19

4.3K 495 53
                                    




































¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.























Noah deseaba abrir sus ojos para tratar de entender qué estaba sucediendo a su alrededor.

Tiempo atrás tuvo que soportar gritos, reproches y, al parecer, algo que acabó involucrando a la policía.

Entonces pensó, ¿había logrado escapar de su casa?

No recordaba mucho de la huida, solo que había encontrado el momento adecuado para desaparecer y salió de allí sin pensarlo dos veces.

Hacía tiempo había preparado la mochila que solía utilizar para ir al instituto con un par de prendas y el poco dinero que había conseguido ahorrar con mucho esfuerzo.

Su única intención era buscar a su madre y suplicarle que lo acogiera hasta que pudiera valerse por sí mismo.

O, en su caso, hasta que la ley le permitiera ser libre de lo que para él había sido una condena.

-¿Así estás cómoda, cariño?- escuchó decir a aquella persona que lo había acompañado desde que había logrado volver a la vida.

Su madre.

Pudo identificarlo perfectamente gracias a su olor y, además, los relatos de cómo escogió su nombre al nacer se lo confirmó.

-Sí, así estoy bien- escuchó decir a otra  persona, cuya voz parecía aniñada- Gracias, Mason.

También supo de quién se trataba.
Su madre lo había gritado a los cuatro vientos y, por si fuera poco, había conseguido identificar su olor.

La corriente eléctrica que invadió su cuerpo cuando Nora tomó su mano para presentarse fue una señal más.

Se trataba de su omega.
Pero él también era un omega, ¿cómo podía ser posible aquello?

-Voy a por algo de comer para ti, preciosa- insistió su madre- Tomar esas pastillas con el estómago vacío no traerá nada bueno.

Nora ni siquiera se atrevió a contradecirlo. Había empotrado a su madre contra la pared para inmovilizarla y evitar que llegase hasta ella.

La había salvado de su sufrimiento.
No quería parecer una omega caprichosa que haría un berrinche para librarse de comer.

Noah intentó abrir sus ojos con todas sus fuerzas y en esa ocasión lo consiguió.

Al principio su visión se tornó borrosa pero, poco a poco, consiguió echarle un vistazo a la habitación en la que se encontraba.

No tardó en chocar con la mirada de la omega que se encontraba acomodada entre cómodos cojines en el sofá de la habitación.

Parecía muy magullada.
Parecía rota, tanto física como mentalmente.

Alfa, quiero cachorros ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora