Te esperaré [YOONJIN/JINSU ]

33.- Entre el después de y el antes de.

-¿Quién está ahí?-preguntó con miedo. Había estado tan concentrado rodando ese anillo en su dedo anular como si pudiera hablarle y decirle lo que en verdad necesitaba.

¡Ni él sabía lo que quería! Necesitaba aire y también escuchar a su corazón.

Es curioso como la distancia ayuda a cicatrizar algunas heridas, ya había pasado un año que salió destrozado de Seúl creyendo que ya nunca jamás iba a volver a amar, dejó su trabajo, sus amigos a su, en ese entonces, gran amor.

No podía creer que ahora tenía un anillo de compromiso y que Yoon Gi se lo había dado, no se había dado cuenta cuando ya buscaba al arquitecto, cuando ya esperaba que llegara a su casa, no se había dado cuenta de lo seguro que se sentía entre los brazos del pelinegro, ¡Dios! No se dio cuenta que tener la atención de ese hombre de piel tan pálida lo reconfortaba. Saber que Yoongi y Jungkook lo siguieron sin dudar abrió un espacio tan grande en su ser, nadie lo había seguido, cuando se había ido de su casa, su madre lo dejó ir, cuando dejó a Ken tampoco lo detuvo en cambio esos dos chicos se aferraron.

Volvió a girar el anillo en su dedo; a veces necesitas que alguien se aferre a ti.

Cuando Yoongi le pidió salir, tuvo tanto miedo pero el miedo es para quienes tienen tiempo de tenerlos, los que tiene cronómetro se tienen que lanzar y ver qué sucede y así fue habían estado saliendo durante once meses y hace dos meses Yoongi se había alejado un poco, tenía miedo, tal vez Yoongi había recapacitado y no quería llegar hasta el final y aunque estaba triste también se sentía aliviado de no hacerlo pasar por ese infierno pero su sorpresa fue mayor al darse cuenta que él había estado preparando la manera de pedirle que se casara con él, jamás olvidaría el tono rojizo matizado en sus mejillas cuando se hincó en medio de la florería al pedírselo.

Jin volvió a ignorar el ruido proveniente del árbol y se perdió entre sus pensamientos, las lágrimas las sentía en su garganta, Dios, era tan feliz, estaba avanzando y con él también su enfermedad. Volvió a ver su anillo hermoso y brillante tan alejado de la amargura de su pecho.

-Oppa, los ángeles no lloran- lo reprendió una hermosa chica de pelo largo y castaño que salió entre los arbustos sujetando las cintas de su mochila

-¡Oh santo cielo! me asustaste- saltó de su lugar el mayor, con una mano en el pecho. Sintiendo como su corazón golpeaba.

-Lo siento ¿está bien? Se está poniendo muy pálido- rápidamente la niña se acercó ayudándolo a sentarse.

El mayor empezó a respirar profundo para calmarse y no asustar a la pequeña jovencita de ojos redondos, la dulzura de sus ojos le recordaban a Jungkook

-Estoy bien solo me asustaste ¿no es tarde para que andes aquí sola?

-Nadie me buscará