—Andreia, ¿Crees que mi otra hermanita va a regresar pronto?
Miro a Junior sin saber qué contestar, este niño me pone nerviosa con tantas preguntas tan comprometedoras.
—No lo sé Junior, ese tema es entre su mamá y tu papá
—¿Tú tendrás bebés con papá? ¿Serás mi mamá?
—¿Ya te dije que haces muchas preguntas?
—Muchas veces. —Una pequeña risa sale de sus labios y es imposible que yo me resista y ría con él.
—Cuando seas grande, vas a comprender las cosas.
Continuo tomando mi tasa de café mientras el moreno hace sus deberes, no ha cambiado mi rutina durante los últimos días, hacer tarea de matemáticas, cuidar bebés, tomar café y evitar a Cristiano cuando regresa de entrenar.
Mi padre pronto será dado de alta, aún no sé si vendrán a esta casa a vivir o irán con la madre de Cristiano, sinceramente, es lo que menos me interesa. Por otro lado, Rui me ha bloqueado de todo medio posible, sigo muy dolida por la forma en la que nuestra relación ha terminado, mi corazón aún no logra recuperarse del todo y queda menos de un mes para que comience el mundial y mi tiempo se acabe.
—Llegó el día Andreia.
—Es que no me siento bien, Cristiano.
—Te di todo el tiempo, Andreia, tenemos que hacer esto de una buena vez.
—Es que no quiero.
— Y yo te digo que lo vas a hacer, si o sí.
—Yo no te quiero, no me quiero casar contigo, yo amo a Rui y si estoy aquí es por culpa de mis padres.
—Te recuerdo que si no fuera por mi, estarías en la calle.
—Prefiero eso mil veces antes que tenerte a mi lado.
No sé de donde saco el valor para decir todo eso, la cara de Cristiano se descompone y se coloca roja del enojo. Se acerca bastante a mi, comienza a asustarme y a intimidarme, pero trato de mantenerme firme.
—Escucha bien Andreia, tu padre se puede morir en cualquier momento y si eso pasa, linda, pasarías toda tu puta vida en la cárcel.
Aprieta mis muñecas tan fuerte que dejo de sentirlas, estaba segura que en cualquier momento me iba a soltar una bofetada, pero no fue así.
—Me estás lastimando, Cristiano.
—Vas a hacer lo que yo diga, ¿Entendido? Vas a colocarte un vestido y vas a poner buena cara ante todos y si no lo haces, yo mismo voy a destruir lo que queda de tu familia y de la empresa.
Me suelta con brusquedad, haciendo que mi cuerpo rebote contra la pared y un ligero choque suene, mis muñecas me duelen y sus manos se quedan marcadas en mi piel, las lágrimas caen de inmediato y aunque esté enojada, me duele que de verdad trate de hacer algo en contra de mis padres.
Termino por hacerle caso, busco entre las maletas un vestido, mis tacones y algo de maquillaje. Me doy un baño rápido y dejo que todo lo malo se lo lleve el agua. Trato de controlar mi respiración y el llanto, pues en cuanto salga de la ducha, tendré los ojos hinchados.
Salimos de casa una hora después, me siento muy arreglada, pero supongo que de ahora en adelante, así tengo que andar 24/7. Como siempre, no tengo idea de a dónde iremos y simplemente me dejo llevar.
El restaurante no es menos lujoso que a los que me ha llevado, puedo decir que es bastante para mi y me siento intimidada, la mesa está reservada en una esquina frente a un gran ventanal —bien pensado— todo transcurre con "normalidad" algunos flashes se ven desde la ventana y esos momentos son los que Cristiano aprovecha para lucir cariñoso, como una verdadera pareja. Mi cara trata de sonreír, pero simplemente no puedo ante esta farsa.
Saliendo del restaurante, toda una bola de flashes está sobre nosotros, escucho miles de preguntas a las que no le pongo atención, trato de cerrar mis ojos por tanta luz que comienza a marearme.
—Por favor, respeten a mi novia.
Escucho decir a Cristiano aquellas palabras y los choques de gente contra mi incrementan. Algunos de seguridad se acercan para ayudarnos y él sólo me abraza contra su pecho para sacarme de toda esa gente.
Estando dentro del coche, me separo de él acomodando mi cabello. Me siento realmente incómoda y sé que en todo el mundo, están difundiendo esas fotos. Adiós vida privada.
—Es oficial, cariño. Necesito que viajes a Rusia para estar en los partidos de Portugal.
