Canción: Crying in the Club - Camila Cabello
—¿Es por acá? —preguntó Jhon.
—Sí, solo unas pocas cuadras más —Le respondió Veronica.
Ayer estábamos en el carro plateado de los padres de Vee, nos llevaba su chofer, Jhon, a una de las discotecas más exclusivas de Los Angeles: Love in the Air. La cual era administrada por el padre de Anthony Porter, un compañero de clases nuestro. Obviamente, no teníamos la mayoría de edad, pero teníamos la seguridad de que Anthony haría que nos dejaran entrar.
Cuando llegamos al lugar, nos bajamos del carro y le agradecimos a Jhon, Yo llevaba un top negro, mi color predeterminado, junto con unos jeans algo ajustados y mis tacones de puntas del mismo color. Tanto Vee como yo nos maquillamos muy bien ese día, para que nuestras caras de niñas no nos delataran.
—Espérame aquí, voy a hablar con Anthony para que venga —me dijo Vee, que llevaba un vestido tipo coctel color morado.
Cuando se fue, me percaté de que un chico de cabello castaño, piel blanca y bastante alto me estaba mirando. Era en verdad lindo, me di cuenta que me estaba sonrojando, así que decidí mirar hacia otro lado.
—¡Maldito imbécil! —exclamó Vee, que no me di cuenta que estaba de regreso.
—¿Qué pasó? —le pregunté.
—Pasa que el puto Anthony se está besuqueando con una chica allí dentro, y no quiere venir para que nos dejen pasar.
—¡Que triste! —dije con sarcasmo—, ¿ahora podemos irnos?
—¡Oh no! —me respondió sacudiendo la cabeza—, me prometiste que me acompañarías, ahora quédate. Hablaré yo con el de seguridad, suelo ser muy persuasiva y lo sabes.
Me quejé y Vee prácticamente me arrastró para que fuera con ella. No me gustaba mucho la vibra del club: gente borracha, fumando, besándose con cualquiera. No los juzgo, pero no sabía si podía lidiar con ello. Lo que sí me gustaba era alcahuetear a mi mejor amiga.
Y, siendo honesta, el hacer cosas que no debía a veces me divertía.
Después de 20 minutos, el chico de seguridad aún no quería dejarnos pasar; ya a Verónica se le acababan las excusas de por qué no teníamos identificación.
—Alex, tienes que venir, alguien vomito en la pista de... — Era Gabriel. Estaba en el club y hablaba con el de seguridad, que aparentemente se llamaba Alex. Cuando nos miró quedó pasmado.
—¿Las conoces? —Le preguntó Alex.
Llevaba una camiseta azul oscura, un pantalón negro de cuero y unos zapatos muy relucientes del mismo color. Después de un segundo en silencio, asintió.
—Desde luego —dijo.
—Dicen que tienen la mayoría de edad ¿Las dejo entrar?
Gabriel nos miró, no seguro de lo que estaba pasando.
«Me meterá en problemas con mamá» era lo único que pensaba.
—S-sí —titubeó—, tienen dieciocho —Esto último sí lo dijo con convincente seguridad.
—En ese caso, lo lamento —Nos dijo Alex, retirando la cuerda—, pueden pasar.
El lugar era muy grande, luces azules se encontraban en las mesas paredes, y alumbraban la pista de baile; había perdido de vista a Gabriel por un segundo, pero luego lo vi en la sala VIP con un grupo, que supuse eran sus amigos.
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80 Días de Verano
Teen FictionCada día es un nuevo capítulo... ¿Lo vas a desaprovechar?