Capítulo 41: El baile

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A la noche siguiente, conduzco a la casa de Seungkwan. Es temprano, pero quiero que sepa que estoy deseando verlo. Era todo lo que podía hacer para detenerme de estacionarme afuera de su casa ayer por la noche sólo para asegurarme de que él estaba seguro. Pero yo no quería tener que intentar explicarle lo que estaba haciendo si él me veía, y ciertamente no quería al Coleccionista siguiéndome para cuestionar mis acciones.

Me estaciono fuera de la casa de Seungkwan, trato de relajarme. Esta noche es para él. Además, he hecho todo lo posible para prepararnos.

He preparado dos bolsas llenas de comida y ropa, y compre dos boletos para Tokio, donde una enorme población nos protegerá. Entonces saqué el máximo de mi Amex Negra, y corto la tarjeta, y un pedazo de mi alma, a la mitad. No voy a ser capaz de usarla una vez que estemos en la carrera.

Dentro de una de las bolsas, he escondido los mapas y los nombres de los lugares que podemos huir en cualquier momento. Y envuelta en esos mapas... está la Glock.45. La compré esta mañana. Usualmente, no es mi estilo contar con un arma para luchar mis batallas, pero estamos hablando de demonios aquí, no de matones del patio de la escuela. Todo lo demás será por instinto, porque mientras más planificados somos, en más predecible nos convertimos.

Pasando la mano por mi chaqueta carbón y botones rojos, tomo una profundarespiración. Seungkwan se merece esta noche, y tengo la intención de dársela. Me salgo de Elizabeth Taylor, me dirijo hacia el porche, y toco el timbre.

Espero a que la Abuela abra la puerta, para ponerme malos ojos. Dentro de mi cabeza, elaboro sólidos argumentos para decirle. He decidido decir algo cuando la puerta se abre.

Levanto los ojos y jadeo.

Mi corazón se aprieta en mi pecho, y mis músculos se bloquean. Me siento como si no puedo respirar, como si yo nunca pudiera hacerlo en primer lugar. De hecho, estoy bastante seguro de nunca llenaría mis pulmones de nuevo. Aunque estoy mirando dirictamente a él, mi ojos se niegan a creer lo que están viendo.

Seungkwan se encuentra a centímetros de mí, todo su cuerpo transformado. Él está usando la chaqueta roja que le compré, y en su espalda dos alas de ángel hechas de seda que debe haber conseguido en una tienda de Halloween. Cabello rubio, piel suave, y sin lentes en sus ojos, todo parece igual. Me imagino que si él estuviera sonriendo, 
todavía viera sus dientes perfectamente rectos. 

Pero él no está sonriendo. Ni siquiera cerca. Lo que probablemente tiene algo que ver con el resto de él.

La forma en que sus pómulos resaltan, y la forma en que su pecho parece más grande. La forma en que sus caderas parecen un poco más llenas y su nariz más delgada ligeramente. Extiendo y corro mi mano por su brazo, la piel bajo mi mano besa un bronceado brillo fresco. Él esta impresionante, lo suficiente para parar el corazón de un hombre con una mirada, pero ya, anhelo a mi viejo Seungkwan.

—¿Cuándo? —le susurro.

—Ayer por la noche. Te iba a llamar, pero sucedió tan rápido. No podía pararlo, Hansol. —Sus ojos brillan con lágrimas—. Pero yo me veo hermoso, ¿verdad? —El consigue una pequeña sonrisa que destroza mi alma muerta.

—Siempre has sido hermoso, mi amor —-Mi frente está llena de sudor y mis manos se enroscan en puños. Tengo miedo de encender su ligera alma, tengo miedo de lo que encontraré. ¿Se acabó? ¿Han Coleccionado su alma sin darse cuenta de ello?

Da un paso hacia mí, y me doy cuenta de algo que hace mi cerebro cantar.

Su cojera.

Señalo a la cadera y sonrío tan duro que temo que mi cara se rompería.

El Coleccionista - Verkwan (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora