Capítulo 84 ~FINAL~

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De pronto mi celular sonó y Calle me lo pasó, era un mensaje de Pau que enseguida leí.

Calle: Por qué pones esa cara gorda? - preguntó mirándome.
Poché: Pau me felicita y me avisa que está en Oregón con... su novio.
Calle: Poché, ya supéralo, Sebas la adora y ella a él, ¿no te da gusto que tu amiga sea feliz?
Poché: Sí, pero...
Calle: No hay peros que valgan Poché, si yo no le guardo rencor, tú tampoco debes hacerlo, él es un buen hombre, al menos trabaja y no es un vividor bisexual que la está utilizando, la ama de verdad.
Poché: Tienes razón, además es mi cumpleaños y no debo amargarme por eso.

Calle me movió la cabeza. Seguimos desayunando y después nos bañamos juntas, nos vestimos y pasamos el día en un parque de diversiones. Recibí llamadas de toda mi familia felicitándome, mis padres se encontraban en una isla en Brasil, Valentina y Nico estaban en París en una convención sobre moda, Alejo y Luisa estaban en Miami, ya que ella debía reposar porque le faltaba como un mes para dar a luz, así que la única persona que estaba conmigo era mi Calle, no necesitaba a nadie más, aunque la verdad sí echaba de menos a mi familia, sería el primer cumpleaños alejado de ellos.

Regresamos a mi departamento cuando empezaba a anochecer, me dijo que me cambiara porque iríamos a cenar a un restaurante. Cuando estuve lista me pidió irnos en su coche, yo le había enseñado a manejar y acababa de comprarse un Toyota. Me sorprendió que llegáramos a su departamento y me argumentó que ahí tenía mi regalo, así que bajamos del auto y subimos por el ascensor. En cuanto entramos y encendió la luz se escucharon varias voces que gritaron Feliz Cumpleaños y me quedé sorprendida al ver ahí a toda mi familia y a Pau, entre otros amigos de la universidad y de mi trabajo, volteé a ver a Calle y me abrazó entusiasmada, al oído me susurró sorpresa.

Después me fueron abrazando uno por uno, mi madre, mi padre, Valentina, Alejo, Nico, Luisa con todo y gemelos aún en su vientre, Pau y hasta Sebas, tal vez mi cumpleaños era la fecha ideal para dejar rencores atrás, debía aceptar que jamás había visto a mi mejor amiga tan contenta y realizada, al parecer él había aprendido de sus errores y mientras la hiciera feliz, yo debía estarla por ella.

Ese había sido uno de los mejores cumpleaños de mi vida, el primero al lado de mi Calle, quien me había sorprendido con una fiesta que jamás imaginé. Hoy era su cumpleaños y ahora ella era la sorprendida, no sólo por haberla llevado a la playa a pasar el día, sino por el regalo que le esperaba en el bolsillo de mi pantalón y para entregárselo había planeado un jueguito que ella había empezado a seguirme. Ya me encontraba yo en la barra del bar del Rose Imperial esperándola.

Llegó puntual, exactamente a la media hora, en cuanto me vio, sonrió y se mordió el labio inferior, yo también le había preparado una fiesta sorpresa, aunque sólo para dos, me dio tanta pena que sus papás no hayan querido viajar para verla, su situación es más complicada de lo que había pensado, al menos mi familia la adoraba y nos esperaban el fin de semana para festejarla en grande.

Me levanté del asiento y caminé hacia ella, le ofrecí mi brazo y lo tomó, caminamos en silencio a los elevadores, subimos al piso de siempre, a la misma habitación, donde justamente un año atrás la había hecho mía por primera vez y sin saberlo, había abierto la puerta a una nueva vida llena de amor y de locuras, sorprendiéndome a mí mismo de lo que había sido capaz de hacer con tal de tenerla a mi lado.

Entramos a la habitación, en la mesa estaba ya una charola con dos hamburguesas y papas fritas, por supuesto, en platos separados, hasta en eso era diferente mi niña. Cuando las vio el rubor inundó sus mejillas, me encantaba que aún hubiera momentos en que se ruborizara después de tantas cosas que ya habíamos hecho juntas, la abracé por detrás, escuché su risa, le di unos besos en el cuello y subí lamiéndolo hasta llegar al lóbulo de su oreja, ella empezó a jadear.

Poché: Estás libre todas las noches de tu vida? - Susurré en su oído y después la hice girar para mirarla de frente - ¿para compartirlas conmigo? - agregué colocándole el anillo.

Calle: Por supuesto que sí Poché y me encantará compartirlas contigo - respondió emocionada mirándome y con lágrimas en los ojos.

Jamás se había sentido tan maravilloso perder la libertad, a decir verdad yo la había perdido desde que la conocí, pero lejos de ser un reproche o un agobio, había sido la mejor de las aventuras al lado de mi compañera perfecta, quien será mi esposa y mi amante por el resto de nuestras vidas.

FIN.













PD: En mi perfil pueden encontrar otra adaptación ☺

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