҂ 𝘀𝘁𝗶𝗹𝗹𝘄𝗮𝘁𝗲𝗿! :: ꒱
₍♡₎ #𝐣𝐨𝐧𝐚𝐡𝐦𝐚𝐫𝐚𝐢𝐬
:✿: wes Hamilton, una chica con bastantes habilidades y sobresalientes será reclutada por el club de Música ¿es una broma? ella no canta, entre sus habilidades no está tocar instrumentos o c...
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Mi nombre es Wes Hamilton, y era obvio que yo no me iba a quedar de brazos cruzados ante esas ridículas reglas.
Caminé por uno de los amplios pasillos del Instituto, tratando de encontrar al moreno. Esto en otra situación me parecería ridículo, pero yo necesitaba respuestas, quizás yo estuviera exagerando o quizás no, eso es lo que quiero averiguar.
—¡Oye! —una voz masculina detuvo mi caminar cuando chocamos.
Levanté la mirada y era exactamente a quien necesitaba. En sus manos traía un par de libros y un café. Usaba el uniforme de Stillwater que me negaba a aceptar que le quedaba perfecto y a la medida, si no fuera un idiota diría que hasta parece un chico listo.
—Estaba buscándote —inquirí.
—¿Te conozco, preciosa? —respondió con un tono de voz entre seductor y de idiota.
Giré los ojos molesta.
—Del club de Música, idiota. Y necesito hablarte sobre las reglas —sonrió.
—¿No te quedaron claras? —dio un sorbo a su café, cerró los ojos disfrutando del sabor. —Esto sabe muy bueno.
Estuve a nada de aventar su café al suelo para que me prestara atención, pero me contuve, el café no tenía la culpa y hasta acá me llegaba el delicioso aroma.
—¿Por qué no podemos ir detrás del escenario? ¿Qué hay ahí? —pregunte, sus ojos azulados me miraron un segundo.
—Los camerinos —soltó sin importancia.
Claro y yo soy Dua Lipa.
El moreno comenzó a caminar hacia la dirección a la que iba inicialmente y como buena investigadora lo seguí.
—Si sólo son camerinos, ¿por qué poner la regla? Es estúpido.
—Porque los camerinos son para nosotros las estrellas que damos show —siguió sin detenerse. Igual que yo.
—¿Y por qué no podemos hablar sobre el club de Música?
—Si no perteneces ahí, no tienes porque saber nada, los demás tienen su club.
Llegamos hasta la inmensa entrada del salón de filosofía, seguro era su próxima clase. Se detuvo en la entrada y se recargó en uno de los antiguos muros, mirándome con una sonrisa casi diabólica pero que le daba un aire de quecparecía ser la persona más importante del lugar.
—¿Ocupas algo más, nena?
Lo miré unos segundos, no creía en ninguna de las respuestas que me daba simplemente porque no tenía lógica poner esas reglas a cosas superficiales.
—¿Por qué no podemos ir ahí fuera del horario de clases? —hice mi último intento.
Me pareció ver que su sonrisa se hacía más grande e incluso parecía que reprimia una carcajada, acercó su rostro lo suficiente como para poder decir que compartíamos la misma burbuja de aire y el olor de su perfume claramente carísimo golpeaba mi nariz.