Serendipia - Madderton

CAPÍTULO 27: El reencuentro.

Hacía algunos meses que habíamos acabado de grabar la película y, desde que le vi en el aeropuerto de LA, no le volví a ver ni hablar. Habíamos estado varias veces dentro del mismo edificio, siendo entrevistados por personas diferentes, pero no quería cruzarme con él y lo evitaba a toda costa. En este tiempo había conocido a una chica, Emily, la mejor amiga de Kate, esposa de Jamie. Llevábamos saliendo varias semanas y nos gustábamos. Estaba a punto de pedirle que formalizásemos la relación y quería que conociera a mi madre y mis hermanas. Pero eso debía esperar, Rocketman se estrenaría mundialmente en el Festival de Cannes el 16 de mayo y Richard estaría allí. La gente había empezado a hablar sobre nuestra relación durante la grabación y después de esta, el cambio que habíamos dado. Los fans habían empezado a inventar todo tipo de teorías y algunos incluso llegaban a adivinar qué estaba ocurriendo. En Cannes debíamos actuar como siempre si no queríamos que los rumores se agravaran. Un día antes del estreno llegué al aeropuerto junto con mis agentes. Todos los miembros del reparto nos hospedamos en el mismo hotel así que, cuando llegué allí, me encontré con ellos en la recepción.

-¡Taron!-gritó Jamie al verme, acercándose perseguido por Bryce. Divisé la espalda de Richard pero él no se giró.

-¡Hey!¿Qué tal chicos?-pregunté.

-Muy bien, ¿y tú? Os he echado de menos y todo, no me lo esperaba.-admitió la pelirroja sonriendo.

-Bueno, estoy bien. ¿Está Elton ya?

-Sí, llegó el primero. Está ya en su habitación con David.-me contestó el chico.

-Por cierto, allí está tu Richard.-añadió ella señalando en su dirección.

-Dudo que quiera verme.

-Si no quisiera verte no preguntaría por ti.-por poco me ahogo con mi propia saliva en ese momento.

-¿¡Qué!?¿Ha preguntado por mí?-ellos asintieron mirándose.-¿Debería acercarme?

-No sé, dínoslo tú.

-En unos minutos os veo, chicos, sujetadme la maleta.

Avancé en dirección al moreno y, cuando estaba lo suficientemente cerca, frené y me arrepentí. Me giré a mirar a los otros, que, por gestos, me incitaron a continuar. Puse mis manos de golpe en sus dos hombros y se sobresaltó. Comencé a masajearlos mientras le hablaba.

-¡Richard!¡Cuánto tiempo!-mi cabeza estaba a pocos centímetros de la suya.

-Taron, ¿qué tal?¿Nervioso?-me miraba sonriendo, parecía que había olvidado cómo nos despedimos la última vez.

-Bastante, tú también imagino.-él asintió.-¿Estás preparado para ver la película acabada?

-Creo que no.-bromeó.-Oye, tenemos que hablar, ¿no?

-Sí, me parece bien que lo hagamos... Hablar, que hablemos.-aclaré cuando recibí una mirada rara.-A ver si se despeja esto y podemos conseguir una habitación. Cada uno la suya obviamente.

-Taron, no hace falta que me aclares todo lo que te suena mal.-se rió.

-Lo siento, estoy nervioso, no hablamos desde hace...

-Tres meses y 5 días.-me interrumpió.

-Vaya... Llevas la cuenta...-me sorprendió que lo hiciera, creía que no le importaba.

-Es el tiempo que llevo sin trabajar más o menos, por eso sé cuánto pasó desde entonces.-disimuló.-Creo que es mi turno, hablamos después, escríbeme cuando tengas tu habitación y dime cuál es. Te veo allí.-anunció antes de dar un paso hacia delante y empezar a hablar con el recepcionista.

***

Ya había entrado a la estancia que me habían asignado y había sacado un par de camisas de la maleta para colocarlas en el armario y evitar arrugas. Cogí mi teléfono para escribirle al moreno pero estaba apagado, totalmente descargado. Busqué el cargador en la mochila que había llevado como equipaje de mano y, al no encontrarlo, temí haberlo olvidado en Londres. Abrí la maleta nuevamente y rebusqué en todos los bolsillos, encontrándolo en uno de ellos. Lo enchufé a la corriente y conecté el móvil.