Capítulo 25 Monterrey 4/5

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Yoi

*Toc Toc*

-Osh ¿Quién chingados es?- Gruñí y fui abrir la puerta.

Debe ser Emi para que vayamos a desayunar, es el único que se atrevería a despertarme.

-Deja me visto y ya nos vamos- Pedí al abrir la puerta con los ojos prácticamente cerrados.

-¿Yoi?- Preguntó una voz mayor y abrí los ojos de sopetón.

-¡¿Coach?!- Grité y agarré una toalla que estaba ahí cerca para cubrirme un poco, porque sí, la playera de Esteban me queda grande, pero no lo suficiente-¿Qué hace en mi habitación?- Pregunté.

-Perdón, pero...tenía entendido que ésta era la habitación de Esteban...- Comentó viendo al techo evitando verme. Mierda

-¡Oh! sí, sí claro. Lo que pasa es que... cambiamos habitaciones- Mentí y me mordí la lengua.

-¿Ah sí? ¿Por qué?

-Pues verá, mi habitación está en el primer piso, o sea un piso abajo de las suyas, mientras que ésta esta dos pisos arriba, entonces creyeron mejor idea que él y yo cambiáramos para que estuviera más cerca de sus amigos. Con eso de que se va a ir, no quiere desperdiciar tiempo- Dije tratando de sonar lo más convincente.

-Mmm, bueno ¿Qué habitación es? Tengo que despertarlo para ir a desayunar, todos los demás ya están abajo ¿vienes?

-Oh, de hecho creo que ya está abajo, me dijo que me esperaba abajo hace como 10 minutos, iré cuando me cambie.

-Bueno, nos vemos ahí.

-Sí...- Dije y cerré la puerta- ¡ESTEBAN!- Grité y éste se cayó de la cama.

-¿¡Qué?!- Exclamó agarrando el teléfono de la habitación como arma.

-¿Neta? ¿Qué daño podrías hacer con un teléfono?

-Mmm- Dijo pensativo y cambió de tema- Mejor dime para qué me despertaste.

-Mierda, sí. El entrenador vino y pues se me olvidó que ésta era tu habitación y le dije que habíamos cambiando y luego tuve que decir que ya estabas abajo, así que será mejor que corras- Expliqué.

-No mames.

Nos vestimos lo más rápido que pudimos y fuimos corriendo al restaurante del hotel, estaban ya todos sentados y desayunando menos el entrenador.

-A huevo- Dije y nos sentamos.

-Esteban ¿Me pasas un pan? por favor- Le pedí.

-¿No quieres que vayamos a ver qué hay en el buffet?- Me preguntó.

-Uhhh sí, mejor- Contesté y noté que todos se nos quedaban viendo.

Agarré huevos a la mexicana, brócoli con queso y papaya, al principio creí que era mucho, pero luego vi los platos de Esteban.

-¿Acaso vas a llevar para todo el equipo?- Pregunté, pues llevaba Huevos con salchicha, tocino, frijoles de olla, pan francés, waffles con mermelada, miel, crema batida, helado y algo de fruta.

-Tengo que subir de peso para Nueva York, comparados con los jugadores de la escuela allá, nosotros estamos flacuchos- Explicó emocionado, pero el ambiente se puso algo incómodo y él lo notó- Perdón, no debería hablar de eso.

-No, descuida, no debería de ser incómodo, siempre te sentiste cómodo de contarme todo, no veo por qué tendría de cambiar- Dije con una sonrisa y él sonrió también.

Ayer por poco le digo que le mentí al decirle que lo amo, pero supe usar la oportunidad y le dije que no era cierto que lo engañé. Supongo que nunca podré decirle que no lo amo, y no necesariamente por perra, sino porque sí le tengo cariño y no quiero lastimarlo así. Po lo mientras aprovecharé la situación y seguiré con él, es lo mejor para mí.

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