Querer sin limites (Louis Tomlinson)

20.

- ¡Es Perfecto!

Hice una mueca al ver la caja que sostenía el castaño en sus manos, una caja color marfil con detallitos floreados y dentro de ella había una bufanda de seda color crema con flores variadas entre el rojo y el rosa y uno y que otro pequeño detallito turquesa con pequeños brillos, y haciendo juego un par de guantes color negro y un pequeño pompom en el dorso color rojo. Louis me miraba con una sonrisa esperanzadora en su rostro, era la quinta tienda que recorríamos y todo lo que él me había mostrado que según él pudiera gustarle a su madre a mí no me convencía.

-Está lindo...pero- comencé y el bufo para luego darse con la caja en la frente.

-Oh vamos cariño, este es perfecto. Estamos en pleno invierno y Mamá es una persona friolenta, demasiado, a decir verdad. Y tiene colores que a ella le gusta y tiene color rojo que combina con su uniforme de trabajo.

Me mordí el labio intentando reprimir mi carcajada, cuando Louis se ponía en plan de asesor de imagen como Clinton Kelly del programa No te lo pongas me causaba gracia.

-Aunque te cause gracia pequeña burlesca- dijo mientras picaba mi brazo como niño pequeño- debes admitir que tengo razón y que se de moda cariño- me guiño el ojo y no pude aguantar más dejando escapar mi estruendosa carcajada provocando la atención de las demás personas en la tienda.

-Okey, está bien- me acerque a él y tome la caja para verla mejor- debo admitir que si esta linda y es bien...femenina y con los pequeños detalles que tiene la hace ver delicada.

-Tengo estilo cariño, ahora vamos a la caja a pagar y luego a comer algo que son las seis de la tarde y no he comido nada desde el desayuno, asi que o como algo grasoso y con muchas calorías o terminare aquí mismo comiéndote a ti- hablo con rapidez para luego morder mi hombro.

Agarro mi brazo y prácticamente me arrastro hasta llegar a la caja, Louis entrego las cosas y cuando me fije que estaba sacando su billetera me adelante y tome la caja que me pertenecía, tanto la cajera como Louis me miraron extrañados mientras yo sonreí torpemente.

-Esto es mío- dije finalmente, Louis negó levemente con la cabeza mientras sonreía de lado.

Luego de que cada uno pago lo que le correspondía, salimos de la bendita tienda, yo cargaba dos bolsas y Louis cinco.

- ¿Porque no simplemente dejaste que pagara todo?

-El regalo es mío, por ende, yo lo pago.

-Pero, luego podrías haberme pasado el dinero- dijo con burla.

Lo mire con mi ceño fruncido y el rio mientras me empujaba levemente de forma juguetona.

- ¿Louis?

Aquella voz me tenso y por como los ojos casi se le salen a Louis deduje que a él también. Mire frente a mí y allí estaba mi hermana junto a Héctor ambos con una extraña sonrisa en sus rostros.

-Hey... ¿Qué hacen aca? - dijo nervioso mi acompañante.

-Lo mismo me pregunto yo- mi hermana nos miraba extrañada y sentí como la sangre abandono mi cuerpo, estaba nerviosa, demasiado para mi gusto.

-Un minuto... ¿No me habías dicho que saldrías con tus amigas?

La pregunta del castaño hizo palidecer a mi hermana quien miro fugazmente al imbécil de mi ex novio quien mantenía aquella sonrisa extraña, era una sonrisa que me trasmitía malicia; felicidad, triunfo y egocentrismo. Siempre he considerado a Héctor como el chico más ególatra que he conocido en mi vida y aquella sonrisa tan extraña que traía en su rostro no me causaba buena espina. La voz chillona de mi hermana me saco de mis pensamientos y centre mi mirada en ella, aquella voz solo la ponía en ocasiones especiales y eso me provoco extrañeza.