, Oriana estaba a su lado con una sonrisa feliz. Luego seguía yo, Mason, el apenas graduado guardián Ivashkov y su hermana Zofia, la chica con la que apenas cruzaba palabra. 
Y lo admito, a pesar de que era una perra, la extrañaba y sabía que ella también a mí, lo sabía por el color de su aura. Al menos ella y su hermano ahora podían estar en la misma habitación, no como cuando recién se conocían y se echaban miradas de rencor y recelo. Ahora era extraño verlos juntos y pensar en ellos como hermanos.
– Felicidades. – Dijo Oriana abrazando a mis hermanos con fuerza.
Desde la muerte de Thom, Oriana había hecho terapia y ahora estaba mejor, eso no significaba que no lo extrañara, de hecho, su aura tenia destellos azules, lo que significaba que lo echaba de menos la mayor parte del tiempo pero era comprensible, después de todo, llevaban mucho tiempo juntos.
River también se acercó a felicitar a Alma y a Alek, al igual que Dimitri dejó su postura de guardián para felicitar a mis hermanos.
– Gracias. – Dijo Alma, luego miró a Oriana. – ¿Estas segura que no quieres terminar tu año aquí? Los profesores ya te conocen, te lo harán bastante fácil el próximo año.
Oriana apretó los labios e hizo una mueca.
– No separes a la pandilla. Es de mala suerte. – Agregué yo.
– Lo pensaré. Pero no prometo nada. – Respondió.
– Creo que es hora de irnos a la corte. – Intervino, Alek.
– Todavía tienen dos horas para ir por sus cosas y comer algo, si quieren. – Nos avisó Dimitri. – Iré a hablar con la directora. Nos vemos en el Jet.

La celebración por la graduación de los moroi continuaba, pero nosotros teníamos planeado volvernos cuanto antes, así que mientras Alek y Alma se despedían de sus compañeros, y sin ninguna razón por la cual seguir estando allí, me retiré a mi habitación para asegurarme de no estar olvidándome de nada, fue entonces cuando me encontré con Ethan.
– Hey. Hola. Creí que estarías en la ceremonia.
– Allí estuve. 
– Oh. – Me encogí de hombros.
– Quería hablar contigo antes de que te fueras.
– Está bien. Dime.
– ¿Qué te sucede? Se lo de tu hermano. También sé que estuviste allí. No podrías ocultarme a mí también esa información. – Él me dedico una mirada aprensiva. – Te conozco, Stacy. Sé que hay algo más.
Bajé la mirada y solté un suspiro agobiante.
– Solo tengo muchas cosas en mente. Eso es todo. 
– Una vez dijiste que confiabas en mí, y creo que aún no te he defraudado. Confía en mí ahora. – Insistió sabiendo que yo aún seguía ocultándole cosas.
Me caía bien Ethan. Muy bien, pero en este momento, me caía mal. Muy mal.
– Es todo. ¿Está bien? TODO. – Estallé. – Es Mike, la noticia de Zofia, el regreso a casa, es lo que encontraré allí o lo que no encontraré allí. Es mi hogar, donde mi familia no está completa y todo esto del manejo de dos elementos… me siento asfixiada, acorralada, pero por sobre todas las cosas me siento… sola.
Ethan se quedó mirándome probablemente sin saber que decir, luego me dedicó una sonrisa empática y me abrazo.
– Ya verás como todo se acomoda poco a poco y volverás a ser aquella chiquilla tan determinada que conocí. Solo recuerda en mantener a tus amigos cerca, y ellos te ayudarán.
– Gracias. – Contesté desanimada.
– Oye. Puedes contar conmigo si me necesitas. Solo llama.
Asentí.
– Hey… ¿Qué sucede contigo y con Alma? ¿Por qué ya no hablan?
– Bueno… somos amigos, pero como siga nuestra relación de aquí en más, depende únicamente de ella.
– Oh. Es complicado, ¿Eh?
– Supongo… – Él soltó un suspiro. – Ten un buen viaje, Stace.

Dos horas más tarde nos encontrábamos en el campo de la academia donde los jets se preparaban para salir. Los vehículos de la academia estaban todos reservados para realizar diferentes itinerarios de traslado, pero nuestro grupo, en lugar de ocupar el jet de la academia, ocupaba uno de los jet que enviaba La Corte especialmente para nosotros, de modo que en cuanto todo estuvo listo, partimos hacia Filadelfia.

Dragon's Line [El legado del Dragon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora