Capítulo 9

2.9K 236 12
                                    

Cuando me despierto, estoy acostada en una cama. Un vistazo a la habitación me informa que es la de Theo. Él está prácticamente debajo mío apoyado en la cama y sosteniendo un hielo en mi cabeza.

Trato de sentarme pero Theo no me deja. -¿Qué mierda te pasó?- Su voz no es demandante, es un suave y tranquilizadora.

Sacudo mi cabeza, el recuerdo me captura.

-Las palabras no pueden explicar cuanto me asustaste. Pensé que estabas muriendo en mis brazos. No sabía que mierda hacer.- Su voz es temblorosa. Verlo así hace que se formen lágrimas en mis ojos.

A veces pienso que Theo puede leer mi mente. -Fue un trauma de tu infancia, ¿no es así?

-En realidad es uno adolescente,- susurro, con miedo de que si hablo sobre eso mi voz se quebrará y me jugará en contra.

-Haley, se que probablemente no quieras hablar sobre esto, se que es lo último que querrías hacer, pero a veces hablar ayuda. Me conoces lo suficiente como para que sepas que te voy a ayudar y consolar. Por favor, dime que te pasa,- sus ojos suplican. Se ve angustiado.

Respiro profundo para no perder el equilibrio. Nadie sabe sobre mi trauma. Ni siquiera Colin. Estas son las clases de cosas que mantengo para mi. Decirle esto a Theo hará que nos unamos para siempre.

Me quedo mirando el techo, lista para comenzar. -Tenía dieciséis. Fue el mismo mes en el que mis padres se fueron a Italia. Me estaba quedando sola, bueno, a excepción de las innumerables visitas de Colin y las muchas veces que se quedaba dormir, pero algunas veces me quedaba sola. Una noche decidí pasear a mi perra. Era vieja así que íbamos lento, aunque nunca fue de esos perros que tiraban al pasear. Estábamos en octubre, sin embargo no era una noche helada, estaba templado, con un leve escalofrío que aún recuerdo. Dios, recuerdo todo sobre esa noche. Estaba caminando por los callejones traseros. Vivía en una parte rural de Chicago. Habían algunas lindas y pintorescas casas y parques que ya nadie usa porque todos los niños que vivían allí han crecido,- Dije lentamente, recordando todo.

-De todos modos, se estaba oscureciendo, eran cerca de las seis-siete de la tarde y todas mis esperanzas para volver a casa se desvanecieron cuando Abby, mi perra tuvo que hacer pis. Abby estaba tan entrenada que no necesitaba correa. Sólo solía mantenerla cerca. Pero fuimos al parque y la dejé correr. No había nadie más ahí, o eso pensaba,- mi garganta se cierra. Necesitaba sentarme. Agarro mis rodillas y las envuelvo con mis brazos mirando derecho, sin atreverme a observar la expresión de Theo cuando continúe.

-Nunca entendí el arte de caminar silenciosamente. Sólo asumí que era algo que hacían en las películas de terror para volverlas más tenebrosas. Pero alguien me había estado siguiendo durante toda la noche. Cuando estaba esperando a Abby, dos manos se posaron en mis hombros. Al principio pensé que era Colin tratando de asustarme, entonces actúe como si nada hubiera pasado. Pero las manos cubrieron mi boca, no eran las manos de Colin. Eran sucias y mugrientas, pero fuertes al mismo tiempo. Muy fuertes como para salirme de su agarre. El hombre me agarró, no se a dónde mierda me llevó, pero se que me llevó lejos de donde me encontraba. Estaba muy oscuro como para ver algo. Pensé que me iba a matar, pero lo que hizo fue mucho peor. Empezó a tocarme y luego a desvestirme, creo que puedes asumir que pasó después. Fue peor de lo que podrías imaginar. Seguía gritando por ayuda, trate de pelear con él, pero no sirvió. El siguió hasta que quedó satisfecho.- Comencé a sollozar. Esta es la primera vez que le he contado esto a alguien. Es la primera que lo he admitido a mi misma. -Traté de escapar, pero me golpeó, me pegó en reiteradas ocasiones y cuando ya había terminado, me pateó hasta que pensó que estaba muerta, luego me dejó ahí.

Aparte de mis constantes sollozos que provocan eco por toda la habitación, el silencio predomina por mucho tiempo. No me atrevo a mirar a Theo a los ojos. No puedo.

Pero sus brazos encuentran su camino a mi alrededor, lentamente. Me permito envolver por su gesto, acurrucándome en su pecho desnudo, sin importar las lágrimas que derrame en su piel. Nos quedamos allí por lo que parece una eternidad. Nuestras piernas de alguna manera se encuentran entrelazadas. Uno de sus brazos está alrededor de mi cuerpo, el otro mantiene mis dos manos en la suya.

Él sabe qué es mejor que hablar, sabe que palabras tranquilizadoras no son lo que necesito. Su amor, su calor, su cariño es lo que me tranquiliza. Simplemente sabiendo que él está ahí, que me escuchó, y que quiere que me sienta mejor.

Finalmente, cuando tuve el coraje de mirarlo a los ojos, vi que estaban inyectados de rojo. Su rostro está surcado de lágrimas silenciosas que combinan con las mías, que son bulliciosas.

-Lo siento,- susurra, su voz es áspera y cansada. -Lo siento.- Se inclina, soltando mis manos, llevando sus manos a mi barbilla, dejándonos cara a cara. -No voy a dejar que nadie te toque. No voy a dejar que nadie te haga daño. Lo prometo, Haley, lo prometo.

Y con eso, sus labios se conectan con los mios.

Lovespoken - Theo James (traducción) BAJO EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora