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Último capítulo del día de lo que podéis considerar un maratón para vosotros, mis amores ❤








-Vega- susurró una vez más Alexis entre sollozos- ¿Alfa?- insistió- Déjame explicártelo, por favor.

Ésta emitió un bajo gruñido, ignorando de forma deliberada al omega.

Describir cómo se sentía en ese momento y resumirlo en decepción era, sin duda, quedarse corto.

Decepción.
Rabia.
Coraje.
Frustración.

-Alfa, de verdad que puedo explicártelo- suplicó Alexis, sollozando con más fuerza- Alfa, me duele mucho- colocó una mano sobre su propio pecho.

-No quiero escucharte, Alexis- comentó Vega, reprimiendo con todas sus fuerzas las ganas de gritar- No voy a escucharte por más que supliques por ello- gruñó- No te haces una mínima idea de lo dolida que estoy en este momento, así que pérdoname pero no voy a escucharte ahora.

Alexis había cubierto la escapada del omega mintiendo a la alfa sobre dónde se encontraba Joan.

Éste le había dicho que había ido a uno de los tantos servicios del estadio, pensando que el omega no tardaría demasiado.

Total, Joan le había dicho que únicamente iría a los vestuarios a preguntarle a aquel alfa si se encontraba bien y regresaría pronto, muy pronto.

Obviamente, su mentira comenzó a perder credibilidad cuando el tiempo pasaba y Joan no aparecía.

Vega, realmente preocupada por si algo malo le había sucedido a su primo, fue a buscarlo a los servicios, donde se supone que estaría porque así se lo había hecho saber Alexis.

Al no encontrarlo en ninguno de ellos, Vega comenzó a vagar de aquí para allá por todo el estadio hasta que, finalmente, lo encontró en los vestuarios con Raúl en una situación un tanto comprometedora.

Alexis supo que algo malo estaba sucediendo con él cuando sintió una presión en su pecho que incrementó cuando intentó explicarle a la alfa el porqué lo había hecho y ésta lo ignoró por completo.

-Creo que te estás pasando un poco, ¿no lo crees tú también, Vega?- intervino Yeray, abrazando al omega desamparado- Está muy arrepentido de lo que ha hecho, solo tienes que mirar su estado para darte cuenta de ello.

-No te metas en esto, Yeray- espetó Vega con furia- ¡Ese omega...- señaló a Joan- estaba con un jodido alfa a solas en el vestuario!- gritó, explotando finalmente- ¡Y me importa una mierda lo que haga porque ya es lo suficientemente mayorcito como para tomar sus propias decisiones, pero el malestar que me causa el pensamiento de que algo malo le podría haber sucedido me está matando, Yeray!

Alexis se abalanzó sobre el beta, dejándose sostener por éste porque se sentía desfallecer en ese momento.

-¡Y ese omega...- señaló a Alexis- me ha mirado a los ojos mientras me mentía a la cara!- gritó, dolida- ¡Y no me pongas la excusa de que ha sido algo pequeñito porque me da exactamente igual. Me ha mentido sin pudor alguno y yo como tonta lo he creído, por la Diosa!

-Será mejor que te marches ahora mismo antes de que termines de perder el control- gruñó Yeray- Yo los llevaré a todos a sus casas, ahora lárgate.

Vega así lo hizo.

-¡No!- gritó Alexis, intentando soltarse del agarre del beta- ¡No, alfa!- chilló con más fuerza- ¡No te vayas, por favor!

Joan le rogó a su primo que lo dejase dormir esa noche en su casa, ya que no quería presentarte ante sus padres sin haberse dado previamente una ducha y cambiado de ropa.

Nora, sabiendo que estaba pidiendo demasiado, le suplicó a Yeray que la dejara quedarse con ellos también.

La omega no quería regresar a una casa que debería sentir como suya pero que, lejos de eso, se sentía desfallecer cada vez que tenía que adentrarse en ella.

Además, la seguridad que le transmitía el beta no lo había sentido con anterioridad.

-¿Tus padres no se preocuparán?- inquirió Yeray con precaución- Llevas todo el día sin aparecer por tu casa, omega.

Y ni siquiera he recibido una llamada o un mensaje.
Pensó Nora, acostumbraba a ello.

-No, les avisaré- comentó ella- Por favor- suplicó- Ayúdame a cuidar de Gael.

El caos volvió a desatarse cuando Yeray atravesó la puerta de su hogar con un omega desvastado tomado en brazos, otro omega también desvastado que apenas conseguía caminar por su propio pie y una omega a la que recién había conocido ese día.

-¿Qué ha pasado?- inquirió Samuel con preocupación, intentando observar el rostro de Alexis que se mantenía oculto en el cuello del beta- Vega ha llegado hecha una furia y se ha negado a hablar con nosotros.

-¡Ha sido todo mi culpa!- chilló Joan, abalanzándose sobre Samuel para estallar en llanto- ¡Todo ha sido mi culpa!

Samuel tuvo que dejar pasar el rastro de excitación mezclado con el olor de alfa que provenía de su sobrino.

-Ayúdame, alfa- suplicó Samuel, comenzando a sentirse realmente mal por no saber cómo aliviarlos a todos.

Emma mandó a su sobrino a tomar una ducha, no sin antes hacerle saber que llamarían a sus padres para que vinieran a recogerlo.

La alfa no estaba dispuesta a encubrir algo como eso porque, si hubiera sucedido con uno de sus hijos y sus hermanos lo hubieran ayudado a encubrirlo, no lo habría perdonado jamás.

-¿Me puedes dar el número de tus padres para avisarles que te quedarás con nosotros esta noche?- inquirió Samuel con suavidad hacia Nora- Creo que se quedarán más tranquilos si hablan con un adulto que contigo, amor.

Nora acabó cediendo tras un pequeño debate mental.

Sabía cómo reaccionarían sus padres pero no quería ofender al omega que estaba hablándole con más amor y ternura que nunca nadie en su vida.

Samuel se encontró, sorprendentemente, con un que haga lo que le dé la jodida gana por parte de la madre.

El omega prefirió no mencionar nada, coméntandole a la omega que todo estaba solucionado con una cálida sonrisa.

Emma, por su parte, tomó a Alexis en sus brazos y le pidió a su hijo que acompañase a la omega a una de las tantas habitaciones de huéspedes.

-¿Y con ellos que hacemos?- inquirió Samuel con tristeza- Vega no querrá abrir la puerta y tampoco sabemos qué ha pasado entre ellos.

-Llamaremos a sus padres para comentarles un poco por encima el estado de Alexis y que se quedará con nosotros, amor- respondió Emma con suavidad- No te preocupes, mi hermoso omega...- besó su frente- Todo se arreglará.

-Pero...- insistió Samuel- ¿No crees que sería mejor si Alexis pasa la noche en su hogar?

Emma negó con una pequeña sonrisa.

-Vega lo necesitará tarde o temprano, amor- respondió la alfa- Y es mejor que él esté aquí cuando eso suceda.

Sucedió a las dos de la mañana.

Vega salió de su habitación para ir a buscar a Alexis a una de las tantas habitaciones de invitados.

-Perdóname, por favor- suplicó la alfa, acunándolo entre sus brazos- No quise perder el control pero lo hice- rompió en llanto- Lo siento muchísimo, omega.

Alexis emitió un pequeño gimoteo, aferrándose al calor de la alfa.
Su cuerpo y mente, agotados por el llanto, le impidieron despertar.

-No vuelvas a mentirme nunca más, amor- susurró entre sollozos- No sabes cuánto me duele, mi omega- besó su frente- Te amo muchísimo.

Alfa, quiero cachorros ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora