El golpe de la puerta del coche hace eco en toda la propiedad. Desde donde me encuentro, el perfecto césped parece prolongarse por mucho. Mi primera impresión de Theo era correcta. Es un jodido millonario. Sin embargo, ¿qué hace para ganar tanto dinero? No estoy segura. Tenía miedo. Rezar parecía fuera de los límites.
Actualmente me encuentro al lado del coche de Theo con las manos en mis caderas, admirando la hermosa estructura que está ante mí. Estoy tan hipnotizada que no me doy cuenta cuando Theo se acerca por detrás. Dos manos se posan sobre mis hombros, me sobresalto y un grito agudo se escapa de mis labios. Me doy vuelta quedando cara a pecho con Theo. Su risa hace sacudir su cuerpo, casi peleando por aire. Si en estos momentos no estuviera enojada, estaría admirando su risa tan perfecta.
-Haley,- se agacha, casi ahogándose, presionando sus palmas contra sus rodillas para no caerse. Pone una mano en mi espalda, procediendo a rodearme con su brazo, -eso hizo mi día.
Hago una mueca, -Echa un vistazo a los hechos Theo, es de noche.
Siendo testaruda, frunzo el ceño empujándolo lejos de mí y caminando hacia la casa. Escucho pasos contra el pavimento y pronto está a mi lado.
-Haley era una broma.- Se ríe.
No sabe nada. No sabe cuanto me asusto cuando la gente me hace eso. Él no entiende. -De verdad me asustaste.
-Anda Haley, ¿de verdad piensas que alguien te secuestraría?- Me pregunta. Me encojo de hombros, sin querer decir nada que le pueda dar mucha información sobre mi miedo. -Bueno, aunque alguien estuviera tratando de hacerte daño, no dejaría que eso pasara.
Reprimo una sonrisa. La forma en que lo dice hace difícil que mi corazón no se acelere, o que mi estómago no se revuelva. Por alguna razón, le creo. Me sigue mirando, más cerca que antes. Esta vez sé que no lo estoy imaginando. Un exagerado respiro hace que Theo vuelva a la realidad, creando distancia entre nosotros.
Ahí es cuando me doy cuenta. ¿Qué mierda estoy haciendo aquí? Estoy segura de que Theo no espera que me quede aquí. Pero este entra a la casa, haciéndome señas para que lo siga. Lo hago sin cuestionar. De alguna extraña manera, quiero que me pida quedarme.
El interior de la casa es incluso más elegante que el exterior. -Wow,- jadeo.
-¿Te gusta?- Se ve orgulloso. Yo también lo estaría si pudiera llamar mío algo tan de lujo.
-E-es increíble. ¿Vives aquí sólo?- Cuestiono.
Theo alza una ceja. -¿Por qué? ¿Estás planeado asesinarme?
Me río, una verdadera risa, -No, ¡claro que no!
También se empieza a reír. Me mira graciosamente. Por supuesto que eso me hace reír más. Un feliz y agudo sonido. Cuando por fin logro calmarme Theo sigue mirándome. Tiene una sonrisa de Goofy plantada en la cara.
-Te ves gracioso,- le digo, acercándome más a él, tocando una de sus mejillas con mi dedo. Antes de que pueda retirarlo, el lo toma con su tibia mano. Toda la necesidad de tocarlo pasa por mi, aunque ya lo esté haciendo. Esta vez, para obtener explicaciones más allá de mi razonamiento, tengo que pelear contra el impulso de pararme en puntillas y presionar mis labios contra los suyos. El pensamiento me aterra. ¿Cómo puedo querer hacer esto con alguien que acabo de conocer? ¿Qué es lo que sucede con mi juicio?
-Tu te ves más graciosa,- susurra en mi oído. Se me pone la piel de gallina. Tengo que apartar mi mano para asegurarme de que no se haya dado cuenta.
Theo hace su camino hacia otra parte de la casa. Lo sigo. Mis sandalias suenan contra el suelo de madera. De pronto siento que estoy vestida de una manera un poco inapropiada para estar parada en un lugar como este. Mis shorts están rasgados en el borde y mi camiseta blanca de tirantes se siente muy escasa.
Entramos en la cocina. Los contenedores son de mármol, hay dos refrigeradores de acero inoxidable conectados a una pared de armarios de madera que hacen juego con los paneles del suelo. Una mesa de cristal descansa sobre una estructura de acero en la parte superior de una alfombra beige. Aunque el lugar es enorme y magnífico, de alguna manera es acogedor. Sin embargo, se siente como si nadie hubiera estado aquí por un largo tiempo.
-¿Panqueques?- Theo sugiere, inspeccionando la nevera.
Saca una caja de Leche y dos huevos. Me doy cuenta de el olor a podrido.
-Uhmm, ¿Theo? ¿Desde cuándo que tienes esa leche?
Theo abre la leche y se lo pone debajo de la nariz. Antes de que siquiera pudiera olerla bien, ya estaba caminando para pasármela. Me cubro la nariz con la mano y reprimo una arcada. Theo actúa como siestuviera a punto de vomitar. Él corre hasta el fregadero y mantiene el galón al revés. La leche se desliza en un molde cubierto y macizo.
-Me he dado cuenta de que no has estado en casa por un buen rato.
-Si, creo que se me olvidó limpiar la nevera antes de irme.
Me río ante su estupidez antes de dirigirme a la nevera y abrirla completamente. Le hecho un vistazo. Huele asqueroso. Examinando el desastre, empiezo a vaciar los contenidos. Muy pronto la nevera está vacía, dejándome con distintos alimentos podridos como queso, huevo, carne y sobras como, spaghetti y comida china. Todo el tiempo que he estado haciendo esto, Theo ha estado trabajando en cocinar algo con los alimentos que no han llegado al punto de no comestibles.
Algo sobre estar en la cocina de Theo se siente cómodo, casi normal. Yo limpiando la nevera y Theo cocinando quien sabe qué. Es un sentimiento familiar que nunca he experimentado.
-¡Woahla!- Exclama Theo dándose vuelta con dos platos de pasta en las manos. Me río antes de poner el último alimento podrido en la basura, tratando de cerrarlo.
-Es oficial, ¡Ahora tu nevera está completamente vacía!- Exclamo con un entusiasmo falso.
-Excelente. Ahora, ¿Podría la joven señorita viniera a la mesa para comer una comida gourmet?- me hace pasar a la mesa. Deja los platos en esta y corre la silla para que me siente. Sonrío y me siento. Estoy muy positiva en que mis mejillas están rosadas.
El va rápidamente a buscar los servicios. Dobla dos servilletas a la mitad y las coloca con los servicios.
-¿Cuántos años decías que tenías?- Me pregunta antes de dirigirse a la nevera, se escuchan sonidos de vidrios rozando. Supongo que ese es la nevera de las "bebidas."
-Nunca dije nada, pero tengo veintidós.
Emerge con una botella de vino. Saca un "abre botellas" y se escucha un clik, mientras la tapa cae en la mesa de vidrio. Finalmente, se sienta. Puedo ver sus pies a través del vidrio. Los dos nos habíamos quitado los zapatos en algún momento cuando estábamos cocinando y limpiando la cocina. Verlo descalzo se siente cómodo.
Comemos sin hablar. Para ser un simple plato de pasta, estaba jodidamente bueno. Cuando voy en la mitad de la comida, siento dos ojos en mí. Inmediatamente me vuelvo consciente de como he estado comiendo. Trago mi comida y tomo un trago de la copa de vino.
-¿Qué?- Le pregunto mientras él sigue mirándome.
No me responde. En vez de eso, sacude su cabeza mirando hacia abajo y peleando una sonrisa. Genial. Definitivamente hice algo por lo cual avergonzarme.
Cuando terminamos, llevamos los trastes al lavaplatos. Yo lavo mientras Theo seca y los pone en su lugar. Después de que el último plato estaba puesto en su lugar, me siento en el mostrador. Theo viene a mi lado y se apoya en sus codos. Sus ojos tienen una mirada pacífica y serena.
-¿Sabes?,- empieza como si estuviera debatiendo que decir, -me podría acostumbrar a esto.
Yo también.
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Lovespoken - Theo James (traducción) BAJO EDICIÓN
Teen FictionHaley nunca imaginó que su vida llegaría a ser de la manera en la que es ahora. Nunca imaginó que sus sueños se encontrarían con la realidad. Ha esperado esto toda su vida. Pero el sueño no es tan bueno como se supone, debería ser. Junto con los p...