Dragon's Line [El legado del Dragon]

XXl - Mike

Me di cuenta en cuanto lo vi.

En aquel preciso momento, en el que Alek había descendido con Zofia de aquel Jet, me había percatado de que él se había fijado en ella. Había sido evidente para mí, como también lo era para mis hermanos y nosotros, por lo general, no nos metíamos en las decisiones de él, ni con sus intereses románticos. Solo era para problemas.

Y lo sabía. Sabía que no debía involucrarme con ella. 

Para ser sinceros, prefería jamás haber experimentado este sentimiento y menos con respecto a ella. No era mi intención meterme en la vida romántica de mi hermano, pero como ya dije una vez, estaba jodido, y ahora no la quería sacar de mi vida. Puede que esto me convirtiera en un hermano mediocre, sinceramente, no me importaba. 

No podía sentarme y esperar a ver como él la apartaba de mí. Simplemente no podía, ni quería.

Sin embargo, también estaba Lydia. 

Entre ella y yo nunca hubo más que una amistad, y siempre me había gustado ella aunque ella nunca me había visto de esa manera. Nosotros simplemente éramos amigos y por un tiempo, había deseado ser algo más para ella que solo un amigo. 

Mentiría si dijera que ya no sentía nada por ella, que esos sentimientos que había albergado por tantos años simplemente habían desaparecido; pero si podía admitir que ya no eran tan fuertes como antes.

Por alguna razón, Lydia me invitaba a pasar el rato con ella y sus amigos mucho más de lo que lo hacía antes. Creo que les había agradado a sus amigos, así que ya no estaba tan solo, pero por alguna razón, cuanto más tiempo pasaba con Lydia, Zofia se alejaba más de mí, y lo peor era ver como comenzaba a rodearse de otros moroi y dhampirs que giraban a su alrededor como si hubieran descubierto a la nueva reina de la academia o como si fuera el nuevo juguete con el que todos querían divertirse. Poco a poco comenzó a evitarme y su rostro adquiría una máscara de frialdad que hacía que se me congelara el alma.

– Mírala. –Me dijo Theo, el grandulón fijando sus ojos en ella. En Zofia. – Jamás se fijaría en alguien como yo.

A pesar de sus sonrisas cordiales y juguetonas, en el fondo yo sabía que ella debía estar igual de dolida que yo, el problema era que por más interesado que estuviera en comprenderla, en tanto ella no me dejara acercarme para conversar al respecto, jamás podría saber lo que la esteba molestando.

– Tú no eres el problema grandulón. Ella simplemente es… una chica complicada.

– Yo escuché que estaba saliendo con tu hermano Alek. – Dijo una de las chicas que estaban allí sentadas conmigo, pero no logre identificarla.

– ¡¿Qué?! –Dijeron todos al unísono, excepto yo.

Yo no me la creía.

Bastaba solo con mirarla. No necesitaba ser un genio lector de auras para darme cuenta de ello, sin embargo, ver a Zofia con Alek, me molestaba.

Estas pasadas semanas habían pasado mucho tiempo con Alma.

Estar con ella me distraía y me devolvía algo de paz, aun cuando ella parecía cada día más ansiosa con saber cómo le había ido a Oriana en cada examen o en cada practica que ella tenía, pero ella nunca le decía nada al respecto, lo que la ponía más y más nerviosa cada día.

Creo que dentro de su alma, ella sabía lo que iba a suceder, pero elegía arrastrar su esperanza y aferrarse a esta hasta que alguien diera el veredicto final, y se negaba a reconocer que las probabilidades no estaban a su favor.

Alma siempre había sido una persona muy sistemática con su vida y su entorno. Tenía muy ordenada su vida, sus amistades, su futuro, todo y la incertidumbre de lo que sucedería con Oriana, alteraba todo el orden de algo que ella llevaba paneando desde muy chica, así que entendía que esto la hiciera sentir insegura y sola.