Las imágenes se repetían en mi mente a medida que caminaba descalza por la acera mientras el frio nocturno me helaba hasta los huesos, con mis brazos intentaba cubrir mi torso desnudo para intentar abrigarme del frio otoño y cubrir mi desnudez, aunque fuera un poco. Era de madrugada y me encontraba desnuda de la cintura para arriba y con los pies descalzo, la poca gente que transitaba por esta avenida no me prestaba atención pese a mis fachas, quizás estaban muy ebrios y drogados o eran lo suficientemente apáticos para prestarle a ayuda a una chica semidesnuda que lloraba a mares, no sabía a quién llamar, no sabía dónde ir, quería estar en cualquier lugar menos aquí, sin embargo no podía ir a casa, no solo por las condiciones que estaba sino también por la mentira que había dicho para salir; ¿Cómo le explicaba a mis padres la razón del porque estoy así? Si se supone que yo en estos momentos estaba en casa de mi mejor amigo a salvo y no podía llamarlo a él porque también le había mentido y con Pía no podía contar porque había salido con su novio y aun no tenía la confianza suficiente para llamarla y que viniera a socorrerme. Cerré mis ojos mientras intentaba pensar en algo más que no fuera en lo que sucedió, me dolía el cuerpo y sentía que mi cara estaba inflamada, se supone que esto no debería haber acabado así, se supone que él no debió haber reaccionado así...
Saque mi celular del bolsillo trasero de mi pantalón y marque su número, eran las dos de la madrugada y quizás no contestara, pero no perdía nada con intentarlo, era mi única salvación.
- ¿Diga? - una voz adormilada me contesto y un sollozo salió de mis labios.
-Dijiste que cualquier cosa podía contar contigo- entre mis sollozos no sabía si mis palabras se entendían con claridad- te necesito...
- ¿Alena? -pregunto asustado.
Asentí torpemente con mi cabeza como si el pudiera verme sin embargo de mi boca solo salían sollozos.
-Alena que sucede. ¿Dónde estás?
- No sé- logre decir- pero no quiero estar aquí por favor...ayúdame- suplique con desesperación.
-Alena escúchame y cálmate, mándame por WhatsApp tu ubicación, estaré allí lo más rápido que pueda.
Asentí nuevamente y corté la llamada, con mis dedos temblorosos y manchados levemente con sangre active el GPS y le envié mi ubicación, una vez que vi el ticket azul en el chat sonreí aliviada...el vendría a sacarme de la mierda en que me había metido.
Me senté en la acera con dificultad y puse mi cara entre mis piernas mientras con fuerza agarraba mi celular mientras recordaba lo sucedido...
El gran día había llegado y esta vez no hubo ningún mensaje que me salvara el pellejo. Estuve todo el día dándome ánimos para lo que sucedería a la noche, pero por más que intentara no lo conseguía...no quería, pero ya no me quedaba de otra que afrontarlo y cumplir con lo pactado.
Tuve que mentirles a mis padres diciendo que haríamos noche de chicas en casa de Pablo mientras a este también le tuve que mentir diciéndole que no podía ir a su casa este fin de semana porque tenía que ir a ver a la abuela. Cuando llegue a casa de Héctor estaba solo, sus padres habían viajado por el fin de semana y como dijo él era la ocasión perfecta. Cenamos una pizza que no fui capaz de comer más allá de la mitad de un trozo tan solo por los nervios, intente aplazar lo más que podía el momento pidiéndole que viéramos una película, lo que no me imagine fue que termináramos viendo la película en su habitación y aquello era una invitación a algo más
-Ponte cómoda, voy al baño y vuelvo.
Dejé mi mochila en el piso y me senté al borde de la cama complemente incomoda, Héctor llego y cerró la puerta con seguro, me mordí el labio con temor mientras él se acercaba a mí y me ponía de pie comenzando a darme pequeños besos en los labios.
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Querer sin limites (Louis Tomlinson)
RomanceAlena siempre había seguido las reglas, sabia cual era su lugar fuera donde fuera. Y en su primer año de Universidad sabia muy bien que las cosas seguirían igual. ¿Pero que sucede cuando comienza a gustarle los métodos únicos de estudios que su cuñ...