XXXlV - Alma

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Aquel día sábado fue transcurriendo.
Conforme pasaron las horas, Rose llegó y se unió a Dimitri y a Oriana en una reunión íntima y familiar. Supongo que ambos se habían asustado mucho el día de hoy. Como todos nosotros a decir verdad.

Después de todo lo ocurrido, nos hundimos en el silencio de la incomunicación, dándole más espacio al cerebro de que pasara por detalles que al momento no logras percibir, y aun peor, comienzas a procesar todos los hechos del día, y todos siguen tan vivos en tu mente que tus músculos se alteran, al igual que tu respiración como si estuvieras reviviéndolo todo otra vez. Ni siquiera necesitas pronunciar una palabra, porque está escrito en tu mirada. 
Era ese tipo de silencio.

Alek y yo no hablamos con nadie más sobre lo ocurrido.
Oriana se encontraba en observación debido a la cantidad de sangre que había perdido, y por supuesto, sus padres se encontraban a su lado esperando que se repusiera. Desde la vuelta, Ethan se había aislado. Presumí que quizás estuviera junto a la guardiana Petrova y con los demás guardianes, o quizás con su madre, la directora Kirova, sin embargo, no supe más nada de él.
De todas formas Alek y yo teníamos nuestros propios problemas.
No sabíamos cómo haríamos para enfrentar la siguiente situación. Esto de hablar con Stacy, Mason, y Joanna acerca de lo ocurrido era una de las cosas más difícil que nos tocaba hacer, y queríamos hacerlo, pero por fortuna, la directora Kirova nos liberó de la tarea para que pudiéramos descansar.

Debía reconocer que la directora fue muy considerada con todos nosotros.
Después de la reunión que tuvimos con ella, nos designó un cuarto en la sección residencial para visitantes que tenía la academia, de esta forma nos evitaríamos cualquier situación incómoda que pudiera surgir dentro de la academia con los demás estudiantes. Era obvio que algo así no se quedaría resguardado en las paredes de la oficina de la directora. Pronto el boca en boca haría su trabajo esparciendo todos los rumores sobre nuestra desaparición y el rescate de los guardianes.
Definitivamente era algo que no quería presenciar. De modo que Alek y yo pudimos retirarnos a la habitación que nos habían asignado.
Aquel cuarto era muy similar a aquellas habitaciones que había en la corte para los moroi que solo iban por cuestiones de negocios durante un corto periodo de tiempo. Tenía una mini cocina, un baño, y dos habitaciones con dos camas en cada una de ellas.
Según nos había dicho la directora, los guardianes traerían un equipaje con algunas de nuestras cosas, y ella mandaría a Stacy aquí también para que pudiéramos estar en familia.
Pero el tiempo paso, y Stacy no vino en ningún momento. Alek decidió aislarse y encerrarse durante un buen rato en su habitación de modo que yo opté por ir a la mía.

No sabría decir cuánto tiempo había pasado.
Estar sola conmigo misma, sola con mi mente era una especie de tortura. Mi cerebro no podía dejar de pasar por recuerdos de mi familia. De mi hermano.
Odiaba tener la certeza de que nunca más lo volvería a ver. Odiaba este día, y más aún, odiaba estar sola.
La almohada estaba ya empapada entre tantas lágrimas que había derramado, y mis ojos estaban cansados de tanto llorar. Estaba a punto de quedarme dormida cuando Alek entró a mi habitación y se acercó hacia donde estaba yo.
– ¿Puedo quedarme contigo? – Preguntó.
En modo de respuesta, me corrí haciéndole lugar en la misma cama donde estaba y él se acostó a mi lado.
– Odio esto. – Comento.
– Yo también.
– Tendría que haber sido yo.
– Shhh…
– No, Alma. Lo digo en serio. Yo tendría que haber muerto. Tendría que haberlo cuidado. Tendría que…
– Basta Alek. No podemos cambiar lo que está en el pasado. También hay muchas cosas que yo debí haber hecho, pero él ya no está, y lo extraño. Lo extrañaré siempre. Era mi hermanito menor…
– El pequeño Drácula, como le decía Stacy. – Dijo él con nostalgia.
– Skelleton. – Solté una risa ahogada en tristeza. – Pero él vive. En nosotros. Debemos ser fuertes por Stacy. Ella nos necesitará.
– También por mamá y papá. – Agregó.
– Exacto.
Ambos nos quedamos en silencio por un buen rato hasta que Alek volvió a hablar.
– Estoy cansado.
– Yo también… – Liberé un bostezo pesado que nacía en mi interior relajando mi cuerpo por primera vez en el día. – Gracias por venir.

Dragon's Line [El legado del Dragon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora