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— Te amo, Rui.

Los rayos de luz impactan mi rostro, trato de moverme pero mi cuello duele demasiado, no recuerdo mucho de lo sucedido, pero siento algo que me incomoda, llevo mis manos a mi rostro y siento algunos raspones. 

Cristiano entra a mi cuarto con el desayuno en una bandeja, sonrie al verme despierta y con cuidado, se sienta a mi lado dispuesto a darme de comer. 

—¿Cómo amaneciste? 

Pregunta tomando un poco de papaya con el tenedor. 

—No recuerdo nada, solo tengo dolor. 

—¿Qué es lo que trataste de hacer Andreia? 

No respondo, me enfoco en comer y tratar de no axficiarme con la fruta, en realidad yo tampoco sé por qué lo hice. 

—No quiero perderte, me voy a encargar de hacerte feliz cada día de tu vida. 

Lo miro algunos segundos, mi cuerpo no sabe como reaccionar, mi mente tampoco lo sabe. Se limita a terminar de darme el desayuno y darme los medicamentos. Siento como si algo pesado me hubiera caido, lo único que quiero es dormir y que cuando despierte el dolor abandone mi cuerpo. 

—Andreia, ¿Estás bien? 

El hijo más grande de Cristiano entra a mi habitación, me mira sorprendido y yo también me sorprendo al ver que me mira de esa forma. ¿De verdad estoy tan mal? 

—Junior, no la molestes, se siente mal. 

Su padre le advierte y yo trato de negar suavemente. 

—Me duele todo, pero es por que no manejé bien. Recuerda siempre usar tu cinturón de seguridad. 

Se limita a soltar una pequeña risa y asiente, en unos segundos, está acostado a lado mio. 

—Yo seré un gran conductor y cuando yo te lleve manejaré como un experto. 

—De eso no tendré ninguna duda. 

El moreno acaricia suavemente mi brazo, tenía algunos golpes y era cuidadoso, cosa que agradecí demasiado. 

No sabía si debía pedirle una disculpa a Cristiano por destrozar su auto y porque la prensa se enterase del desastre que hice ayer. Sin embargo, deshice la idea, no sé si por pena o porque no quería dialogar de esto. 

Mi madre hace acto de presencia, me abruma que haga demasiadas preguntas y solo le pido que baje el tono de volumen. 

—Tu padre no sabe que tuviste un accidente, vine con el pretexto de la boda, si se entera no sé cómo reaccione el pobre, bastante tiene. 

—Estoy bien, solo perdí el control. 

—Andreia, me sacaste un susto enorme, pensé que te perdía, pero¿ te sientes mejor? 

—Si mamá, estoy bien. 

—Me alegra escuchar eso, hice una cita para ver lo de tu vestido para la boda, es la semana que viene, pensaba que fuera en estos días, pero con tu accidente no creo que sea buena idea, además, como estás bien, traigo revistas para revisar invitaciones, adornos y lo demás. 

—Mamá, para por favor, no quiero saber nada de boda por el momento. 

—Pero nos quedan pocas semanas, el tiempo se pasa demasiado rápido. 

—Si te hace feliz todo esto, organizalo tú. 

—Es tu boda. 

—Y yo no lo amo. 

Suelto el aire contenido, siendo cuidadosa con los golpes en mis costillas. Mamá parecía que estaba en otro lado menos en la realidad. 

—Andreia...

—No, Andreia nada, no amo a Cristiano, yo no me quiero casar, he soportado estar aquí con él por papá y su salud, porque si yo no estuviera aquí, el estuviera muerto o en una carcel pagando algo que no hizo. No me pidas que arruine más mi vida, joder, no sé como pudieron aceptar venderme literalmente con un hombre al que ni siquiera amo y que no siento ni un poco de cariño por él. 

—Pero ustedes antes eran muy amigos. 

—Antes y tenía siete años. Ya ha pasado mucho de eso, no pueden vivir del pasado donde sólo eramos unos niños que no sabían de la vida. 

—Recapacita por favor, Cristiano te hará mejor a tu vida que Rui. 

—Ustedes que saben de mis sentimientos. Ustedes no conocen lo que es el amor. 

—Con el tiempo lo irás aceptando y serán felices, los niños te quieren mucho. 

—Esos niños solo sufren al ver a diferentes mujeres. No quiero ser la esposa infiel que pretende que en casa todo es perfecto y le muestra al mundo una mentira. 

—Cristiano te quiere demasiado como para hacerte algo así. 

—Ustedes no mandan en mi vida. 

Harta de todas esas estupideces, tomo el valor de levantarme de la cama y salir de esa habitación, el cuerpo me duele pero mi orgullo más. 

¿Qué se supone que debo hacer? 

Me siento prisionera, si huyo me van a encontrar como la última vez, Rui debe estar odiandome, papá espera saldar su cuenta. 

Estaba en un cuarto sin salida y cada movimiento que hiciera me iba a costar caro. 

Los días pasaban muy lentos, la monotonía era evidente, la casa poco a poco iba quedando vacía y sabía que la fecha se acercaba. 

No había marcha atrás. 

Vendida || Cristiano RonaldoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora