El miércoles por la mañana me despierto con un sobresalto. Me doy cuenta de que estoy a mitad de camino de mis diez días, y no he progresado mucho.
Tengo que acelerar las cosas. El problema es, que puedo decir que estoy dándole largas.
Aunque no voy a admitir eso.
Cuando llego a la casa de Seungkwan, la abuela abre la puerta. Ella está vestida con su kimono de seda, actuando como si anoche no pasó nada. Como si casi no estiró la pata.
—Hola —dice ella—. Seungkwan se fue con Wonwoo a la escuela.
Cruzo los brazos frente a mi pecho.
—Oh, ¿sí?
Ella asiente.
—Entonces —digo.
El Sr. Incomodidad aparece entre nosotros, enciende un cigarrillo, se acomoda. Es el mismo hijo de puta que se presenta después de haber tenido sexo con un extraño.
La abuela rompe la tensión al sonreír. Me da una palmada en el hombro.
—No te preocupes, hijo. No le diré a nadie que tienes un corazón.
Trato de igualar su sonrisa, pero mi boca no coopera. En su lugar digo:
—¿Qué pasa contigo?
Ella toma una brusca respiración y mira por encima de mi hombro hacia el bosque.
—Intoxicación alimenticia.
—Aja. —Paso una mano a través de mi cabello—. ¿Cuándo le vas a decir a Seungkwan sobre esa intoxicación alimenticia? Así como, para que no lo agarre por sorpresa.
Sus ojos de color gris azulado se mueven rápidamente hacia mi rostro.
—Ese chico ha tenido suficiente.
Sostengo su mirada. Seungkwan ha tenido suficiente. Sin embargo, él sabe que algo está sucediendo con la abuela. Pero no todo. Y merece saberlo. Pero decido que no me
corresponde.La abuela todavía está fulminándome con la mirada, así que asiento.
—Supongo que tienes razón. Nos vemos.
Su rostro se anima.
—Nos vemos, guapo.
🥀
Las clases pasan lentamente, y no puedo encontrar un segundo libre para hablar con Seungkwan. El tiempo entre clases de alguna manera parece más corto, y por enésima vez,
maldigo el tener que estar en la escuela.Cuando el almuerzo —y la dulce libertad— finalmente llega, encuentro a Seungkwan y a su clan en la mesa de siempre.
Se ve bien.
Él se ve bien.
Pero todavía no estoy seguro de que fuese necesario.
La cafetería está animada por el alboroto, y los sonidos de voces excitadas perforan mis tímpanos. Es el maldito baile de Halloween. Ha sido así durante toda la semana, chicos cachondos y chicas despistadas saliendo a las carreras para encontrar citas y comprar las entradas durante su preciosa hora social.
Guácala.
—Esa es una cara terrible. —Annabelle dibuja un círculo en el aire para hacer referencia a mi rostro—. ¿Cuál es el problema? Luces como si estuvieses a punto de cagar tu pañal.
Me dejo caer al lado de Seungkwan y digo:
—Es eso. —Señalo la mesa de boletos cubierta de negro y naranja.
—¿No vas a los bailes? —pregunta Annabelle—. ¿Es porque no puedes bailar?
Me inclino hacia delante.
—Confía en mí, puedo…
—Está bien. —Ella cabecea hacia Wonwoo—. Wonwoo no puede bailar ni para salvar su vida.
Miro de reojo a Wonwoo pero él sólo se encoge de hombros y sigue con su sándwich de mermelada y mantequilla de maní.
—Annabelle, tengo movimientos que te derrotarán —digo—. Es sólo que detesto las funciones escolares.
Le doy un codazo a Seungkwan pidiendo refuerzos. Él entierra la mano en su bolsillo, luego lanza Skittles en su boca. Se queda quieto.
—¿Boo? ¿Te gusta ese tipo de cosas? ¿Los bailes? ¿Mierda escolar creada porque es una alternativa segura para los chicos? —Termino con comillas en el aire.
—El es un chico, pero algunas veces puede pensar como una chica ¿no es así? —pregunta Annabelle—. Nosotras las chicas estamos preconectadas para que nos gusten las cosas que los hacen a ustedes sufrir.
Esto no es bueno. No voy, repito, no voy a ese maldito baile. Por otra parte, no estoy seguro por qué estoy preocupado. El baile es en tres días. Para entonces, tendré el alma de Seungkwan toda envuelta con un gran lazo rojo. Sólo tengo que darle una razón para pedir más cambios de belleza.
—Si quieren ir a una fiesta, ¿por qué no vamos esta noche? ¿Por qué tenemos que esperar hasta el sábado?
Annabelle le da un vistazo a Wonwoo, luego a mí.
—¿Qué tienes en mente?
Mierda. ¿Qué es lo que yo tengo en mente?
—Algo genial —digo, dándole un rodeo—. ¿Qué tal si los recojo en el frente después de la escuela?
Seungkwan sonríe, y Wonwoo asiente, pero de Annabelle no está convencida… lo que me sorprende.
—¿Por qué deberíamos ir a algún lado contigo? —dice.
—Vaya. Está bien. ¿Hice algo?
—Es lo que no hiciste. —Ella cabecea hacia Seungkwan.
Examino a Seungkwan, pero no tengo idea de lo que Annabelle está hablando.
—Sus gafas —dice Wonwoo—. Ya no usa gafas.
Oooh. Es cierto. No se supone que lo sepa. Debería estar sorprendido. Debería estar todo Seungkwan, ¿dónde están tus gafas? ¡Te ves genial!
Miro a Seungkwan y finjo sorpresa.
—Oh, vaya. ¿Dónde están tus gafas? ¡Te ves genial!
Él me da una sonrisa de complicidad y dice:
—Esta mañana recibí lentes de contacto como regalo anticipado de Halloween de parte de la abuela.
—¿Regalo de Halloween? —digo—. ¿Eso existe?
—Totalmente —dice Seungkwan.
—Para nada —dicen Annabelle y Wonwoo.
Me concentro en Annabelle.
—¿Estamos bien? ¿Estás dentro ahora?
Ella inclina la cabeza hacia un lado como si estuviera considerándolo. Luego sonríe y dice:
—Dentro como una hija de puta.
Cuando el almuerzo termina, Seungkwan se voltea hacia mí, esperando que lo acompañe a
clase como hago siempre. Pongo mi mano en su cintura, sorprendido por la ligera curva que siento.—Voy a hacerme cargo de algunas cosas. Te veo afuera después de la escuela. ¿Está bien?
—¿Te vas a saltar las clases? —pregunta.
—¿Eso es tan sorprendente?
Él se ríe y niega con la cabeza.
—Supongo que si estás muerto, no te asusta el no terminar tus estudios.
—No, cariño, no me asusta. —Lo dejo ir y me dirijo afuera. Tengo cuatro horas para idear algo que hará que Seungkwan ruegue por sacarle provecho a ese contrato. Y tengo una maldita buena idea tramándose.
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El Coleccionista - Verkwan (Adaptación)
FanficÉl hace que los chicos buenos... se vuelvan malos. Chwe Hansol es increíblemente genial, y él lo sabe. Su buena apariencia, encanto asesino, y sobresaliente confianza han hecho de él uno de los mejores del infierno; un coleccionista de almas. Su tra...