Capitulo Final: Renacimiento

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La luz brillante me pica en los ojos, y me digo: ¿En serio? ¿Esto es la muerte?

Ridículo.

Pero entonces oigo algo, y estoy seguro de que eso no está bien, porque:

A)No hay ruido después de la muerte, y B) En realidad no debería estar pensando en absoluto.

Cuando mis ojos se abren veo la gran sonrisa tonta de Seungkwan, y decido que si de esto se trata de la eternidad, me lo llevo.

—Está despierto — chilla él.

Ese chillido. Hazlo de nuevo. Por favor, hazlo de nuevo.

El Seungkwan imaginario agarra mis manos, y me hace sentarme en mi trasero imaginario en la cama y me mira. Se ve exactamente como lo hacía la última vez que lo vi. Cubierta de pequeñas heridas de batalla, pero por lo demás perfectamente hermoso.

—Ten cuidado —dice el—. No te excedas.

Miro alrededor y veo que este lugar es como la casa de la abuela, todo floral y con el olor leve de los pobres adherido. Me gusta tanto que puedo gritar.

— ¿Excederse? No puede excederse. Es Hansol ¿verdad? —Mingyu avanza en la habitación, radiante como una persona real.

— ¿Esto está pasando? —Me sorprende oír mi propia voz y decido en ese momento que tengo una perfecta voz de hombre.

—Al Diablo que sí está pasando —dice Jeonghan, saliendo de detrás de Mingyu. 

Envuelve sus brazos alrededor de su novio y le sonríe, y luego a mí—. Hemos salvado tu feo trasero. Aunque debo decir, ¿quitarte el brazalete? Un movimiento idiota.

—Fue heroico. — Seungkwan se inclina y me besa en la mejilla—. Y sí, idiota.

—No entiendo —le digo, sacudiendo la cabeza—. ¿Qué hago aquí?

Seungkwan y Mingyu miran a Jeonghan, y me doy cuenta de que hay algo grande que me estoy perdiendo.

Jeonghan se aclara la garganta.

—Um, hay alguien que quiere verte, si estás preparado para más visitantes.

Asiento con la cabeza, y se giran para salir.

—No, espera, no se vayan. Todavía no — les digo, poniéndome erguido.

La boca de Jeonghan forma en una sonrisa simpática.

—Vas a querer unos minutos. Confía en mí.

Los tres abandonan la habitación, y unos segundos más tarde, alguien da pasos en el interior. Cuando lo veo, mi corazón brinca duro dentro de mi pecho, y mi boca se abre.

—Papá —susurro.

Mi padre se precipita hacia mi cama y me tira en un abrazo. Él me sostiene contra él durante varios segundos, luego toma mi cara entre sus manos.

—Mi hijo. Mi H.

—Estás vivo —me quedo sin aliento, incapaz de creer que esté realmente aquí.

Él sonríe, y de repente me recuerda lo mucho que he echado de menos su rostro. 

Abre algo maravilloso en mi interior.

—Algo así —responde. Lanzando su pierna sobre la cama, saca el pantalón y me muestra un brazalete de oro alrededor de su tobillo.

Yo suspiro.

— ¿Eres un Liberador?

—No, tengo este brazalete en préstamo —dice, sentado al lado de mi cama—.Vengo en una solicitud especial para ayudar… en tu caso.

El Coleccionista - Verkwan (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora