Según mi conciencia, la noche ha envuelto el cielo desde hace un buen rato. Mis ojos se sienten pesados, mi visión es inestable. Un vistazo rápido a mi derecha me informa que son las tres de la mañana. Salí de Chicago alrededor de las dos pm, lo que significa que he estado conduciendo durante trece horas.
El pensamiento me hace sentir más cansada aún, sabiendo que ni siquiera estoy en la mitad del camino. Me quejo, ahogando un bostezo.
Comprobando el gas, me doy cuenta de que me queda menos de un cuarto para quedar vacía. Bostezo y me desvío a la gasolinera más cercana. Debido a que es tarde, el lugar está desierto. Momentos como este siempre traen a la más temible de las películas de terror a mi cabeza, aquellas en las que la persona muere asesinada mientras le está echando gasolina a su coche.
Mi camioneta se detiene. Apago el motor con un movimiento rápido. Tomo las llaves con cansancio y las meto en mi bolsillo. Nunca se puede estar seguro de si alguien va a saltar en tu coche y marcharse con el.
Mientras estoy pegando la bomba al lado de mi camioneta, un coche slik black se detiene en el estacionamiento de la gasolinera. No se mucho sobre coches, pero con una sola mirada es obvio que es caro y quien sea que esté conduciendo debe de estar forrado de billetes.
El conductor se detiene en la misma estación que yo sólo que enfrente. El motor de su coche se apaga sin ni un solo sonido. Es difícil conseguir una buena visión del hombre porque el stand de gasolina me lo impide ver claramente, pero los zapatos que está usando son de color negro y brillantes, obviamente más allá de una marca cualquiera.
Trato de estirar mi cuello para obtener una mejor visión, pero todo lo que logro ver es la parte trasera de su cabeza mientras vuelve hacia su coche para deslizar el surtidor en el orificio del coche.
-¿Puedo ayudarte en algo?- Me dice con una voz profunda con acento británico. Me toma un segundo darme cuenta de que el hombre fue el que habló. Su espalda seguía enfrentándome, sin embargo, de alguna manera el sabía que estaba observándolo.
-Ehh, no. Emm, lo siento.- Digo en voz baja. Aunque aún no he visto su rostro, me intimida. Sus anchos hombros. Sus músculos de los brazos sobresalen de su apretada camiseta de algodón gris. Y aquí estoy yo, una simple chica, sin nada de músculos en los brazos. Sin mencionar que él es casi del doble de mi tamaño.
Se da la vuelta para mirarme. Mis rodillas se debilitan. Su mandíbula está muy marcada y su rostro estaba perfectamente bronceado, su barba está algo dejada de lado. Mis ojos grises se encontraron con sus suaves marrones. Estoy apunto de perderme en ellos. Ya sea por la intimidad o intimidación, no estoy segura.
-Parece que si te puedo ayudar.- Sonríe.
Oh Dios su sonrisa es perfecta.
Me tomó un segundo darme cuenta de lo que me había dicho. -¿Ayudarme con qué?- Digo.
Sus zapatos suenan mientras hace su camino alrededor de la estación hacia mí. My respiración queda atrapada en mi garganta, casi cerrándose por completo. Excepto que cuando me alcanza, no se detiene, en lugar de eso va más allá y agarra la bomba que está en mi coche y lo ajusta.
-Lo tenías mal puesto,- me explica, -lo último que necesitamos es que te quedes varada aquí por más tiempo.- Susurra acercándose cada vez más a mí.
Pero tal vez era mi imaginación. Porque cuando finalmente salgo de mi trance, su tarjeta de crédito se está deslizando a través de la máquina.
-¿Qué crees que estás haciendo?-Pregunto volviendo a cobrar sentido.
-No sé, ¿qué crees que estoy haciendo, cielo?- Se burla.
-No te puedo dejar pagar mi gasolina.- El tanque lleno de mi camioneta es muy caro.
Una sonrisa torcida se forma en sus labios mientras el recibo aparece fuera del dispensador. -Muy tarde.
Lo siguiente que sé es que el recibo esta en mi mano y el misterioso extraño está en el otro lado de la estación y paga por su propia gasolina sin decir nada más.
Le debo las gracias, pero en el momento en que las palabras encuentran su manera de salir de mi boca, la puerta de su coche se cierra.
Suspiro y me meto en mi propio coche, castigadome a mi misma internamente por no haber sido amable con un hombre tan generoso y atractivo.
Ahora nunca lo volveré a ver.
Conducir se me hace más difícil a medida que voy avanzando. Ir por la gasolina realmente me despertó. Tal vez fue el aire fresco, pero yo se que realmente fue por el hermoso extraño.
En todo el tiempo que paso conduciendo, no puedo conseguir que la imagen de él salga de mi mente. Su hermosa sonrisa, sus ojos notables, aunque sólo los miré por un momento, siempre estarán intactos en mi mente.
Finalmente la imagen de él no es suficiente para mantener mis ojos abiertos. Me niego a detenerme, tengo que seguir adelante. No hay nadie más en la carretera a excepción de un coche que esta a una distancia atrás mío. Por lo tanto, mi conducción temeraria no daña a nadie.
Estoy en un camino abierto. Durante kilómetros lo único que puedo ver son campos abiertos, bueno, supongo. La oscuridad hace que todo se desvanezca en el mismo olvido.
Mis párpados se sienten pesados. Casi como si los dedos de alguien estuvieran empujándolos para que se cerraran. Mi visión se torna tan borrosa que las líneas amarillas discontinuas se vuelven curvas. Tal vez si voy más lento esto sea más fácil. Mantengo mi vista siempre hacia adelante, tratando de no mirar una cosa fija por mucho tiempo. Pero eso tampoco ayuda.
El coche que estuvo una vez lejos de mí, ahora está pegado a mis ruedas traseras. Mis párpados se van cerrando, pero cuando se cierran, me resulta imposible abrirlos. Siento que mi coche vira a la izquierda hacia el otro carril, el coche me empuja pero estoy demasiado cansada y agotada como para hacer algo al respecto. Hay un fuerte golpe y un chirrido de neumáticos antes de dejar que la fatiga me absorba a sus profundidades.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Voten y comenten si les está gustando la historia (No importa si cuando estés leyendo esto, la historia vaya mucho más adelante o incluso esté terminada. Siempre me gusta leer comentarios).
ESTÁS LEYENDO
Lovespoken - Theo James (traducción) BAJO EDICIÓN
Teen FictionHaley nunca imaginó que su vida llegaría a ser de la manera en la que es ahora. Nunca imaginó que sus sueños se encontrarían con la realidad. Ha esperado esto toda su vida. Pero el sueño no es tan bueno como se supone, debería ser. Junto con los p...