Capítulo 34.

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Dejé mi bandeja de comida sobre la mesa y luego coloqué un libro de magia sobre la misma. Abrí la página en la que me había quedado, Wes debió haber hecho esto desde hace mucho, aquí vienen muchas cosas importantes que es bueno saber.

Llevé una uva a mi boca mientras mi mirada seguía fija en la lectura, hasta que fue interrumpida por Zachary.

—Necesito hablar contigo, ¿puedes? —sé sentó frente a mí.

—Estoy ocupada —señalé el libro, pero no pareció importarle.

Llevó sus brazos sobre la mesa inclinándose hacia mí.

—Quiero hablarte de Jack, él... Ha estado raro últimamente —rodee los ojos y volví a comer mis uvas. — Me contó acerca de Jonah y sus padres, él dice que Jonah fue quien los mató pero... ¿Por qué no pareces sorprendida?

—Porque Jack me lo contó —encogí mis hombros. — Supongo que tuvo la confianza de decírmelo, no le des tantas vueltas si ya no te quiere hablar déjalo. De igual forma yo no le apostaba a su relación.

—¿En serio? ¿Es todo lo que vas a decir? —preguntó herido. — Sabes que Jack es importante para mí, ¿cómo puedes decir eso?

—Mira Zachary, realmente tengo cosas importantes que hacer —cerré mi libro y recogí mis cosas. — Y hablar contigo no es una de ellas.

Me levanté de ahí para dejarlo, pero al pasar por su lado fui detenida bruscamente por su mano en mi brazo, me giré a él. Me miraba fijamente y muy de cerca.

—No te voy a dejar ganar, seas quien seas, Wes volverá. —me sonrió y luego me soltó.

—Mejor mantente alejado Zachy, a Wes no le gustaría que algo malo te ocurriera —le lancé un beso antes de salir del comedor.

Creí que al separarlo de Jack me había encargado de él, y eso lo mantendría entretenido, debía pensar en algo más para que no se interpusiera en el plan, o tomaría medidas drásticas con él.

Pareciera que la vida quería joderme el día hoy, porque al salir del comedor choqué con Jonah, al hacerlo su vaso cayó al suelo, un olor a cereza y café inundó el lugar.

—¡Jonah! —exclamé. El chico no me miró sino hasta después de recoger el vaso.

—¿Puedes moverte?

—Jonah, espera... Soy yo —tomé su mano evitando que se fuera. — Soy Wes, la Wes real.

Se detuvo y me miró unos segundos intentando averiguar si mentía, pero su rostro se relajó cuando llevé mi cuerpo hacia el suyo y mis manos se quedaron quietas sobre su pecho. Sus brazos rodearon mi espalda y sentí como llevaba su rostro a mi cabello inspirando el olor.
Elevé mi rostro para poder mirarlo, él hizo lo mismo con una pequeña sonrisa en su rostro, una de sus manos seguía ceñida a mí cintura y la otra la llevó a mi mejilla acariciando mi rostro, cada parte de él.

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