Medianoche del 5to día después del desembarco
Sorin se encontró a sí mismo en medio de una extensa pradera. La flora, decadente, tenía un extraño color mostaza, que le recordaban a un prado afectado por alguna peste. Nubes tan negras como el carbón cubrían el cielo, y unos tenues rayos de sol, similares al de un sol poniente, iluminaban ligeramente el paisaje, dándole un aire sumamente lúgubre.
La última vez que había estado dentro de esta Pesadilla había divisado un río, lo que le dio un vago sentido de orientación. Ahora parecía estar en una zona muy, muy diferente. Lo único resaltante cerca era un árbol sin hojas, y una pequeña colina. Sorin caminó primero al árbol puesto que le pareció ver algo moviéndose. Con cautela, avanzó lentamente, tratando de no hacer ruido.
Ya de cerca, divisó una sombra en la base del árbol. Era una criatura extraña, con una silueta similar a la de una enorme serpiente, pero envuelta por completo en una especie de niebla negra, que hacía imposible distinguir su aspecto. Al comprender qué es lo que era, Sorin se detuvo y comenzó a rezar. A pesar de los años, no había olvidado cómo materializar armas dentro de la Pesadilla. Habiendo invocado un sable, continúo acercándose a la bestia.
Sin embargo, Sorin no podía evitar pensar que algo estaba mal. Las sombras de la Pesadilla anterior eran violentas, agresivas. Incluso la geografía del sueño – con volcanes, montañas y cañones – parecía representar más enojo. En cambio, esta parecía desolada, y llena de arrepentimiento. La sombra que había encontrado no lo había detectado aún, y solo parecía estar jugando, dando vueltas alrededor de la base del árbol. Sorin no dejaría pasar una oportunidad así. Encontrándose ya lo suficientemente cerca, comenzó a orar.
-Creator audit canticum vitae...
De pronto, al escuchar sus palabras, la sombra dio media vuelta y se preparó para encararlo. De un súbito salto, de una posición que parecía imposible, la bestia embistió a Sorin, quien esperó lo suficiente y giró para evadir la carga. Aprovechando la oportunidad, de un certero corte partió la última parte de la serpiente, que de inmediato chilló en agonía.
-¡Ammen redit anima ad aeternam! – gritó, señalando con su espada a la sombra. Su grito comenzó pronto a desvanecerse, y la criatura desapareció en una estela de fuego blancas.
Preocupado por el grito, Sorin giró y miró a su alrededor. No parecían haber otras sombras en la cercanía, lo cual le sorprendió. Usualmente viajaban en grupos, aunque concluyó que las sombras en Senzafine simplemente seguirían una lógica completamente distinta a la que estaba acostumbrado.
Retomó su camino por la colina y, de nuevo, le pareció divisar algo inusual, aunque esta vez parecía otro ser humano. Intrigado, apuró el paso. En la cima de la colina encontró a un joven que vestía la túnica blanca y negra de un clérigo. Su rostro ocultaba su edad, pues parecía más joven, y aquél peinado desordenado simplemente no lo ayudaba.
-¿Thomas? ¿Thomas, eres tú?
El joven, que parecía no poder bien, siguió su voz hasta encontrarlo.
-¿So... ¿Sorin? - le preguntó de vuelta. Al comprobar que en efecto se trataba de Thomas, Sorin se alegró. Si él estaba allí significaba que al menos el viejo Gregor aún estaba con vida. ¿Habrían podido llegar sin problemas a Segundo Desembarco?
-Te demoraste en llegar.
Thomas giró para ver el resto de la zona, y pareció asustarse por el panorama desolado.
-Estamos... ¿Esto es una Pesadilla?
Sorin asintió.
-No pensé que volvería a pisar esta tierra maldita. Pero aquí estamos. No te preocupes, eliminé la única sombra a kilómetros a la redonda. Estamos a salvo aquí. ¿El viejo Gregor sabe de esto?
-Si... y está preocupado. Quiere fiscalizar los sueños... pero...
-Pero a nadie le agradará esa idea...
Desde la cima de la colina, Sorin logró divisar el río que había seguido anteriormente. Ambos comenzaron a caminar, ladera abajo, mientras se ponían al día.
-Pensé que estabas muerto - le dijo Thomas. Sorin negó con la cabeza.
-También yo. Esa tormenta fue extremadamente fuerte. Los sobrevivientes llegamos a una bahía desolada. No sabemos qué tan lejos estamos de Segundo Desembarco. Calculo que al suroeste, juzgando por las estrellas...
-¿Esta es tu primera vez aquí?
-No - le respondió - de hecho es la quinta.
-¡¿Qué?! - repuso Thomas, exaltado; mientras que Sorin, resignado, asentía - Pe... pero... ¿no has tomado alguna medida, algún talismán?
-Quería hacer un reconocimiento de la zona. Siento que cada vez que despierto estoy en un lugar distinto. Necesitamos un mapa de este lugar. Esta Pesadilla, Thomas... no se compara. La que erradicamos era... violenta. ¿Recuerdas?
-Pensé lo mismo.
-Esta de aquí parece ser más extensa, aunque está marcada por el abandono... y sus sombras, parecen estar a la deriva, perdidas.
-Pero quizás aún no han detectado foráneos... ¿O crees que se comporten de manera completamente diferente aquí?
-No lo sé - musitó Sorin, admirando todo el paisaje -. Pero si asumimos que se rigen por las mismas reglas, entonces un crimen atroz debe de haber sucedido aquí...
Ambos llegaron al río, que poseía aguas sumamente oscuras. Siguieron avanzando, en dirección de la corriente, aunque la ausencia de luz les impedía distinguir bien la geografía, pero pronto identificaron un rio de aguas oscuras. Luego de andar un rato, se dieron cuenta que la oscuridad que tenían al frente parecía hacerse más intensa.
-Algo no anda bien... - dijo Sorin.
-¿Deberíamos regresar? - le preguntó.
-No... Thomas... Eso... - señaló de pronto al frente - Eso... es una sombra.
-¿Qué? - replicó - Imposible...
Ambos se quedaron aterrados, puesto que, en efecto, el horizonte parecía ser solo una masa oscura, sin alguna forma que percibir. Pero, pronto ambos vieron unos enormes ojos púrpuras en medio de la completa oscuridad, que comenzaron a volverse más intensos, como si se estuviera acercando rápidamente.
-¡Vete! – le gritó Sorin - ¡Nos encontraremos aquí de nuevo!
-¡Le diré a la vanguardia! ¡Te encontraremos!
Luego de despedirse, ambos iniciaron el ritual para despertar. Desesperados, comenzaron el cántico y rezaron al creador mientras la oscuridad se les acercaba.
Thomas despertó primero, y su silueta se desvaneció rápidamente de la Pesadilla. A pesar de sus oraciones Sorin aún no despertaba. Paralizado por el miedo, continuó rezando mientras miraba a los ojos a la inconcebible bestia que se avecinaba y esperó lo mejor.
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Senzafine
FantasyPara evitar un matrimonio planeado, Intre Alquist se unió a la expedición de ultramar para colonizar Isole Senzafine, un territorio recién descubierto e inexplorado. Pero pronto descubrirá que la Isla alberga todo tipo de misterios y horrores, lo qu...