7

13 0 0
                                    

Narra Max

Llegamos por fin al bosque.
Así es, dije bosque, ¿por qué a un bosque? Simple, ahi hay una flor dorada que esta casi extinta y es muy extraño de encontrar, hay un 99.99 de posibilidades de que esten en cualquier bosque, sobretodo si ese bosque es de San Francisco.

- ¿Ya llegamos? -pregunto Alex por quinta vez.

- No, ya casi -respondimos Thomás y yo al mismo tiempo.

- ¿Y ahora? -pregunto otra vez.

- Si, ya llegamos -dijimos al mismo tiempo.

- ¿En serio? -dijo esperanzada.

- No, llegamos en cinco minutos -dije.

Y sip, no faltaban cinco minutos, faltaba más tiempo. Había un desfile en las otras cuadras, tardariamos horas.

(#)

- Thomás ¿¡no me pudiste decir que hoy hay desfiles por doquier!?

- ¡Ya dije que no me acordaba!¡Lo siento Max!

(#)

- ¿¡A que horas!? ¡Dijeron que cinco minutos!

- ¡Para que no siguieras preguntando!

(#)

- ¿¡Se pueden apurar sanfrancisqueños!?

- ¡No nos apures newyorkino novato!

(#)

Pasaron todos esos gritos y unos momentos después por fin llegamos a nuestro destino, Alex y Thomas estaban dormidos para entonces así que presione el pito del auto "accidentalmente" para que despertaran. Despertaron.

- ¿Ya llegamos? -pregunto Alex dormilona.

- Si -le dije al fin.

- Ya era hora -dijo Thomás.

Después nos bajamos del carro y notamos que enfrente hay una caseta de policías para no entrar al parque, ya era casi de noche.

- ¿Quién anda ahí? -dijo alguien a lo lejos- ¡Salga de su escondite! ¡Roger tenemos trabajo al fin! -volvio a decir cuando nos acercamos a él, era un policía.

- Hola, yo soy Thomás, ella es Alex y el es... -empezo a presentarnos Thomás pero el policía no lo dejo terminar.

- ¡Rogeeeeeer! ¡Veeeeeen! -grito interrumpiendo a Thomás.

- ¡Ya voy! -dijo entrando- ¡Por todos los crímenes es Max! -dijo viéndome- ¡Max! -dijo frente a mi- soy Roger, mi hija esta en el hospital y fuiste a verla la semana pasada, ¿que os trae por aquí?

- Venimos a ver las estrellas y a acampar por unos días, desde aqui se ve bien, es perfecto para acampar -dijo Thomás.

- Pues no es permitido pasar -dijo el otro policía.

- Eso lo podemos arreglar -le dijo Roger- dame un autógrafo y tomemonos una foto, a mi hija le gustará y ustedes podrán pasar -dijo y acepté la oferta.

- ¿Donde quiere que le firme? -dije y señalo la manga de su camisa- bien -le firme y fuimos a un lugar para tomarnos la foto- listo, ya cumplí con mi parte, ahora déjenos pasar por favor.

- Pasen, pasen -dijo Roger viendo la foto, estaba feliz- a mi hija le gustara que Max el trabajador se haya tomado una foto conmigo.

- Si usted dice -dije y pasamos.

Al fin entramos al bosque, aunque el otro policía no estaba muy de acuerdo e intento darme un woki toki con rastreador por emergencia, claro que nos negamos.

Ya en el bosque después de caminar algunos minutos decidimos que era hora de montar nuestras tiendas de campaña, resulta que Thomas y yo compartimos tienda de campaña ya que la mía es grande y la compramos para la ocasión, Alex dormirá en su propia tienda.

(#)

Nos levantamos alrededor de las seis de la mañana, teniamos que avanzar.

Desmontamos todo y seguimos caminando tipo ocho de la mañana, ya a las diez paramos porque vimos una manada de animales.

Podrían ser toros o vacas o búfalos, eran cientos y no podíamos rodearlos, tenia que ir en medio, lo bueno es que estaban dormidos todos en esos precisos momentos, todos.

- Hay que atravesarlos -dije- son cientos sino es que miles de búfalos o toros o lo que sea, no podremos rodearlos ni aunque contaramos con todo el tiempo del mundo.

- Si, hay que atravesarlos -dijeron.

- Yo en medio -dijo Alex.

- Yo atrás -dijo Thomás- ni modo, tu en frente.

- Esta bien, en fila india, voy yo luego Alex y por último tu Thomás -dije y así hicimos.

Tardamos, tardamos unos diez minutos pero honestamente se sentia como si fuese una eternidad, caminamos y caminamos en puntitas, yo ya no sentía mis pies. Todo esto era por Sammantha, no dejaria sola en esto a Sam, nunca.

De la nada un celular o algún otro aparato empieza a sonar, que digo, a gritar, habia tanto escándalo que los animales que estaban durmiendo alrededor de nosotros se levantaron de prisa y nosotros tuvimos que correr, así es correr porque se iba a hacer una estampida de toros o búfalos, en fin, de esos animales.

Corrimos aproximadamente medio kilómetro si no es que más, paramos detrás de una roca grande, estábamos muy cansados pero vivos, muy exhaustos pero a salvo. Pasaron unos veinte minutos y yo me levante, vi atrás no había rastros de esos animales, solo habían dos animales: dos vacas. ¡Vacas!

- Oigan chicos, parece que le contaremos esta historia a nuestros nietos en cincuenta años -dije bromeando- ahi hay dos vacas y yo aqui con mi corazón a mil por hora.

- ¿Vacas? -pregunto Thomas desde el suelo.

- Vacas -expreso Alex con cansancio y aburrimiento.

- Oigan, lo raro fue que corrimos tanto solo por vacas -dije exagerando- mejor nos vamos a acampar que ya esta oscureciendo.

Fuimos a un claro y ahi nos quedamos arreglando las tiendas de campaña, haciendo un lugar para la fogata, reunimos troncos para sentarnos en ellos, ramitas para poner en la fogata, en fin, todo eso que se hace en los campamentos. Luego que finalmente estaba oscureciendo empezamos a contar historias nuestras, para conocernos mejor.

- Entonces cuando yo tenia quince años se me ocurrio una brillante idea, huir del orfanato en donde estaba, era imposible irse de aquel lugar sin firmas de adopción, así que una de mis salidas conocí a un par de adultos que me quisieron entonces les conté mi plan -dijo Alex- que ellos me fueran a adoptar a mí esa misma semana y que me dejarán ir nomás saliera de la ciudad, yo les daría dinero luego. Lo hicieron, esa misma tarde y así pude salir de Florida y venir a San Francisco.

- ¿Tu sola? ¿De Florida hasta aquí?

- Si -dijo con simpleza- cuando te propones hacer algo lo haces... ¿Qué es eso? -dijo viendo a lo lejos asustada.

Volvimos a ver, era una luz que se movía bastante rápido. No estabamos solos en este bosque. Teníamos compañía. ¿Agradable? ¿Mala? No lo sé pero no me agrada esto.

Decidimos ignorarlo solo porque no creíamos en fantasmas, nos metimos cada quien en sus tiendas y nos metimos para dormir.

Yo no podía dormir. Había alguien ahí. Podía ver su sombra, era un hombre con una lámpara.

Agarré un bat de baseball y salí de la tienda. No podía creerlo. Era él hombre, el mismo.

ConfíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora