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Robín había entrado en aquella oficina en silencio, había dejado sus cosas en el escritorio de fuera, tenía en sus manos un termo con café caliente, hoy por la mañana se enteró que Zoro no había vuelto a casa y por lo tanto no había desayunando y lo más seguro es ni siquiera comió algo ayer después de la comida. Con cuidado dio un par de toques en la puerta pero no recibió ninguna respuesta, espero un par de segundos para después disponerse a entrar, le causo ternura verlo de esa forma.

Zoro estaba recostado con el rostro contra el sillón, el teléfono en el suelo, aun tenia puestos los zapatos, la corbata estaba ligeramente suelta, dejo el termo en el escritorio y salió de la oficina, tenía una ligera idea de cuan cansado podría estar, algunas noches ella lo acompaño despierta dándole ese apoyo que necesitaba pero siempre terminaba dormida y despertaba en el sillón con un café en el escritorio y un Gracias por estar a mi lado escrito en el envase, salió del lugar dejando una nota en el café Lo has logrado. Se sentó en su lugar y comenzó a revisar los mensajes de su bandeja de entrada, de vez en cuando personas pasaban por su lugar dejando unos buenos días y un par de solicitudes y permisos a la espera del del Jefe.

Así eran sus mañanas, sus ojos estaban cansados después de redactar todos esos mensajes y solicitudes. Restregó sus manos por su cara, necesitaba la ayuda de Zoro pero no quería levantarlo, coloco su frente sobre el escritorio mientras que sus manos y parte de sus brazos la cubrían, dejo soltar un suspiro, últimamente las solicitudes eran cada vez más y el papeleo parecía no tener fin, sintió una mano sobre su hombro por lo que alzo la vista un tanto asustada encontrándose con él.

- Buenos días hermosa, ¿Día difícil? - Le pregunto entregándole una rosa de color rojo.

- Solo demasiado trabajo - Le regalo una sonrisa al momento de aceptar aquel pequeño detalle - Gracias.

- No es nada - Contesto con un sonrojo apenas visible en su rostro - ¿Esta dentro? - Volvió a preguntar en un intento de cambiar la conversación,

- Si - Dejo la rosa aun lado - Pero ahora mismo no puede recibirte.

- ¿Cuál será su excusa?

- No hay excusa esta vez Franky - Volvió su vista hacia la computadora - Apenas ayer termino los planos y ahora esta exhausto.

- A veces siento que lo proteges demasiado.

- Lo hago como él lo hace conmigo - Respondió - ¿Necesitas algo más?

- No - Comenzó a caminar alejándose cada vez más de Robin - Solo dile que me llame.

Sé que te preguntas ¿Por qué ese cambio de actitud? Robin no se caracteriza por ser una persona posesiva pero si un poco celosa, cuando Franky llego y lo vio, su día se volvió alegre, toda esa carga y estrés de hace unos momentos se disipo con solo verlo pero aquel pequeño detalle había hecho a su corazón dar un vuelco, todo está bien hasta que aquel aroma llego a su nariz, cítricos con jazmín y almizcle, conocía de memoria ese olor y el portador, no es como si la odiara, pero su simple olor la ponía de malas - El olor es insoportable - Le había mencionado una vez a Franky, pero el no logro comprenderlo. Aquella chica de despampanante figura, alta casi a la altura de Franky, bien proporcionada y de cabello lindo hacia a Robin dudar sobre todo lo que tenga relación entre ella y Franky.

Observo con detenimiento aquella flor, la acerco a su rostro y de nuevo estaba aquel aroma, con dolor y una mueca en el rostro la tiro al bote de basura, siguió trabajando hasta que de nuevo pasos se volvieron a escuchar, pensó que sería él, tal vez no le pediría disculpas ni mucho menos una explicación pero tal vez vendría de nuevo con un café y una  sonrisa, giro su vista encontrándose con una figura femenina de cabello rosa.*

TENIAS QUE SER TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora