n u e v e

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Chittaphon es el mejor amigo de Taeyong desde que tiene memoria, siempre lo ha sido. Su amistad de 10 años confirmaba aquello, sobre todo la lealtad que ambos se tenían. Aunque Ten sólo fuera menor que él por unos meses, sentía que era el mayor de los dos y más protector.

El pequeño niño castaño pintaba sobre la banqueta con sus gises, tarareando una canción. La pelota color verde rodar hasta él le hizo alzar su mirada en busca de quien era el dueño. Ahí estaba un niño pelinegro mirando al castaño apenado.

— ¡Lo siento! — el niño corrió hacía donde estaba el castaño.— ¿Enserio vienes al parque a dibujar? — frunció su ceño confundido observando el dibujo del más bajo; un corazón, un gatito y una familia.

— Me gusta dibujar, en casa no tengo espacio donde dibujar o donde dibujar.— el castaño respondió mientras sacudía un poco aquel dibujo.

— Dibujas lindo, demasiado.— el niño aún de pie asintió sentándose al lado del castaño.— Me gustan los gatitos, yo tengo uno llamado Honey.— susurró mientras tomaba su pelota abrazandola.

— Igual me gustan, pero no me dejan tener.— el castaño suspiró mientras finalizaba su dibujo sacudiendo sus manos.— Me llamo Lee Taeyong.—

— Me llamo Chittaphon.— asintió lento mientras jugaba levemente con la pelota en sus manos.— Pero mis papás me dicen Ten, mis amigos me dicen Ten y mi hermanastro me dice Ten... ¡Honey me dice Ten! — habló el niño mientras miraba al ajeno con una sonrisa a lo que el contrario le respondió con una sonrisa también.

Taeyong sentía raro al hacer amigos, no era muy social, y lo que pasaba en su casa eso le aterraba y más al hacer amigos. El menor tomó uno de los gises del contrario mientras comenzaba a dibujar.

— ¿Q-Que haces? —

— Nos dibujo, porque ahora somos amigos.— el menor sonrió mientras terminaba de dibujar aquellos dos niños.

— ¿Amigos? ¿Somos amigos? — Taeyong susurró con sus mejillas sonrojadas y sintió sus ojitos picar, ¿por qué quería llorar?

— ¡Y Honey también será tu amigo! —

Taeyong rió emocionado mientras aplaudía, pero su sonrisa rápidamente fue borrada al escuchar la voz de su padre.

— ¡Taeyong! ¡Regresa aquí de una jodida vez! — su voz sonaba por toda su cabeza y parecía que nunca se callaba porque se repetía aquello. Tembló y se puso de pie rápidamente juntando sus gises.

— Ten... Me tengo que ir, pero espero poder vernos otra vez... Vengo aquí los sábados o cuando mi mami puede traerme.— Taeyong habló mientras sentía su voz temblar abrazando aquella gastada caja de gises a su cuerpo y le extendió uno al niño que estaba sentado; era el gis más nuevo y cuidado, color azul pastel.— Puedes quedártelo y dibujar a Honey... Y me lo puedes regresar cuando nos volvamos a ver.—

— ¡Taeyong! ¿Eres tonto? ¿No escuchas? — su voz volvió a escucharse y Taeyong apretó sus ojos al sentirlos llenarse de lágrimas y rápidamente corrió hacia donde estaba su padre.

Por recuerdos que ambos tenían, algunos demasiado privados e importantes, sabía que no podía ocultarle nada a su mejor amigo. No podía ocultarle nada a su hermano, porque sí; Ten era como su hermano.

Alzó su mirada apenada hasta Ten que sólo le observaba esperando una respuesta.

—No me veas así... Por favor.— Taeyong susurró observando su celular con el mensaje en pantalla.

baby ; jaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora