Capítulo 63

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Alejo: Ah que muchachitas – exclamó con una amplia sonrisa.
Poché: Y tú adónde vas a esta hora? – preguntó para desviar el tema mientras yo me ponía detrás de ella para tratar de cubrirme.

Alejo: Luisa tiene antojo de limones así que voy a la cocina por unos… aunque me doy cuenta que no es la única con antojos en esta casa – dijo de lo más divertido.
Poché: Buenas noches, Alejo– respondió ignorando el comentario.
Alejo: Buenas noches chicas, no se desvelen mucho que mañana desayunamos temprano y no quiero que se estén durmiendo en la boda.
Poché: Espero que a ti te deje dormir Luisa o serás tú el que se esté durmiendo.
Alejo: De ningún modo, yo soy fuerte, descansan, ¿eh?, recuerden que mi habitación está pegada a la suya y me daré cuenta si están dormidas o no.

Poché movió la cabeza negativamente y seguimos caminando, yo ni siquiera quise darme la vuelta cuando pasé al lado de Alejo que bajó las escaleras.

Calle: Que vergüenza.
Poché: No te preocupes gorda, ignóralo como yo.
Calle: No podré mirarlo a los ojos mañana.
Poché: Calle, no quiero que vuelvas a decir eso, no tienes nada de qué avergonzarte, eres mi novia y ya te dije que no estábamos haciendo nada malo.
Calle: No, pero, es tu casa y siento que le hemos faltado al respeto.
Poché: Tranquila amor, créeme que Alejo y Luisa también tienen su historia y no nada más en esta casa, una vez los pillé en la biblioteca de la universidad.
Calle: No quiero detalles, por favor.
Poché: Vale, sólo te lo digo para que no te alarmes.
Calle: Así que eso de exponerse a que los descubran viene de familia?
Poché: Creo que sí, nunca he pillado a Valentina y más le vale.
Calle: Ay, tu lado de protectora tenía que aflorar – dije moviendo la cabeza negativamente.
Poché: No es eso, es obvio que ya lo ha hecho con Nico, pero, de aceptarlo a verlo – se sacudió como si le hubieran dado escalofríos – es mi hermanita.
Calle: Típico – exclamé mirando hacia el techo y ella me abrazó y me besó la mejilla,

Abrí los ojos con dificultad cuando sentí los tibios rayos del sol tocar mi espalda desnuda y me encontré con la imagen más hermosa frente a mí que me hizo despertar por completo, Poché con su pelo revuelto estaba acostada de lado mirándome y, al darse cuenta de que ya estaba despierta, me sonrió y acarició mi mejilla.

Poché: Buenos días, gorda – dijo y me dio un tierno beso en los labios.
Calle: Buenos días, mi amor – respondí en sus labios sonriéndole.
Poché: Me encanta como suena eso.
Calle: Hace mucho que despertaste? – pregunté mientras le acariciaba su mejilla.
Poché: Como diez minutos, te ves tan hermosa dormida, tan pacífica.
Calle: Tú me das esa paz – aseguré acariciando ahora sus labios – ¿qué hora es?
Poché: 8:15 – respondió y luego besó mis dedos.
Calle: Hora de levantarse.
Poché: Sí, ¿quieres bañarte primero?
Calle: Estaba pensando que… podríamos bañarnos las dos.
Poché: Esa idea me fascina.

Nos levantamos y entramos al baño, nos lavamos los dientes. Después dejamos correr el agua de la bañera y mientras salía caliente nos besamos, luego nos colocamos debajo de ésta y nos enjabonamos el pelo mutuamente, ella a mí y yo a ella, nos enjuagamos y luego ella tomó la esponja y comenzó a restregarme la espalda, bajó a mis piernas, me giré y me lavó los senos, el abdomen y los brazos, posteriormente yo hice lo mismo con ella. Una vez que terminamos nos abrazamos y nos besamos bajo el chorro de agua tibia, la sensación era maravillosa, excitante, pero sabía que nos esperaban y no intenté nada más ni ella tampoco. Cerré la llave, ella tomó una toalla, me secó, y luego yo a ella también.

Salimos y nos vestimos, yo me puse una blusa ligera y unos pantis, ella también una blusa y un pantalón. Me cepilló el pelo y yo a ella, sin decirnos nada, era un momento mágico en el cual las palabras salían sobrando. Cuando terminamos bajamos con las manos entrelazadas. En el comedor estaba toda la familia y me enterneció tanto ver que Alejo le estaba dando fruta a Luisa en la boca, quien estaba encantada de que su marido la consintiera.

– Buenos días – dijimos Poché y yo al mismo tiempo.
– Buenos días, hijas – respondió Marta con una tierna sonrisa.
Alejo: Vaya, pensé que no se levantarían a tiempo, par de… tórtolas – exclamó…
– Amor, es muy temprano para que empieces a molestar – dijo seria Luisa,
Alejo: Cierto, mi hijo no debe enterarse de las travesuras de sus tías – señaló mientras le acariciaba el abdomen – aunque quizá pronto podrías tener con quien jugar – añadió

Eres Mi Tentación🤤🔥|  TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora