Mañana del 6to día después del desembarco
Guillaume caminó a través del campamento, visiblemente enojado, en dirección a la carpa de Gregor. Las personas que lo vieron pasar llegaron a darse cuenta de su temperamento, y evitaron hacer algo más que saludarlo o interponerse en su camino. Él sabía que Gregor sería eventualmente un problema, pero jamás pensó que haría algo demencial la primera semana del desembarco.
-Su eminencia... - le dijeron los guardias, pero se abrió paso entre ellos, ignorándolos.
-¡Gregor! - gritó, mientras apartaba bruscamente las cortinas y los sirvientes en la carpa - ¿Qué significa todo...?
Pero Guillaume calló de golpe al encontrar en una mesa a Gregor y Jenna Campbell, intercambiando risas y copas de vino.
-Oye... oye. ¿Qué es este alboroto, muchacho? - respondió Gregor, entre extrañado y malhumorado.
-Su eminencia - le saludó Jenna, con una sonrisa pícara.
-Madame Campbell. No pensé que se conocieran. Tenía la impresión que usted era una atea convencida.
-Se equivoca. Yo creo en muchas cosas, entre ellas que un buen vino tiene la particularidad de poder unir hasta enemigos mortales. ¿Le apetece una copa?
-Está bueno, hay que admitirlo - dijo el Padre.
-Es mediodía, Gregor. - repuso, rechazando la copa - Necesito hablar contigo, en privado. Ahora.
Gregor miró de vuelta a Campbell, a quien le agradeció la botella de vino. Jenna se puso de pie, y se despidió de ambos con una reverencia.
-¿Qué es lo que quería Campbell? - le preguntó a Gregor una vez que confirmó que había salido de la carpa.
-Nada.
-¿Nada? No seas idiota, Gregor. Esa mujer siempre tiene algún motivo oculto.
-Déjate de tonterías, muchacho. Esto no es la Corte Imperial donde todo el mundo anda tramando algo. Campbell vino a preguntar si tenía un par de libros que había perdido en La Cascada. Solo eso. Ahora, dime, ¿de qué se trata todo este alboroto?
-¿Por qué has reactivado la Inquisición?
-Por que hay una puta Pesadilla en Senzafine – repuso, calmado.
-¿¡Qué!? – preguntó exaltado – Gregor, por favor, no me vengas con estupideces...
-Hay una Pesadilla aquí, Guillaume. Y me importa un carajo si nadie en esta expedición me cree. No voy a permitir que nadie resulte poseído por una sombra. Mis Inquisidores patrullarán en turnos por las noches. Se acoplará bien al toque de queda; no creo que genere mayor problema.
-Tú sabes que no es solo eso. Las personas van a pensar que se trata de una especie de fiscalización de mi parte.
-Tu lidia con eso, ese es tu trabajo. El mío es evitar que bestias de otro mundo invadan el nuestro. Estoy enviando exorcistas con las partidas de la vanguardia, en caso sea necesario. Ellos pueden resultar más expuestos que nosotros.
-¿Les has dado la orden de ejecutar bajo su propio criterio? – el padre asintió – Maldita sea, Gregor. Tenemos mil y un problemas reales en este momento como para tener que matar a alguien por tener un mal sueño.
-Tú no has estado allí; no has visto lo que nosotros hemos visto. La única forma de evitar que se expanda es liquidar a los infectados.
-¿Alguien más ya ha estado allí?
-Thomas Adley.
Guillaume soltó una carcajada.
-Entonces... ¿Has tomado la decisión de activar la Inquisición basado solo en tu perspectiva y la de tu asistente?
-Guillaume... No me importa qué es lo que creas. No me importa que me crean un viejo desquiciado. Cumpliré mi trabajo mientras tenga este cargo. Si no tienes más que agregar...
Ofuscado, Guillaume se retiró de la carpa antes de dejarle al clérigo terminar su oración. Gregor era claramente una amenaza para la expedición, y necesitaba encontrar la forma de removerlo de su cargo antes de tiempo.
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Afuera encontró a Jenna Campbell, quien por alguna razón estaba discutiendo con uno de los hombres que Marco había asignado para su seguridad.
-Mariscal, ¿tendrá un momento? – le preguntó.
"¿Qué es lo que quieres?"
-Desde luego, Madame Campbell – respondió -. ¿En qué puedo ayudarle?
-Primero, quería agradecerle personalmente por haber pensado en mi seguridad – dijo, señalando a los soldados a su alrededor –. En estos tiempos de incertidumbre no se puede ser lo suficientemente precavido.
-La seguridad de esta expedición es mi principal preocupación; y siendo usted alguien tan distinguida pues temí que alguien fuese a atentar contra usted.
-Tiene toda mi gratitud. Ahora, hay otro tema que nos concierne, a ambos.
-¿Cuál?
-Los maestros del gremio han escuchado un rumor concerniente a la reactivación de la Inquisición. ¿Tiene usted idea de por qué?
"Esa era la información que buscaba".
-El Padre Gregor tiene las sospechas que alguna fuerza sobrenatural hostil pueda intentar dañar a este expedición. Los clérigos rotarán en turnos por las noches, acompañando el toque de queda. Eso es todo, no hay por qué alarmarse, y me aseguraré personalmente que no haya alguna intromisión en la vida privada de cualquier miembro de esta expedición.
-Ya veo – le respondió, con una genuina preocupación en su rostro –. Como usted sabe, no son pocos quienes ya no confían en la Iglesia, y el Padre Gregor definitivamente no colabora con la imagen del clero. Ojalá hubiese forma alguna de tener a alguien más joven como portavoz de tan importante institución...
"Ya hiciste entender tu punto".
-El Hierofante es el dirigente espiritual de esta expedición, madame. – respondió, cortante - Como usted debe de saber, el clero es un fuero completamente independiente. El Padre Gregor es un héroe de guerra, quien nos salvó de la Pesadilla años atrás.
-Oh, no me malinterprete. El Hierofante es un hombre sumamente interesante y sabio. Espero pueda guiarnos por toda esta travesía con su consejo.
-Igualmente – le dijo, observando sus gestos –. Pero espero coincida que esta expedición tiene problemas más urgentes que posibles amenazas sobrenaturales.
-Desde luego – respondió con su tradicional sonrisa, que particularmente detestaba –. Mis hombres están avanzando con celeridad. Estaremos listos para avanzar hacia el este en cuanto de la orden.
-Excelente. Si eso es todo... – Jenna le asintió, y le hizo una reverencia – Espero tenga un buen día, madame Campbell.
Guillaume dejó a Jenna atrás y continuó su camino hasta la carpa principal del ejército. La vanguardia del Capitán Alessio esperaba sus palabras antes de partir al este. Le cruzó por la cabeza que, si algo llegase a pasarle al viejo Gregor, podría acusar directamente a Campbell con algo de sustento, aunque rápidamente descartó ese pensamiento por ser demasiado ambicioso.
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Senzafine
FantasyPara evitar un matrimonio planeado, Intre Alquist se unió a la expedición de ultramar para colonizar Isole Senzafine, un territorio recién descubierto e inexplorado. Pero pronto descubrirá que la Isla alberga todo tipo de misterios y horrores, lo qu...