Capítulo 38

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Poché: Por favor, quédate esta noche conmigo, es la última que estaremos aquí, el lunes viajó muy temprano a Londres voy a ver un nuevo hotel y regresaré días antes de la boda de Vale – me pidió parándose frente a mí con cara de gorriona herida.
Calle: Pero Poché, ¿cómo me pides eso?, ¿qué quieres que le diga a Sebas?
Poché: No se, armale una discusión y le dices que te dormirás en la otra habitación, por favor – suplicó no sólo con palabras sino también con su mirada.
Calle: No sé Poché… me pones en un apuro.
Poché: No es mayor al que tú me pones, Calle, no vamos a vernos como en mes y medio, regálame esta noche, por favor – insistió tomando la punta de mis dedos.
Calle: Mira, hagamos esto, subiré y cuando esté dormido me escapo, Sebas tiene el sueño muy pesado y seguro no se dará cuenta.
Poché: Está bien – aceptó con una gran sonrisa mientras acariciaba mis dedos.
Pau: Chicas me voy a dormir – anunció entrando a la cocina y separamos abruptamente las manos mientras la mirábamos asustadas.
Poché: Hasta mañana niña, que tengas dulces sueños – dijo Poché cariñosamente y yo la miré seria y salí de la cocina después de despedirme de ella.
“Sebas estaba sentado en el sillón cambiando de canal en canal. Pau pasó, se despidió de él y subió. Poché salió de la cocina y se sentó en el otro sillón sin decir nada. Minutos después Sebas se levantó y le dio el mando de la televisión.
- Ya es tarde, vámonos a dormir, cariño – exclamó mirándome.

“Poché me dio una mirada suplicante que Sebas no percibió porque estaba dándole la espalda y entonces recordé las misteriosas llamadas telefónicas.”

Calle: No tengo sueño, además, hay que lavar los platos, no sé pueden quedar sucios y no quiero andar con prisas mañana.
Sebas: Está bien, pero no tardes – se inclinó para darme un beso, pero agaché la cabeza y terminó por dármelo en la frente.
Sebas: Poché, ¿tú no vas a dormirte ya?
Poché: Sí, pero primero tengo que sacar unas cosas del coche para entregarlo mañana.
Sebas: Bueno, hasta mañana – se despidió y subió las escaleras.
“Poché se quedó sentada ahí y cuando se escuchó que Sebas cerró la puerta de la habitación, me sonrió y se acercó a mí.

Poché: Gracias señorita limpieza – exclamó en tono de burla.

Calle: Muy graciosa, acompáñame a la cocina, anda.

“Me tomó de la cara y me plantó un beso en los labios, yo la recriminé con la mirada, ella me tomó de la mano y entramos a la cocina. Me puse el delantal y comencé a lavar los platos mientras ella se recargaba en el mueble, a mi lado.”

Poché: Cuéntame de ti – dijo metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón.
Calle: Qué quieres saber?
Poché: Lo que quieras contarme…
Calle: Está bien, pero… – tomé un fuerte suspiro, era una duda que tenía desde el primer día que la conocí y que después de este fin de semana se había incrementado – ¿tú podrías primero contestarme una pregunta?
Poché: Claro, pregúntame lo que quieras, las reglas ya no existen – me guiñó el ojo.
Calle: Por qué una chica como tú tiene un… pasatiempo tan… peculiar?
Poché: A qué te refieres? – exclamó extrañada.
Calle: A la forma en que nos conocimos – dije mirando el plato que lavaba para evitar mirarla – ¿por qué lo haces?, si no es por dinero, que obvio no te falta, entiendo lo del placer, pero, ¿no sería más fácil conseguirse una novia o ligarse a alguien en un bar?, ¿por qué así?, ¿por qué esas reglas?

Poché: Es complicado Calle – suspiró – así como a ti, un amigo mío de la universidad me dio el teléfono de una chica y me explicó de que se trataba el asunto – miró al suelo un tanto avergonzada, creo que era la primera vez que hablaba de eso con alguien –
“Me dijo que era un tipo de sociedad secreta, de cierto nivel económico, quizá para salir de la rutina o cumplir fantasías que no harían con su pareja, así que un día por curiosidad le llamé a la chica y… bueno, fue emocionante eso de no saber nada de la otra persona y seguí con el juego, a veces yo llamaba y a veces me llamaban – me miró fijamente mientras yo procesaba la información y me dio una rabia pensar que ella llamara a alguien –
Poché: Ahora tú dime, ¿quién realmente te dio mi teléfono?, no te ofendas, pero tú no encajas en el prototipo de las chicas que están involucradas.
Calle: Me lo dio una chica en el baño de un bar, no sé cómo se llama y vagamente la recuerdo – ahora fue mi turno de avergonzarme, ella soltó una risita y movió la cabeza.
Poché: Y por qué me llamaste?, estarás de acuerdo que fue sumamente arriesgado.
Calle: Lo sé, me imaginé miles de cosas pero – suspiré – el día que te llamé era mi cumpleaños, mi papá vive muy lejos y mi mamá en Los Ángeles y, para variar, Sebas tuvo que trabajar hasta tarde, así que me sentía muy sola, de casualidad encontré la servilleta con tu número y después de vacilar mil veces te llamé.
Poché: Vaya, veo que la cuarta regla fue rota mucho antes que las demás.

Eres Mi Tentación🤤🔥|  TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora