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Narra Max

- ¡AAAAAAAAHHHHHHH! -empezó a gritar Alex cuando empezaron las contracciones preparto.

Rápidamente llegaron enfermeras se la llevaron a otra sala para futuras madres, yo estaba en shock pero poco después salí corriendo detrás de las enfermeras que se llevaron a Alex a otra sala.

La llevaron a una sala de parto, yo estaba nervioso y una enfermera tuvo que mover sus brazos frente a mi para que le prestará atención, la vi confundido.

- Su esposa va a dar a luz en poco tiempo, es necesario que se cambie y entre a sala de partos, ya mismo allá esta lo que se tiene que poner -señaló un lugar en el que estaba una gran gavacha de manga larga que usan los  médicos, unos guantes, un gorro y hasta un pantalón y bolsas para los zapatos, sin contar la mascarilla y los lentes protectores. Algunos dirán que exagerados si es solo un parto pero la cruel realidad es que esto ya no es tan raro, sobretodo en un parto. Me puse todo y entre, me senté a lar de Alex quien estaba medio roja y sudando, cuando me vio me apretó muy duro mi brazo.

- ¿Donde estabas? -susurro molesta.

- Poniéndome este traje de cirujano, creo que no era necesario tanto, hasta lentes y mascarilla me dieron, ni que yo fuera a sacarlo de ti -dije- ¿estoy hablando de mas? -Alex me vio nerviosa- okay, deben ser los nervios.

Estaba nervioso, muy nervioso.

Narra Sam

Estábamos saliendo del avión, debíamos agarrar un taxi y que nos llevara rápidamente al hospital, a penas eran pasado medio día.

Jack paro en el aeropuerto a comprar.

- ¿Qué haces? Nos harás llegar tarde -dije cuando estuve a su par.

- ¿Piensas que llegare con las manos vacías? No señora, yo seré el tío favorito y eso nadie me lo quita, ¿este les va a gustar? -yo reí cuando vi que era una muñeca.

- Va a ser niño bobo -vi un osito de peluche y lo agarre- llevemos esto nada más ¿esta bien?

- Esta bien, pero el tío cool lo elijio -dijo retandome,a mi no me importo y lo fuimos a pagar y nos fuimos a agarrar un taxi.

Logramos subirnos en uno y le dimos la dirección, tardaríamos al menos media hora en llegar.

(#)

Llegamos al hospital pero no nos dejaron pasar porque aparentemente ya había empezado el parto y era prohibido entrar o salir de la sala, ya que sería peligroso para el bebé y para Alex.

Narra Max

El embarazo de Alex era delicado, okay, eso ya lo sabíamos lo que no sabíamos era que al momento del parto iba a complicarse e iban a tener que dormir completa a Alex.

- Pero doctor, ¿no hay otra forma? -insistí yo pero por supuesto que no la había.

- El embarazo es delicado y si no la anestesiamos completamente es muy probable que resulte dañada y puedan haber otras complicaciones -yo vi a Alex y sostuve su mano mientras una enfermera le ponía la anestesia.

- Max -dijo Alex hablando por primera vez- debo decirte algo... Estaré bien sin importar qué, yo sé de esto y quiero decirte que... -cada vez lo decía mas suave y al final ya no pude escucharla solo oí un murmullo inentendible.

Yo estaba cada vez más preocupado y no tenía ni la menor idea de que me diría Alex, tampoco sabía porque era un embarazo delicado y porque incluía varios controles del médico, no tenía idea. El parto empezó, empezaron a meterle un cuchillo a Alex en su panza, yo no podía ver esto, primero me quedé en shock y luego quice vomitar al ver la sangre salir, luego me maree y apenas escuche un pequeño llanto pero en el mismo instante vi todo negro.

Narra Sam

Llegamos hace aproximadamente diez minutos, yo había hecho lo que sea para poder entrar a la sala de partos con Jack a apoyar a Alex y a Max, hasta había sido amable con la señorita pero nada había cambiado ya de que por un momento solo quería gritarle en la cara lo que pensaba sobre ella y su falta de corazón. Es más iba a hacerlo pero Jack me tocó el hombro, agarro mi mano y me llevó hasta la sala de espera delicadamente, yo no sabía a qué iba todo esto pero estaba confundida, es la primera vez que hace contacto físico conmigo desde hace seis años que me dio un abrazo.

Jack se sentó en una silla, la sala de espera estaba vacía, era un poco más de las cinco de la tarde, apenas y se notaba el pasar del tiempo aquí por un reloj de pared, de lo contrario no hay manera de saber que horas son. Me quede parada frente a él. Estaba confundida y un poco molesta.

- ¿Por qué haz hecho eso? -dije yo con los brazos cruzados y la cabeza bien en alto.

- ¿Hacer qué? -dijo el confundido.

- Sacarme de ahí, no haz dejado que le diga nada de lo que pienso a esa mujer -dije yo con mi voz firme.

- Oh, esa mujer no tiene culpa de nada, no tiene porque oír todo lo que tienes que decirle -dijo calmado- en algún lugar está Max, de seguro y está bien emocionado esperando a su bebé, tu tranquila.

- ¿Tranquila? ¿Tienes alguna idea de que es idiota decirle a alguien enojado que se tranquilice? Estoy enojada, si, contigo, con la mujer y con todo el mundo por no dejarme entrar a ver a mi hermano ser papá ¿y sabes qué?, nadie tiene el derecho de decirme cómo sentirme al respecto, ¿sabes algo más?, estoy feliz de que no tengo a nadie como tú en mi vida, diciéndome como vivir mi vida, así es, soy una mujer feliz, soltera y libre, y así lo disfruto -dije todo eso rápido.

Jack solo voltio los ojos, se paro y fue a una máquina expendedora que había en la sala de espera.

- ¿Quieres algo? -dijo sin verme, metiendo dinero en la máquina y escogiendo algo, yo me acerque a ver.

- Tu sabes que quiero -dije yo viendo la maquina.

De inmediato la maquina expendedora dejó caer una lata de Pringles con sabor a queso y otra igual con sabor a crema y especies, mis papas frutas favoritas, y también saco un jugo del valle sabor manzana y me los dio. Yo sonreí de lado y los agarre y me fui a una silla a comerlos.

La mayoría de mis amigos me preguntan si hago ejercicio o si sigo alguna dieta extraña pero la verdad es que no hago ni una ni la otra cosa, simplemente soy igual de floja que un perezoso pero eso nadie tiene porque saberlo, simplemente como y no engordo nunca, obvio que tengo cuerpo al igual que cualquier mujer de mi edad, solo soy delgada y ya. Yo estaba comiendo.

- ¿Sammantha? -yo levante la cabeza de mi comida un rato para hacerle el mal de ojo a quien sea quien dijo mi nombre completo pero al verla solo pude sonreír de lado, me levante y fui a verla, éramos casi de la misma estatura y eso que era alta, yo media 1.68, ella debe medir casi lo mismo.

- Hola Mia -dije yo.

Mia, hace mucho que no la veía, era una amiga mía, de hecho era casi la hermana de Alex ya que vivieron toda una temporada juntas antes de que Mia tuviera que ir a la universidad de la ciudad y por ende internarse en la universidad ya que era al otro lado de la ciudad. Por suerte para mi, Mia al verme tan diferente no se abalanzó contra mi a abrazarme, solo me comía con la mirada, eso era nuevo en ella y debo admitir que algo incómodo.

- Haz cambiado mucho -dijo susurrando- me gusta tu pelo, ¿Quién te lo pinto? -dijo sonriendo, aunque esa sonrisa era falsa, si le gustaba mi pelo pero estaba algo incómoda de tratar con alguien como yo, lo que no sabe es que no cambie para tanto, aun existe una mínima parte de mi yo de hace años, simplemente está oculto a simple vista.

- Nada que no pueda hacer con mis manos -dije yo bromeando aligerando las cosas un poco, Mia sonrió y rio un poco, ven, así de fácil, ella era amiga mía, imposible que la trate mal si ella nunca me trato mal, de hecho es la persona más amable que conozco y es apenas un año y medio mayor que yo, pues eso no se nota nada.

Me permití verla detenidamente, ella al contrario mío, anda una blusa blanca que dice sweet y unos jeans flojos, también anda unas zapatillas lindas sin tacón, su pelo está suelto y solo tiene una pequeña cola enmedio que simula ser un peinado difícil, pero siendo observadora me he dado cuenta, no sé esperaba de esto y tuvo que venir corriendo aún sin arreglarse, eso es algo único que ella tiene, es capaz de sacrificar su tiempo a solas por quien sea si es necesario.

ConfíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora