No podía con la tristeza y la decepción.
Aún duele y dolía verdaderamente la traición de Julio, y en lo único que podía pensar cuando desperté ésta mañana fue en él con esa chica. En que él se besó con ella haciéndome creer que me era fiel, que le importaba, que tenía aprecio por nuestra relación.
Aparte, en la noche, los demonios de la muerte de mi padre me abrumaron nuevamente. Sabía que mi mamá me había aconsejado seguir adelante, pero me intrigaba saber qué había pasado y sé que no ha pasado ni una semana, pero necesitaba estar segura de que se estaba haciendo justicia.
Mi mamá dejó una nota en el refrigerador diciendo que había tenido que salir por trabajo y me indicó donde estaba el desayuno, el cual tomé para comer lo más rápido que puedo. Necesito tener la certeza de algo y voy por ello.
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Me duché para ver si el agua nublaba mis pensamientos, pero no sentí muchos cambios; cuando salí, me sequé y me vestí con unos jeans negros, unas botas negras, una camiseta del mismo color y una camisa de leñador roja encima. Luego, me fui a la estación de autobuses y me subí en el primero que pasó, mientras miraba las calles angelinas por la ventana a mi lado, pensé que quizá solo estaba así por culpa de que tenía la regla, pero ya no quería retractarme.
Llegué a la calle donde crecí con mi papá y mi abuela en menos de 20 minutos, ya que prácticamente todo está a 20 minutos en Los Ángeles. Atravesé el gigante jardín, abrí con mi llave personal la puerta principal y entré. Hice un largo recorrido por la casa para ir hacia el patio, y vi la rustica casa de mi vecino.
Mi vecino, el señor Charles, era bajo y delgado, tenía ya 70 años y prácticamente ya no tenía cabello, nunca fue una persona amigable con nosotros, ni con nadie en realidad, pero especialmente con nosotros.
Pues, mi padre siempre fue una persona alegre y optimista y el señor Charles es... bueno, el señor Charles, así que como supondrán eran como agua y aceite y a pesar de los muchos intentos de mi padre, nunca se supieron llevar bien o llevarse simplemente.
Si poníamos música, se molestaba. Si jugábamos en nuestro patio, se molestaba. Si hacíamos cualquier cosa divertida, se molestaba.
Muchas veces llegaron a discutir fuertemente con gritos incluidos. Más de una vez, durante estas discusiones, nuestro vecino decía cosas horribles sobre mi familia y mi padre me defendía a capa y espada.
Y cuando ya el señor Charles se quedaba sin argumentos para sus dramas ridículos, sus palabras siempre eran las mismas: "¡Ojalá estuviesen muertos!".
Mi padre lo ignoraba y me decía que no me asustara, que el señor Charles sólo estaba enojado y en ese entonces le creí; pero dos después de su última pelea ocurrió el asesinato de mi papá.
Quizá fui algo paranoica, pero siempre escuché rumores de que mi malhumorado vecino tenía esquizofrenia y ese hombre nunca me dio motivos para pensar otra cosa.Decidí saltar la valla que separa la casa del señor Charles de la mía y buscar algo que pueda posiblemente darme una pista de si él tuvo algo que ver con el asesinato de mi padre. La puerta trasera de mi vecino tenía dañado el cerrojo, con solo girar el picaporte entré a su casa que pareciera que estuviese embrujada.
Muebles viejos, cortinas blancas, varios bombillos quemados, ni fotos, ni pinturas, ni artesanías. En verdad no había nada que me hablase de la personalidad del señor Charles, excepto que no mantenía muy bien su casa.
Estaba dispuesta a subir las escaleras cuando me percaté de algo grande tapado por una sábana blanca, me voy hacía el objeto, y opto por quitarle la sábana y quedé sorprendida al ver lo que era; un piano negro y reluciente, no podía creer que el señor Charles tuviese esto en su hogar.
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80 Días de Verano
Teen FictionCada día es un nuevo capítulo... ¿Lo vas a desaprovechar?