7.

61 4 0
                                    

Así es el ser humano, fascinado por lo prohibido y atraído por lo imposible.

Mentiría si dijera que no pude dormir nada, porque en cuanto mi cuerpo toco el cómodo colchón me entregue por completo a los brazos de Morfeo. Mentiría si dijera que me sorprendí al despertar en los brazos de mi cuñado, porque fui yo la que conscientemente en la noche me gire y lo abrace acomodándome en su pecho y aferrándome a él como un koala se aferra a una rama. Mentiría si dijera que aquel inocente roce de labios me disgusto, todo lo contrario, me dejo con ganas de más y aquí estoy mirando el rostro de mi cuñado quien dormía plácidamente, quizás teniendo sueños bonitos, mientras yo tenía un enredo en mi mente por aquellos pensamientos extraños que se empezaban a formar y una interminable lista de preguntas que tenía mi cerebro haciendo explotar mi cabeza.

¿Por qué me beso?

¿Fue por lastima? ¿Fue porque simplemente le nació?

¿Fue algo planeado o algo que solo sucedió por arte de magia?

Tenía muchas dudas que se podrían resolver preguntándole directamente, pero mi vergüenza me podía y el temor a su respuesta me podía aún mas, y sabía que esto estaba malestaba mal que yo estuviera aquí, en el departamento, en la cama y en los brazos del novio de mi hermana mientras aquel inocente roce de labios se repetía una y otra vez en mi mente provocándome querer probar más.

Solté un suspiro un tanto frustrado y con mucho cuidado de no despertarlo me arranque de su agarre y logre salir de la cama. Salí de la habitación cerrando la puerta levemente y caminé hasta el baño. Allí me mire al espejo y los recuerdos volvieron a mí, la razón del porque estaba aquí y la razón del porque estaba así de destruida tanto física como emocionalmente. Toque mi mejilla levemente y era un alivio que solamente me haya quedado la mejilla un tanto roja, eso significaba que un moretón no saldría, al contrario de mi labio que seguía un tanto inflamado y levemente morado por aquel mordisco tan salvaje, no quería ni mirar cómo estaba el resto de mi cuerpo, pero podía asegurar que con el dolor que sentía no estaría del todo bien. Abrí la llave del lavamanos y me moje el rostro, tenía negro por culpa del llanto e intente sacarme el rastro de maquillaje con un poco de agua y jabón, no quedaba igual que con alguna toalla desmaquillante, pero al menos no tenía mis ojos negros como un panda, saque un poco de papel confort y me seque la cara con este, no iba a arriesgarme a manchar la toalla de Louis, ya era suficiente con haber manchado su chaqueta.

Luego de limpiarme la cara y hacer mis necesidades salí del baño y contemple un poco el departamento, era bastante espacioso para que viviera solo una persona y tenía ciertos toques femeninos que puedo imaginar que mi hermana sea responsable de ellosmi hermanay mis pensamientos vuelven a estar enfocados en mi hermana, no debería estar aquí, en primer lugar no debí haber llamado a Louis, debí haberme ido a casa e inventar alguna escusa del porque venía llegando a esas horas, media desnuda y golpeada, pero seamos honestos no iba a ser capaz de volver a mentirle a mis padres, ya les había mentido diciendo donde iba a estar y si les mentía sobre que me había pasado iban a saber de inmediato que nunca estuve donde mi mejor amigo, mentir nunca había sido mi mayor fuerte, podía hacerlo, pero cuando la mentira se iba alargando terminaba confesando todo, según mi papá me acuso con mi cara, si supiera que cara pongo cuando miento intentaría buscar una manera de no ser descubierta por mi tonta cara, tal vez sonreír, o hacer una mueca o ponerme seria, no se cualquier cosa

-Rayos- susurre mientras daba un pequeño brinco asustada por el timbre de la puerta.

Mire la puerta principal y esta sonaba desesperadamente, me quede petrificada en medio del salón mirando aquella puerta que no paraba de sonar, una sombra paso por mi lado, soltando un bostezo abrió aquella puerta callando así el estruendo, pestañee rápidamente al ver una cabellera castaña entrar con velocidad y al mismo tiempo movía sus brazos con suma exageración.

Querer sin limites (Louis Tomlinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora