Capítulo 23.

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La noche había caído, me sentía un poco exhausta por las clases del día y por lo que me había contado Jack. Sólo podía pensar en quedarme en mi cama y dormir y despertarme tres años después.

Me sentía extraña porque no habíamos tenido reunión del club, sentía que estaban excluyendome de los planes, o quizá sólo sea mi imaginación, pero tenían razón, yo necesitaba descansar después de todas las alucinaciones y pérdida de memoria que había sufrido.

No había pasado por el club así que me quedaba en mi habitación normal, la cual no había estado ocupando mucho. Me coloqué mi pijama de cerezas, siempre ha sido muy cómoda. Me tiro sobre la cama, dándome pequeños masajes en los hombros a mi misma para intentar relajarme un poco, cuando el sonido de una notificación en mi teléfono me interrumpió. Lo tomé porque de hecho nadie me hablaba así que debía ser algo importante. Y vaya que lo era, Jonah me había mandado un mensaje diciendo que ya estaba llegando.

Salí de la cama rápidamente, había olvidado que vendría, de hecho ni siquiera creía que fuera a venir. Antes de poder ir a cambiarme la ridícula pijama, unos toquesitos en la puerta me interrumpieron. Era él. Y ahora me sentía nerviosa, ¿por qué? No lo sé.

Abrí la puerta, el chico tenía una linda sonrisa, su cabello lucia un poco desordenado, llevaba puesta una camiseta que dejaba libre sus músculos y algunos tatuajes y unos cómodos pants. Me hice a un lado para que entrara.

—Aquí es lindo —dijo cuando entró por completo. —Es bastante tú.

Mi habitación era normal, pero tenía pegadas en las paredes algunas fotos mías con Zach, otras de algunas pinturas, fotografías que yo había tomado y otras cositas más.

—¿Te he dicho lo mucho que me gusta ese pijama? —dejó de mirar las paredes y me miró, acercándose peligrosamente.

—Es la segunda vez que me la ves puesta y la primera no fue tan agradable —respondí con diversión.

—Pues me gustas aún más sin ella —me tomó por la cintura suavemente juntando nuestros cuerpos. — Recuerdo que vine a hacer que recordaras algo, corazón.

Esta vez yo lo tomé del cuello acercandolo, besé sus labios lentamente, sintiendolo, quería sentirlo. Lo guié hasta mi cama haciendo que se sentara, me senté sobre él colocando mis piernas alrededor de él. Sus manos se quedaron en mi cintura, acariciando la piel que se descubría. Metí mis dedos por la densidad de su cabello, acariciandolo, Jonah me acercó más a él ocasionando que su masculinidad rosara con mi zona más sensible, ambos soltamos un gemido.

En un rápido movimiento Jonah me colocó debajo de él, acomodandonos mejor en la pequeña cama. Se acercó a mí, besando mi cuello pero se separó y comenzó a deshacerse de cada una de sus prendas, no me quedé atrás e imité su acción. Tan pronto como quedamos desnudos Jonah se acomodó a un lado de mi, con la mitad de su cuerpo por encima de mí, con fuerza llevó mi pierna libre hacia arriba, casi rodeando su cintura con ella. Dejó un recorrido de besos de mi cuello a mis clavículas, su mano acariciaba con suavidad mi pierna, recorriendola de arriba abajo, dándome escalofríos, atrapó mis labios y al mismo tiempo llevó su mano dentro de mis piernas, tomándome por sorpresa cuando sentí su dedo pulgar acariciandome, dejé caer mi cabeza hacia atrás, disfrutando del placer que Jonah me estaba dando. Y cuando estaba dejándome llevar, se retiró con una sonrisa burlona en los labios, tomó su pantalón y tomó aquel famoso paquetito plateado.

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