CAPÍTULO 20: Salvado por la campana.

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-¿Mamá?-escuché decir desde el otro lado del pasillo. Qué inoportuna...-¿Qué haces aquí?

-¿Acaso no puede preocuparse una madre por su hijo?-las voces se iban acercando cada vez más.-Si me hubieras contestado al teléfono estos días, no estaría aquí ahora.

-He estado...ocupado.-cuando entraron por la puerta del salón, por acto reflejo, me levanté del sillón que había ocupado.

-¡Oh! Ya veo que sí, lo has estado.

-H-hola...

-Taron, mi madre, Pat. Mamá, él es Taron, mi...-la mujer lo cortó.

-Tu novio, lo sé. Encantada, Taron.-me tendió la mano.

-Igualmente... Pero yo...-agarré su mano.

-¿De dónde os conocéis?

-Mamá...-se estaba volviendo algo incómodo para Richard.

-De Rocketman, el biopic de Elton.-respondí yo, dedicándole a Richard una sonrisa tranquilizadora.

-Hijo, espero que tengas alguna habitación libre para que pueda quedarme esta noche.

-Bueno... Solo hay una habitación en el piso así que...-su madre no le permitía acabar ninguna frase.

-Perfecto, espero que haya espacio para los dos en el sofá, parece bastante pequeño.-intenté reprimir mi risa mirando hacia abajo.

-A ver, a ver, déjame hablar.-la cogió de los hombros. Sus perfiles eran muy parecidos.-Mamá, Taron y yo somos dos, ¿por qué no duermes tú en el sofá?

-Rich, cielo, no puedes dejar dormir a tu madre aquí.-la situación era demasiado cómica.

-T, ella se las apañará bien aquí. ¿Cómo quieres que durmamos los dos ahí?

-¿Qué hay de malo? Menos espacio, más calor.

-Me caes bien, jovencito.-sonreí satisfecho.-Hazle caso a tu novio, Dicky.

-¿¡DICKY!?-ahora no pude aguantar las carcajadas. El nombrado se sonrojó.

-¡Mamá!-parecía un niño pequeño en medio de un berrinche.

-Me gusta ese apodo para ti, a partir de ahora te llamaré así, Dicky.-me mordí el labio y sonreí.

-Voy a llevar mis cosas a la habitación.-miró su reloj.-Taron, ¿sabes cocinar?

-¿Es una pregunta trampa?-bromeé.-Sé hacer algunas cosas.

-Pues haznos la comida, Richard y yo tenemos que hablar.

-Mamá...-volvió a quejarse el moreno.

-Dicky, lo haré, no te preocupes.-accedí.

POV: Richard.

No sabía si alegrarme o no por la llegada de mi figura materna. Gracias a ella había podido esquivar la pregunta de Taron pero ahora ella estaba aquí, ocupando el escaso tiempo que tenía para estar a solas con él. Y además creía que era mi novio... Y Taron le siguió la corriente, no podía desmentirlo ahora si no quería dejar mal a mi amigo.

-¿De qué querías hablar?-dije entre suspiros.

-Vamos a la habitación y así acomodo mis cosas.-ordenó.

-La seguí por el pasillo hasta entrar en mi habitación. Por suerte, ninguna foto de Brandon la adornaba. Subió su maleta a la cama y la abrió, haciendo que un cúmulo de ropa saliese disparada de ella.

-¡Wow!¿Cuánto tiempo te quedas?

-No lo sé, me traje ropa suficiente por si la visita se alargaba.

-Quería pasar un tiempo a solas con Tar... mi novio.

-No os interrumpiré, cariño, ni siquiera notaréis que estoy aquí.-conocía a mi madre, sabía que estas palabras eran más que falsas.

-¿Qué querías decirme?

-¿Te has acostado ya con él?

-¡MAMÁ!¡POR FAVOR!-en mi familia tratábamos el sexo como algo tabú.-¿Eso es lo que querías saber?

-No, eso se me ha ocurrido ahora.-me llevé las manos a la cabeza.-¿Le has hablado a tu padre de él?

-N-no.-sabía que él no lo aceptaría. A Brandon me refiero.-Mamá, esto es un poco... incómodo.-iba a confesarle que Taron es solo mi amigo.- Taron es...

-¡Ya está la comida!-dijo el de ojos verdes apareciendo por la puerta con una sonrisa.-He hecho una ensalada, solo tienes... tenemos verduras en la nevera, cielo.-le dediqué una mirada fulminante y sonrió nervioso.

A pesar de no haber cocinado, llevaba el delantal puesto y eso le hacía verse más adorable si era posible. Salí de la habitación con mi madre y nos sentamos en la mesa del salón. No tenía demasiada hambre, ella comía demasiado pronto y nosotros prácticamente acabábamos de desayunar. No hubo ningún tema de conversación concreto durante el tiempo que estuvimos allí sentados. Tenía a Taron frente a mí y me perdí observando sus movimientos y los detalles de su cara.

-¿Qué opinas tú, Rich?-me preguntó de repente.

-¿De qué hablábamos?-cuestioné confuso.

-Olvídalo.-dijo riéndose y devolviendo la mirada a su plato.

Cuando acabamos, él se ofreció a quitar la mesa y, mientras estaba en la cocina, mi madre se acercó a mí.

-Nunca te había visto tan enamorado.-susurró.

Mis mejillas se tornaron rojas. MUY rojas. ¿Cómo iba a parecer estar enamorado de Taron si...? No, no. Debía de ser por mi habilidad como actor. Aunque ella me conocía demasiado bien...

Serendipia - MaddertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora