Canción: Impossible - James Arthur
—¡Despierta!
Escuché una voz.
—¡Mia, Despierta, por favor!
Ahí estaba otra vez. Intenté abrir mis ojos, pero no podía; aún consiente de los sonidos a mí alrededor, la voz que me suplicaba que despertara seguía allí.
Quería y a la vez no. Algo me decía que no lo hiciera, que lo que me esperaba era horrible, que me quedara allí en la oscuridad; después de todo, es solitaria y tranquila.
Intenté abrirlos, pero no conseguía hacerlo.
"Voy a levantarme" le dije a mi cuerpo.
Uno.
Dos.
Tres.
Abrí mis ojos.
—Gracias a dios, estás bien —me dijo Candace, ella era la voz que me llamaba. Se veía aún más pálida que la última vez que la vi, y estaba excesivamente maquillada como si quisiera aparentar ser mayor —. Estaba preocupada, estuviste inconsciente durante tres días.
Después de centrar mi mirada en ella, miré a mí alrededor, no estaba en mi casa, ni en ningún lugar en el que hubiese estado antes.
Parecía un hotel o una habitación para huéspedes. Las paredes eran blancas y los suelos eran de una losa tan brillante, que seguro podría ver mi reflejo en ella. Yo estaba acostada en una cama matrimonial blanca, cuya cobija era color vino. A mi lado izquierdo estaba Candace y a su lado una pequeña mesa de noche, que tenía encima una pequeña lámpara blanca; a mi lado derecho había otra mesa de noche, sólo que en ella había un plato que parecía de plata, tapado.
En frente de mí, había una gran ventana y pude ver que era de noche. Las estrellas brillaban fuertemente sobre pinos y árboles, que me hicieron suponer que estaba en medio de un bosque.
No entendía nada. ¿Qué hacía Carndace ahí?, ¿Qué hacía yo ahí?, ¿Cómo llegué ahí?, ¿Qué pasó con mi mamá?
—¿Dónde estoy Candace? —pregunté finalmente, confundida y asustada.
—Me raptaron otra vez, Mia. —me dijo, después de un suspiro.
—¿Qué? —No podía ser verdad—, ¿Cómo que te raptaron otra vez? La policía dijo que iba a buscar a ese hombre.
—La policía ha hecho su trabajo. Mi mamá fue la que me vendió a él —contó, su mirada era triste y gritaba dolor.
—No comprendo, Candace — Admití, sacudiendo la cabeza.
—Te explico luego, por ahora hay que salir de aquí antes de...
El sonido de un disparo se apoderó de la habitación. En ese instante, sangre salió de la frente de Candace, mientras ella caía hacia el suelo, boca arriba, manchando la cama, las paredes e incluso mi cara de su líquido orgánico. Candace estaba muerta, una persona había muerto en frente de mí, otra vez.
Volteé a mi derecha, para ver quién había disparado. Vi a un chico alto que apuntaba la pistola que había matado a Candace. Aún aturdida por los recientes sucesos no logré reconocerlo al principio, y cuando lo hice, deseé que no fuese cierto.
Gabriel.
—Nunca me gustaron chismosas —habló, guardando el arma en su pantalón. Su voz sonaba egocéntrica e insensible, como nunca lo había escuchado.
Vestía un elegante traje negro que lo hacía ver mucho mayor, como un exitoso empresario. Detrás, tenía a dos hombres que recordé haberlos visto cuando fui a aquel club con Verónica; estos se dirigieron hacia donde estaba Candace y se la llevaron cargada. Quise detenerlos. Pero estaba muy asustada.
ESTÁS LEYENDO
80 Días de Verano
Novela JuvenilCada día es un nuevo capítulo... ¿Lo vas a desaprovechar?