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Hoy era la inauguración del tan esperado edificio, dejaron a la imaginación la interpretación de dicho diseño, la fachada era vista desde un par de calles, pero el interior era lo que más intriga causaba ¿Que tendría ese edificio?*

Podías ver una multitud de gente reunida a los alrededores, camarógrafos, fotógrafos, periodistas, entrevistadores, todos y cada uno de ellos se encontraban a la cabeza de aquella multitud, hace un par de semanas que la inauguración había sido anunciada y por ende debían cubrir cada rincón de dicha noticia.

Desde médicos hasta empresarios, modelos, actores, cantantes, personas las cuales su nombre era conocido en alguna parte del mundo, sin mencionar a los arquitectos, constructores, abogados, contadores, administradores, lo cuales formaron parte de ese gran proyecto.

Incluso entre todo ese gentío, se encontraba toda la Familia D. reunida, incluyendo al señor Mihakw*  y Trafalgar*  acompañado de Eustass*, también estaba aquel cocinero acompañado de su hermosa esposa y su padre.

Todos eran víctimas de fotografías y preguntas, en especial la reciente no tan reciente pareja, pero aquel chico rubio esta tan absorto en sus propios pensamientos, con los nervios de punta y la ira al tope, hace semanas que no veía a la alga con patas, lo busco, lo visito pero lo único que recibía en respuesta era - Lamentamos mucho informarle que el señor Roronoa no se encuentra ahora mismo, debido a la construcción del nuevo edificio nos ha pedido mantener distancia entre él y posibles distracciones. Le informaremos de su llamada, pero no aseguramos una respuesta. -

¿Distracción? Acaso él era una distracción, jamás en todos los años que había conocido a Zoro, lo habían tratado con tanta indiferencia, como si fuese igual que los demás, pero no fue eso exactamente lo que lo hizo enojar. Lo que realmente lo hizo molestarse fue que aquella chica pasara tiempo con él, trayendo con sigo nuevas noticias ellos en la portada de cualquier medio de comunicación.

Los murmullos no se hicieron esperar cuando aquella pareja llego, aquel vestido negro pegado al cuerpo de Robin resaltaba sus curvas ni que decir de sus atributos, verla con un ligero maquillaje en el rostro y con el cabello suelto llamaba demasiado la atención, a su lado se encontraba Zoro portaba un traje negro pero diferente a los que suele utilizar, ahora mismo el traje se amoldaba perfectamente a su cuerpo además de que el pantalón era un poco entubado.*

Ambos presentes tenían consigo la ausencia de aquellas gafas que usualmente portaban, todas las miradas en ellos, en especial la de Sanji. ¿Pero cómo se atreve a llegar hasta ahora? ¿Por qué acompañado de ella? Porque no simplemente se presentaba solo como siempre lo había hecho en cada ocasión importante.

Un pequeño malestar se hizo presente cuando vio la proximidad entre ambos chicos, al parecer Zoro se había tenido que acercar al oído de la contraria para poder decirle algo ganándose como respuesta un sonrojo.

- ¿Cuánto crees que cueste ese vestido? - Le pregunto su esposa.

- No lo sé, tal vez un par de berries.

- No - Comenzó a buscar en su teléfono - Es vestido cuesta... - Abrió los ojos lo más que pudo y entre abrió su boca. Sanji volteo a verla ante su comportamiento - No puedo creerlo.

- ¿Que sucede Nami-swan? - Se inclinó un poco para ver lo que Nami veía

- Ese vestido - Apago con rapidez la pantalla de su teléfono - Con su salario estoy muy segura que no sea capaz de adquirirlo por si sola.

- No lo entiendo, ¿Cuánto cuesta exactamente aquel vestido?

- Miles, no - Se corrió de inmediato cambiando su mirada - Millones, ese vestido cuesta millones de berries.

TENIAS QUE SER TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora