Capítulo 14: Seungkwan enojado

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El lunes por la mañana, busco por todas partes a Seungkwan. Ayer fui a su casa, pero su abuela dijo que no estaba.

Si claro.

Lo encuentro durante el primer período de biología. Me ve observándolo, sé que lo hace, pero no me reconoce.

—Hola, Seungkwan, ¿me vas a ignorar por siempre? —le pregunto desde el escritorio al lado del suyo.

Él observa hacia la pizarra como si yo no existiera. Es algo que nunca pensé 
que iba a experimentar, ser irrespetado por un chico como Seungkwan.

—Sé que me escuchas. ¿Vas a dejar que te hable?

Nada.

—Mira... —Echo un vistazo alrededor para ver si alguien está escuchando y bajo la voz—. Sabes que no quise decir nada con eso. Creo que eres genial —No puedo lograr decir lo bello que es. No lo es—. Vamos, salgamos de esta clase. Te llevaré…

—Hansol, ¿tienes algo que te gustaría compartir con la clase?

Le frunzo el ceño al señor Gordon. Él tiene una ceja levantada como si eso me afectara. Yo sacudo la cabeza y muevo la muñeca, haciéndole señas de que siga adelante.

—Me alegro de tener tu permiso —El señor Gordon levanta el brazo hacia la pizarra y, por los próximos sesenta minutos, alterno entre ver a Seungkwan ignorándome y admirar las manchas amarillas de sudor del señor Gordon.

Cuando suena la campana, trato de jugar a ser frio, como si hubiera perdido todo interés en él. Conozco el juego, cuando las personas se molestan, tienes que dejarlas 
que vengan a ti. Es por eso que la gente compara a algunos con los felinos.Excepto que mi estrategia falla. Seungkwan agarra su mochila de color verde lima y sale tormentosamente de la sala antes de que tenga la oportunidad de demostrarle lo mucho que no me importa. En cambio, me encuentro corriendo para mantenerle el 
paso.

— Seungkwan, espera.

Él sigue caminando, impulsando sus pequeñas piernecitas para pasarme. ¿En serio? Tengo, como, medio metro más que este chico.

Lo tomo por el brazo y tiro de él hacia mí.

—¿Podrías parar? Actúas como una de esas chicas.

—¿Te refieres a una así?

Señala hacia a una chica con el pelo largo, brillante e incluso, sus piernas lo son aún más. ¡Condenadamente caliente!

—¿Una chica hermosa? —Presiona Seungkwan. Da un paso hacia mí. Sé que está tratando de intimidarme, pero es demasiado pequeño para llevarlo a cabo. Conejo tonto.

—Sí, exactamente —le digo—. Estás actuando como una de esas chicas de poca profundidad.

—¿Por qué? ¿Porque me importa cómo me veo? Ya sabes, me doy cuenta de que no soy bonito. Pero eso no significa que quiero que me lo señales — Seungkwan mira hacia 
lo lejos, apretando los dientes—. Supongo que esperaba que tal vez tú pensaras... no lo sé…

Él deja de hablar, así que abro mi boca para entrometerme. Tengo que convencerlo de que firme el maldito contrato. Pero también necesito que deje de mirarme así… como si de algún modo lo lastimara profundamente. Antes de que pueda decir nada, la campana grita chilla encima de nosotros.

—Tengo que ir a clase —dice suspirando.

Le suelto el brazo. 

—Yo voy al mismo sitio ¿recuerdas?

Él no sale corriendo, lo cual es un pequeño milagro. Caminamos juntos hasta la clase de Historia, y no se queja cuando me siento a su lado. La clase se siente aún más larga que la primera y prometo no volver a entrar a la secundaria cuando mis diez días se acaben. Cuando finalmente suena la campana, me levanto para acompañar a Seungkwan a almorzar. Él atrapa mi mirada, luego se dirige hacia fuera antes de que pueda detenerlo.

El Coleccionista - Verkwan (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora