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Alexis se encontraba muy inquieto.
Vega debía haber regresado hace dos horas de su trabajo, pero aún no lo había hecho.

Se había negado a comer debido a que el solo pensamiento le parecía repulsivo.

Su alfa no estaba ahí para distraerlo mientras comían y así evitar el mal pensamiento sobre lo muy poco que tardaría en vomitar lo ingerido.

Además, su humor no era el mejor en ese momento, por lo que se dedicó a quedarse en su nido con una camiseta de la alfa pegada a su nariz para poder obtener su aroma.

Cuando por fin había conseguido entrar en un estado de letargo debido al sueño, Alexis sintió como la puerta de la habitación era abierta de forma delicada.

Supo que no se trataba de Samuel, ya que el omega captó la indirecta cuando fue a pedirle que bajara a comer.

-¿Alexis?- inquirió Vega con suavidad- Patito, ¿estás dormido?

El omega sintió cómo la alfa levantaba brevemente las mantas de su nido para revisarlo.

Estaba tan cansado y tan aliviado a la vez por la llegada de su alfa que continuó con sus ojos cerrados.

Pronto caería en un profundo sueño.
El embarazo le causaba mucho sueño.

-Hola, mi niña- comentó Samuel, ingresando en la habitación- Alexis se ha negado a comer porque no habías regresado- le puso al día- Bajad a comer antes de que sea más tarde, no es bueno para él que se salte las comidas.

Vega asintió con una pequeña sonrisa, alejándose del nido.

-Está dormido- refunfuñó sin perder la sonrisa- Mejor lo dejamos descansar un rato más y bajamos a comer, mamá.

Samuel asintió, regalándole una gran sonrisa perversa.

-Tu tío Karl me ha llamado para decirme que estás despedida por haberte ido antes del trabajo- comentó, indignado- Aunque te ha vuelto a contratar por tan hermoso atuendo- Vega bufó, provocando más risas por parte de Samuel- Dijo literalmente algo como mis felicitaciones por tan buen gusto que ha sacado de ti, por supuesto.

Karl tenía sentimientos encontrados con el gusto para la moda de su hermana Emma, por lo que aquel conjunto debió ser elegido por Samuel.

Estaba casi seguro de ello.

-Dile a mi tío Karl que tenía el permiso de mi padre para salir antes- comentó Vega, siguiéndole el juego a su madre- Pero que ha sido un bonito gesto el reconsiderar admitirme.

Samuel asintió, admitiendo que lo llamaría para decírselo y así seguir un poco más la burla.

Karl, sin duda alguna, era el cuñado favorito de Samuel.

-¿Cómo te ha ido, cariño?- inquirió con suavidad- Aunque tengo una ligera idea sobre ello.

Vega sonrió ampliamente, dejándole ver a su madre el brillo que habían adquirido sus ojos.

-Esta tarde tendremos la primera cita- comentó, inflando su pecho de puro orgullo.

Samuel tuvo que llevar sus manos a su boca para ahogar el gritito que quería soltar.

Corrió hacia su hija, estrechándola entre sus brazos con toda la fuerza que pudo tomar.

-¡Lo sabía, lo sabía!- gritó entre susurros- ¡Estoy tan orgullosa, mi niña!

Vega rió suavemente, correspondiendo su abrazo.

-Gracias, mamá-

-Nada de llevarlo al parque de atracciones, ¿vale?- refunfuñó su madre- Joshua aún tiene escalofríos al recordar la casa del terror.

Vega soltó una pequeña carcajada al imaginar la cara que el alfa siempre adoptaba al contar la anécdota.

-No voy a llevar a mi omega embarazado a un parque de atracciones- se quejó la alfa- Voy a llevarlo a nuestro apartamento para que tenga una primera toma de contacto.

Ante aquella declaración Samuel no pudo contener el gritito de felicidad.

-¡Ya, fuera de aquí!- exclamó la alfa con suavidad entre risas- Vas a despertarlo.

El omega abandonó la habitación no sin antes hacerle saber a su hija cuán orgulloso se sentía.

Vega, por su parte, acabó dándose una pequeña ducha antes de caer en la cama completamente rendida.

Después de haber obtenido un por parte de los padres de Alexis su cuerpo pareció entrar en un estado de paz.

Ya no existían nervios.
Ni siquiera su mal humor por no haber dormido la noche anterior.

Estaba a punto de caer en un sueño profundo cuando sintió movimiento en el espacio vacío que siempre dejaba de forma inconsciente para Alexis.

Abrió sus ojos lentamente, encontrando al omega acomodándose entre las sábanas.

Una vez satisfecho con su resultado se deslizó hasta quedar pegado al cuerpo de la alfa.

-Hola, mimoso- murmuró Vega un tanto adormilada- ¿Me has echado de menos?- inquirió mientras lo rodeaba con sus brazos- Porque yo sí os he echado mucho de menos.

Alexis entrecerró sus ojos, adoptando al momento una mirada de acusación para su alfa.

-¿Por qué hueles a mis papás?- inquirió haciendo un pequeño puchero- ¿Me vas a...?

-¿Te apetecería tener una cita conmigo, patito?- le interrumpió ella, sabiendo que diría alguna estupidez sobre devolverlo a su casa y así olvidarse para siempre de él.









Próximo capítulo muy empalagoso y cargado de ternura.
Yo solo aviso ❤

Alfa, quiero cachorros ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora