Día 69

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Canción: Torn — Beth (original de Natalia Imbruglia)

Amanecí con una gripe fatal, tenía un fuerte dolor de cabeza y algo de alergia. Bajé para ver si mamá tiene una pastilla que pueda darme y aliviar este dolor. Pero no estaba ella. Estaba Gabriel.

Me quedé observándolo desde las escaleras, detrás de una pared, sabiendo que no podía verme. No nos habíamos visto en varios días, desde que mamá llegó del trabajo mientras nos besábamos y tuvimos que separarnos inmediatamente. Era extraño volverlo a ver.

Estaba arreglado unas cosas en su bolso, cuando abrió otro cierre de él y cae un libro que termina deslizándose en el piso de la sala.

Decidí salir de mi escondite y tomar el libro; miré a los azulados ojos de Gabriel, por primera vez en todo el día. Le sorprendió verme, lo sé por su mirada.

—Hola, Mia —dijo.

—Hola, Gabriel —Bajé la mirada un momento al libro, cuyo título y portada no había notado. Conozco este libro. De memoria, en realidad:

Cazadores de sombras: Los Orígenes. Príncipe Mecánico, por Cassandra Clare.

Sé que se notó mi emoción y asombro, porque sonrió cuando yo lo hice. Amo esa trilogía. Las crónicas de Cazadores de Sombras, en general.

—¿Te gusta Cazadores de sombras? —le pregunté emocionada.

—¿Will Herondale odia a los patos? —preguntó alzando una ceja.

Me reí, no pude evitarlo. Eso fue un obvio "sí".

—No tenía idea —admití.

—Los comencé a leer cuando la autora publicó el primer libro de los instrumentos mortales, muy bueno. Estaba en secundaria en ese momento; desde entonces soy fiel seguidor de los libros —Se encoje de hombros, y sonríe orgulloso—. Ahora mismo me estoy releyendo los orígenes.

—¡Eso es genial! —exclamé.

—Cuando tenía dieciséis, incluso consideré tatuarme una runa —dijo riéndose y yo lo acompañé. Yo también lo había considerado

—¿Te gustan mucho "Los orígenes"? —pregunté

—¡Bastante! —aseguró, asintiendo.

—¿Por qué? —inquirí. Quería saber su punto de vista.

—Me gustan los triángulos amorosos. Suena tonto, lo sé —Hizo una mueca, que me pareció muy linda en él—, pero es cierto.

—La primera vez que los leí tenía 14 —dije—, hace dos años; creía que Tessa estaba loca porque amaba a dos chicos a la vez.

—¿De veras? —Frunció el ceño

— Sí —respondí—. No lo sé, no entendía cómo era posible.

Me río para mis adentros por la ironía de la vida. Ya que, ahora yo me sentía atraída por dos personas, a la vez.

—Yo creo que sí es posible —dijo Gabriel—. El corazón tiene maneras extrañas de comportarse ¿No crees?

«Claro que lo creo» Pensé.

Antes de que el pudiera responder, me toqué la cabeza, porque no soportaba el dolor que tenía.

—¿Estás bien? —me preguntó Gabriel, tocando mi hombro. La acción hace que sienta una extraña electricidad.

—Sí —mentí—, es solo un dolor de cabeza.

—Ven, sentémonos —dice, preocupado.

Me senté en la mesa del comedor y él se sienta junto a mí. Comienza a abrir su bolso, y saca unas pastillas.

80 Días de VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora