16.

41 1 0
                                    

Acabo de decirle que quería iniciar mi vida sexual y peor aún que él era el candidato para aquel suceso. Louis seguía con sus manos en mis caderas, pero sus caricias habían parado de golpe una vez que aquellas palabras habían salido de mi boca, me miraba con sus ojos muy abiertos y sus labios levemente separados, por el modo en que abría y cerraba su boca me indicaba que algo quería decir, pero nada salía de ella y eso me ponía los nervios de punta. ¿La había jodido?, se supone que es lo que los chicos quieren, lo que él también quiere debido a la escases de vida sexual que mantiene actualmente con mi hermana. Su rostro mostraba asombro e incredulidad y otras cosas que no era capaz de descifrar.

-Alena...

Cuando por fin su voz volvió una melodía bastante familiar vino desde mi bolso, salte de la barra velozmente y camine hasta el sofá donde estaban mis pertenencias y saque el celular que aun seguía sonando con un mensaje que se iluminaba: Tomar Anti-bendiciones. Apague la alarma e inmediatamente saque de mi billetera una de las pastillas y me la eche a la boca mientras bebía un sorbo de mi lata de jugo.

- ¿Anti-bendiciones?

Pegue un salto dejando caer la lata y este cayo en el suelo vaciando su contenido. El castaño que acababa de darme el susto de mi vida estaba a mi lado riendo mientras sostenía su estómago.

- ¿Cómo puta madre llegaste allí sin meter ruido?

El mordió su labio y se acercó hasta mi tomando mi cintura y acercarse de tal forma que nuestros labios se rosaban y nuestras respiraciones se mezclaban.

-Eres muy grosera- susurra sobre mis labios- y de cierta manera es una de las cosas que me encantan de ti.

- ¿Qué otras cosas te encantan de mí?

Mi corazón latía con velocidad y sentía unas inmensas ganas de vomitar debido a los nervios que sentía en estos momentos. Louis bajo sus manos hasta mis muslos y de un solo movimiento me elevo haciendo que rodeara su cintura con mis piernas mientras soltaba un pequeño grito y mis manos brazos se enrollaban tras su cuello intentando sostenerme.

-Te lo iré diciendo poco a poco- dijo antes de atrapar mis labios.

Era un beso dulce con un toque de salvajismo, una mezcla extraña lo sé, pero era la manera en que el castaño besaba y eran jodidamente deliciosos. Lo había dicho, me estaba volviendo adicta a sus labios, a él...y eso no era bueno, para nada bueno.

Sentí la cama en mi espalda y ahí me di cuenta que habíamos llegado a su habitación sin siquiera darme cuenta, sus labios me mantenían hechizada y era un hechizo al que me negaba a ser liberada. Sus besos pasaron de estar en mis labios a mi cuello donde se entretuvo dando pequeños besos acompañado de leves mordiscos que provocaban una corriente que llegaba hasta mi parte más íntima haciendo que soltara un gemido. Tape mi boca con ambas manos mientras en mi cuello sentía sus labios curvados por su sonrisa.

-Quiero que estés tranquila Pequeña, no haremos nada de lo que no quieras hacer. Solo quiero que disfrutes hoy...

¿Lo haríamos? Así tan rápido...le había dicho que quería que fuera el primero, pero no así de rápido había pensado pues no se,quizás la otra semana o en un mes más, que se yo...noto mi confusión y me sonrió tiernamente.

-Te lo vuelvo a repetir Alena, no haremos nada que no quieras, no tendremos relaciones hoy así que quiero que estés tranquila. Pero si tú quieres podemos dar un pequeño avance antes de hacer eso.

- ¿Cómo? -dije aturdida, aun sentía aquella punzada en mi entrepierna.

Sus labios volvieron a mi cuello y consigo las punzadas en mi entrepierna.

Querer sin limites (Louis Tomlinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora