Capítulo 27

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Calle: Hola – dije conteniendo la respiración.
Sebas: Hola Calle, adivina donde estoy.
Calle: Ni idea – no tenía cabeza ni para pensar del uno al cinco menos para adivinar.
Sebas: Afuera de tu oficina, marqué a tu casa, pero como no me contestaste supuse que estarías aquí, te invito a cenar.
Calle: Que sorpresa, en unos minutos bajo – dije nerviosa y le colgué.

Miré con pánico a Poché y comencé a abrocharme la blusa y metérmela en la falda. Comencé a buscar mis medias, pero no las veía por ningún lado, ella estaba parada cruzada de brazos viéndome seriamente, creo que había adivinado quién me había llamado, yo levanté los hombros y moví la cabeza negativamente, ella sabía perfectamente de la existencia de Sebas, además, lo que había entre nosotras sólo era sexo, aunque ya no existieran las reglas, al final del día lo único que nos unía era eso, sexo sin compromiso ni ataduras.

Poché: ¿Buscas esto? – preguntó mostrándome mis nada sexys medias azules.
Calle: Cómo te gusta hacerme sufrir – exclamé y levanté la mano para quitársela pero ella puso la suya detrás de su espalda – no es momento de juegos, tengo que irme ya.
Poché: Pues vete, yo no te estoy deteniendo.
Calle: Dame eso de una buena vez.
Poché: No, quiero conservar algo tuyo hasta que vuelva a verte.
Calle: Pero eso no – grité entre seria y asustada.
Poché: ¿Por qué no?
Calle: Por obvias razones que no quiero repetirte, dámelas ya y estoy hablando en serio.
Poché: ¿O qué?, ¿vas a llamar a los policías?
Calle: Ash, me estás desesperando en serio, ya déjate de juegos.
Poché: Hasta luego Calle, que pases buenas noches.

Comenzó a caminar y la atajé en la puerta casi estampándola en ella.

Calle: Por favor Poché– dije en tono suplicante, casi al borde de las lágrimas de desesperación.
Poché: Él te tiene completa, ¿qué más da que yo conserve esto?
Calle: No, no me tiene completa y lo sabes, no te puedo dejar eso, al menos no hoy, otro día, te lo prometo, cuando volvamos a vernos, te daré otra cosa hoy, por favor.
Poché: Y qué me darías a cambio?

La tomé de la mano obligándolo a caminar conmigo, no quería que se me escapara, se veía molesta y quizá podría ser capaz de cometer una locura. Abrí el cajón de mi escritorio con la mano que tenía libre, sin soltarla, ahí tenía un pañuelo, lo saqué y lo puse sobre el escritorio, tomé el pequeño perfume que estaba también en el cajón y le rocié un poco al pañuelo y se la di. Me sonrió y me entregó las medias.

Poché: Ah, se me olvidaba decirte, no uses vestido rosa ni lila para la boda – dijo en el umbral de la puerta.
Calle: No te he asegurado que iré.
Poché: Buenas noches, Calle.

Salió y yo me coloqué rápido mis medias. Sebas me llamó de nuevo y le aseguré que ya bajaba. Fui al baño y me arreglé un poco el cabello, el maquillaje y me puse un poco de perfume. Cuando subí al coche, Sebas me dio una mirada de reproche.

Calle: Perdón, se atascó la impresora y no podía dejarla así, el servicio es muy caro.
Sebas: Está bien, ¿adónde quieres ir a cenar?
Calle: No sé, ¿a ti que se te antoja?
Sebas: Comida china, ¿te apetece?
Calle: Sí, vamos.

No hablamos mucho en el camino al restaurante, ni durante la cena, Sebas estaba mensajeándose con un cliente, según me dijo, aunque se le escapan unas sonrisitas que dudaba que un cliente se las provocara, quizá era lo que yo quería ver para no sentirme tan culpable por engañarlo, después de todo iba a cumplir su promesa de irnos de viaje solos los dos, sin trabajo de por medio, o, ¿lo estaría haciendo para acallar sus culpas también?

Fui al baño y me miré al espejo, pensé que tal vez debería dejar a Sebas, no se merecía lo que le estaba haciendo y ya una vez había intentado dejar a Poché y no había funcionado, así que ahora me tocaba hacer la prueba con mi novio. Suspiré resignada, el viaje sería la última oportunidad para tratar de salvar mi relación con él. Me llevó a mi departamento y me dijo que nos veríamos hasta el jueves, que era cuando salíamos de viaje.

Los días siguientes tuve mucho trabajo, pero ya no podía ver mi oficina de la misma manera, por ratos me quedaba mirando la silla donde Poché me había hecho suya y me había pedido que no la dejara, la sonrisa aparecía en mi cara sin remedio, como deseaba que sus palabras fueran ciertas, pero eran sólo eso, palabras que se las llevaba el viento porque no daba ninguna otra señal, si en realidad quisiera que yo estuviera en su vida mostraría algún interés, que sé yo, una llamada, un mensaje, pero nada, silencio total. Abrí el cajón y me topé con la invitación de Vale, la saque y me puse a leerla, era color crema, de un papel finísimo y una letras preciosas.

Valentina & Nicolás
En compañía de nuestros padres:
Marta & Juan Carlos
Manuel & Patricia
Deseamos compartir con ustedes nuestro enlace matrimonial,
Que se llevará a cabo el sábado 13 de diciembre en MacArthur Causeway #395, Miami South Beach a las 18 hrs.
La recepción será en el mismo sitio una vez concluida la ceremonia.
Agradecemos su asistencia

Suspiré después de leerla, a pesar que el matrimonio no era mi gran ilusión, ya me había mentalizado que algún día daría ese paso con Sebas, aunque ahora no estaba tan segura de lograrlo, pero tampoco me lo imaginaba con Poché, no se veía que fuera de ese tipo de mujer, dado que mejor se iba a casar su hermana menor que ella. Moví la cabeza, pero, ¿qué estaba pensando? Es increíble lo vulnerables que somos las mujeres y como unas simples palabras nos hacen perder la perspectiva. “No me dejes”, recordé como si lo estuviera escuchando en ese preciso momento, con su voz distorsionada, suspiré de nuevo, dejé la invitación en el mismo lugar y seguí con mi trabajo.

Eres Mi Tentación🤤🔥|  TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora