Capítulo 77

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Maratón 8/10

Nos besamos por unos minutos y después nos sentamos en la cama a desayunar mientras veíamos la televisión. Después ella se bañó y en tanto se vestía yo me bañé también. Cuando estuve lista la abracé por la cintura.

Poché: Qué te parecería ir a andar en bicicleta?
Calle: Me encanta la idea, hace mucho que no lo hago, creo que ya hasta se me olvido.
Poché: Lo que bien se aprende jamás se olvida.

Le di un beso en los labios y después salimos del departamento. Fuimos a un parque cercano donde rentan bicicletas e iniciamos un recorrido, al principio le costó un poco de trabajo, pero después hasta me ganó en una competencia que hicimos. Ambas nos reíamos y estábamos explorando una nueva faceta de nuestra relación, me encantaba que se diera cuenta que no sólo éramos compatibles en el sexo, sino en muchas otras actividades y que definitivamente no era ese el aspecto que nos unía, a pesar de que así hubiera empezado lo nuestro.

Después compré un par de helados y nos sentamos en una banca a comerlos mientras veíamos a la gente que pasaba. Empezamos a contarnos anécdotas de nuestra infancia y nos reíamos como un par de niñas, de repente se puso seria y triste, puse mi mano sobre su rostro y le acaricié su mejilla con mi dedo pulgar.

Poché: Qué te sucede mi amor? – pregunté preocupada.
Calle: Me acordé de la última vez que mis padres me llevaron a andar en bicicleta.
Poché: Quieres contarme?

Calle: Sí, tenía cinco años y apenas había aprendido a sostenerme sin las ruedas de soporte, mi papá fue a comprar unas paletas y mi mamá se distrajo porque un hombre le preguntó la hora, yo tomé demasiada velocidad y no pude frenar así que me estampé contra un árbol, me abrí la ceja y me fracturé la muñeca, me puse a llorar y a pesar de eso y del dolor me di cuenta como ellos discutieron y se reprocharon el uno al otro por no estar atentos en mí, tres días después mi mamá me dijo que mi padre ya no viviría con nosotros, todavía lo recuerdo bajando las escaleras cargando una maleta, me abrazó y me aseguró que me quería y que eso no tenía nada que ver conmigo, aunque en ese momento yo pensaba que sí, las cosas ya no volvieron a ser iguales, Mi mamá se volvió amargada hasta que años después conoció a su esposo actual, entonces empezó a comportarse como una adolescente y por eso decidí irme a vivir con mi papá, a quien sólo había visto cada quince días los años que viví con ella.

La abracé fuertemente, ella hundió su cabeza en mi pecho y empezó a sollozar, le acaricié su espalda, me afligía tanto verla así, no tenía idea de cómo había sido la separación de sus padres y debió haber sido terrible para ella pensar que tenía la culpa, cuando en realidad había sido porque se les acabó el amor de pareja, tal vez por un mutuo descuido.

Calle: También por eso tengo miedo, no quiero pasar por lo mismo Poché, no quiero tener que explicarles el día de mañana a mis hijos porque su madre y yo no estamos juntas, no quiero ser juzgada ni tener una familia rota.
Poché: Mi amor, a nosotras no nos va a pasar lo mismo – le aseguré separándome para tomar su rostro entre mis manos – nunca permitiré que nuestra relación se enfríe, te conquistaré día a día durante toda la vida, aunque tenga 80 años, siempre te voy a cuidar y a amar.

Calle: Yo también a ti – puso su mano sobre mi mejilla – ayer tuviste tanta razón al decirme egoísta, una relación es de dos y ambas tienen que poner de su parte para que funcione, he sido una tonta todos estos días, exigiéndote cosas que no debía, imponiéndote reglas absurdas sólo por justificar mis temores y tú sí has sido una santa, aceptando sin chistar mis idioteces, hasta que ayer logré sacarte de tus casillas y con toda la razón del mundo.

Poché:No son tan absurdas tus reglas, sólo la tercera, esa sí lo es y mucho – ella se rió y me sentí feliz de haber logrado ese objetivo – tú tuviste mucha razón al pedir sinceridad, te había ocultado muchas cosas, también por miedo, sé muy bien que invadí tu privacidad, que hice cosas nada honorables como hurgar en un celular que no era mío, propiciar “encuentros casuales”, como si fuera una mafiosa y en cuanto a los celos, era más que justo que me pidieras que no tuviera esos ataques.
Calle: Yo tampoco debí haber tenido el de ayer, las reglas eran para ambas y yo la rompí.
Poché: Ya te penalizaré por eso – dije con una sonrisa.
Calle: Y con justa razón, aceptaré el castigo que me impongas.
Poché: Cuando lo decida te lo haré saber.

Le besé la frente, la nariz, la comisura de sus labios y luego nos unimos en un beso apasionado, el estruendoso ruido de un trueno hizo que rompiéramos el beso y Calle se aferró a mí como si de una salvavidas se tratara.

Eres Mi Tentación🤤🔥|  TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora