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Me asusta decírtelo, pero si no te molesta, creo que empezaré a quererte

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Me asusta decírtelo, pero si no te molesta, creo que empezaré a quererte.

Finalmente, la tormenta había llegado a su fin y ellos pudieron regresar a la normalidad.

Fingir que nada había sucedido bajo las sábanas de la cama matrimonial perteneciente a la habitación de Noah.

Que ellos no habían compartido algún que otro beso mientras se abrazaban el uno al otro para distraerse del escandaloso ruido.

Mason y Henry habían salido por un asunto extremadamente importante, más decidieron no contarles qué estaba sucediendo en el hogar de Karl y Joshua.

Prefirieron callárselo para evitar causar estragos en ellos, pues no necesitaron mucho tiempo en convivencia para que los adultos se percartasen de que Nora y Noah eran altamente sensibles y, sobre todo, muy manipulables por sus propias emociones.

Decidieron, por tanto, que lo mejor sería mantenerlos seguros en casa, viviendo el momento en la ignorancia, pero extremadamente felices.

-¿Vas a...?- comenzó a preguntar Noah, fuertemente sonrojado- ¿Vas a volver a tu nido?

El omega rogaba para que la respuesta de Nora fuera negativa.

Él deseaba volver a su nido, sí. Pero deseaba con más fuerza mantenerse acurrucado en el calor de la omega, aunque ello implicase dormir en la cama.

Porque sí, ellos tenían un nido cada uno en la habitación de Noah. En un primer momento, ambos intentaron compartir uno solo, pero la cosa no acabó resultando como esperaban.

-No lo sé- respondió ella con suavidad- ¿Tú quieres volver a tu nido?

Noah se encogió de hombros, mordiendo fuertemente su labio inferior.

Quería decirle que no, que él deseaba quedarse en la cama con ella, más no encontraba la valentía para hacerlo.

Noah, sin duda, era el omega más cohibido con el que Nora había coincidido en su vida.

Pero Nora amaba ese lindo detalle y, con el paso del tiempo, acabó comprendiendo que Noah no sería su Noah si se comportase de otra forma.

Ciertamente, ella no querría otra versión de su omega si le diesen la opción de elegir.

-Quizás...- comenzó a decir ella con diversión- Si me das un beso, puede que me ayude a escoger una buena decisión.

Noah emitió un pequeño ruidito, entre sorprendido y avergonzado.

Nora nunca había sido tan directa como lo estaba siendo en ese preciso instante. Y, por si eso fuera poco, ellos nunca habían compartido un beso hasta esa misma noche.

Alfa, quiero cachorros ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora