Una voz suave se escucha al fondo, me niego a abrir los ojos, por un momento, pasa por mi mente Rui, caigo en cuenta que él no está aquí y la sonrisa se borra de mis labios.
Cristiano me mira desde el marco de la puerta, está vestido con un traje azul marino, pero aún así, no logra impresionarme, comienza a hacercarse más a la cama, lo veo con temor al sentir su cercanía. Mis ojos se cierran, sintiendo como sus labios se posan en mi frente.
—¿Dormiste bien, Andreia?
Me limito a responder, tal vez de esta forma, termine por hartarse de mi y desahacer esa tonta idea de casarnos.
—Te dejaré descansar, el desayuno ya está, necesitas alimentarte.
Sale de la habitación, mientras yo miro todo a mi alrededor. Si huyo, me encontrará en cualquier lado, hará todo para que Rui no siga creciendo en su carrera y le quitará la ayuda a mis padres. ¿De verdad me pasa esto? Tomo mi celular y lo primero que hago es llamar al que todavía es mi novio.
—Andreia, no sabes lo preocupado que he estado, ¿Estás bien cariño?
—Rui
—¿Todo bien? No me espantes.
—No se que hacer con mi vida, todo está mal. Quisiera no existir.
—¿Qué es lo que pasa? Andreia, no vayas a hacer alguna tonteria.
—Es algo muy complicado que no puedo decirte, no por telefono. Te amo, nunca lo olvides, amor.
—Nunca, te lo prometo. Te amo mucho más.
Termino la llamada, no puedo resistir con tanta mentira, reviso mi celular, la cabeza me da vueltas y siento un subidón de adrenalina por el pecho.
Cristiano Ronaldo pone fin a su relación con Georgina Rodriguez.
Todo el mundo está hablando de eso, incluso en algunas notas, aparece mi nombre y esas tontas fotos en la casa de los Aveiro. Dejo el celular de lado, tengo tanta presión en el cuerpo que siento que si no me contengo, me voy a enfermar. Sin ganas, termino por comer el desayuno que estaba sobre la mesa.
La tarde pasa de forma lenta mientras miro la calle por la ventana, toda la gente luce tranquila, o es lo que yo creo, la puerta se abre y de inmediato volteo a revisar quien es.
Como si no fuera obvio.
—Perdón por dejarte todo el día sola, tuve que hacer muchas cosas en cuanto al banco y fui a entrenar.
Asiento, esperando a que se vaya, pero al parecer, no pinta para que lo haga.
—Vamos a salir a cenar, ponte más guapa de lo que ya eres. Regreso en media hora.
—No tengo ganas de salir.
—Venga, te hará bien salir por un rato. Lo necesitas.
—Me van a ver contigo, no quiero que molesten sabiendo que hoy terminas una relación y a las pocas horas sales con alguien más.
—Nadie sabrá que eres tú, anda, regreso en media.
Sale de la habitación a como lo hizo en la mañana. Me dejo caer en la cama más desganada de lo que ya estaba, siento que todas mis fuerzas han abandonado mi cuerpo, la sensación no me gusta, pero no hay nada que hacer. No tengo la menor idea de a dónde vamos a ir, ¿Qué se supone que debo usar? Conociendolo —lo poco que lo hago— tal vez hará que vayamos a un lugar lujoso. Faltaba más.
Un vestido vino se ajusta a mi cuerpo, las zapatillas no son ni tan altas, ni tan bajas, miro mi cabello desganada, quiero dormir y al despertar, que mi vida sea como antes. Lo dejo suelto, algo despeinado pero con buen estilo, ni hablar del maquillaje. Siento que si hago algo, terminaré como si una niña de 5 años me maquillara.
Tomo mi celular y salgo de la habitación, justo en frente de mi, está él.
—Eres, divina. —Murmura cerca de mis labios, de inmediato, me aparto de él y comienzo a caminar. — Haré todo lo posible para que me quieras como yo lo hago.
Es lo que escucho a lo lejos, resoplo, abrumada por su constante acoso.
Logra alcanzar mis pasos, tomando mi mano y haciendome sentir tan extraña, Rui acostumbra a hacer eso 24/7 y ahora otra persona está a mi lado. Besa mi sien y continua con el camino hasta su automovil.
Se comporta como un caballero, diferente a lo que yo veía en la televisión con su ex... Idiota. No me queda de otra más que ver por la ventana como lo hice ayer por la tarde. Quiero gritar y decirle que es un idiota y que quiero que desaparezca de mi vida.
Como si eso fuera posible.