Narra Nicaury
Al otro día.
Desperté, hoy me siento un poco mejor, aunque de vez en cuando me siento mareada.
Miro a mi lado y Josué está ahí plácidamente dormido. Yo le pedí anoche que se quedará a mi lado, tenía miedo y él sentimentalmente hablando no se veía bien; Él está muy afectando con lo de el pequeño Dereck. Bueno todo el mundo lo está, yo misma estoy muy preocupada por él . Lo extraño mucho, extraño su risas. Espero que el esté bien... ¡ Le pido a Dios que lo cuide!, Le he tomado mucho cariño a él pequeño, hasta lo quiero como siempre el fuera mi propio hijo.
- Eres hermosa, aún acabando de despertar - Escuche la voz de Josué, mire a mi costado, en efecto el estaba ya despierto.
- Hola - dije, o más bien susurré.
- Hola hermosa - correspondió el a mi saludo con una hermosa sonrisa en su rostro.
- ¿ A qué hora te dormiste ?- pregunte. Él miro el reloj que está a su derecha el la mesa.
- Hace dos horas, después que te dormiste baje a ver si tenían información sobre mi hijo, pero aún nada, asi que volví y me quedé dormido - contesto. - Voy a ducharme, regreso en un momento - dijo levantándose de la cama, me miro por última vez y salió de la recamara. Yo aproveche y me di una ducha muy rapida, al salir me coloque una franela y un shorts. Como hacia un poco de frio me coloque una abrigo.
- ¡Ya estoy de regreso! - la vos de Josué se hizo presente en la recamara, mire hacia la puerta, él está ahí. Me miro y sonrio. De un momento a otro todo empezó a dar vueltas, comencé a sentir débil, ví como Josué se acercaba a mí.- ¿ Estás bien?, Ven siéntate - pregunto y ordenó él. Me yuado a sentarme en la cama.
- Tranquilo, solo fue un mareo. Ya estoy acostumbrada - dije mientras soltaba una pequeña carcajada.
- No es gracioso - me regaño, yo hice un puchero y él me miraba fijamente.
- Estoy bien, ya se me pasó - dije.
- ¿ Estás segura? - pregunto y yo asentí. - Bien, bajemos para que comas algo - ordenó Josué, yo me levanté de la cama y me puse unas pantuflas. Los dos bajamos, la sala de estar estaba repleta de oficiales, hasta daba miedo estar ahí. Me sentía incómoda, Josué al parecer leyó mi mente y mi hizo seña que de que caminara hacia el comedor. Al llegar a ahí yo tomé asiento en una de las sillas y Josué se acercó a uno de los empleados.
Lo ví como hablaba con uno de los empleados, más que hablando parecía como si le estuviera donde órdenes. Él joven recibo la orden de Josué y luego se desapareció de el salón. Josué regreso a la mesa y se sentó frente a mi.
Un rato después el joven regreso con una bandeja, le sirvió a Josué una taza de café y a mí me coloco un plato con furtas picadas con yogurt y un vaso de jugo de naranja. Yo no dude en empezar a comer, a la verdad tenía mucha hambre.