Primera crisis amorosa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Primera crisis amorosa.





Joan, por alguna extraña razón, había dejado de recibir cartas de su admirador secreto.

Ciertamente, sí era un admirador más secreto no era un adjetivo válido para describirlo.

Él sabía perfectamente de quien se trataba porque el alfa no se había esforzado mucho para mantenerse en el anonimato.

Flores, cartas o, incluso, chocolate eran algunas de las tantas cosas que había recibido.

Cuando todo aquello cesó, Joan no supo cómo averiguar qué había sucedido para que el alfa, de repente, perdiera el interés por él.

Así que, elaborando el mejor plan que se le pudo ocurrir, mandó a su primero Yeray a investigar.

-Tú, maldito cabrón- comentó el beta, tomando al alfa de la camiseta- ¿Por qué mierda le estás mandando todas esas cosas, eh?- inquirió, furioso- Ese omega está más que inaccesible para tí o para cualquiera porque su padre, mi padre, mi hermana y yo así nos estamos encargando de ello- le gruñó en la cara- Así que piérdete, imbécil.

Yeray regresó a casa con golpes en su cara por una pelea de la que su madre Karl no le quiso decir nada más.

Además, cuando intentó ir a la casa de sus primos para saber qué le había dicho aquel alfa a su primo, Samuel no lo dejó verlo porque el beta estaba castigado de forma indefinida.

Quizás, en esa misma circunstancia otra persona habría desistido, pero se trataba de Joan, la copia exacta del señor despido a todo el jodido mundo, más conocido como Karl.

Además de contar con el mismo carácter tan peculiar de su madre, contaba con el respaldo de su padre, un alfa que lo protegía de todo y de todos.

Eso lo convertía, automáticamente, en un pequeño omega imparable.

-¿Tú por dónde has entrado, mocoso?- inquirió Yeray con confusión, levantándose de su cama.

-¡Rápido, no hay tiempo para eso!- chilló Joan- ¿Qué te ha dicho el alfa?- inquirió con un pequeño puchero en sus labios- ¿Ya no está interesado en mí?

Algo dentro del omega rogaba para que no fuera así, porque él realmente sí estaba interesado en aquel alfa con un olor increíblemente agradable que le transmitía la misma sensación que su padre Joshua con tan solo estar en su campo de visión.

-Olvídate de él Joan- le regañó Yeray con suavidad- La mayoría con nuestra edad sólo están interesados en una cosa que no estoy dispuesta a hablarlo contigo, ¿vale?- insistió- Pero si quieres saber más sobre ello pregúntale a Vega que para algo es una alfa y será la que mejor pueda explicarte lo que ellos sienten todo el tiempo.

Alfa, quiero cachorros ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora