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Durante todo el trayecto de viaje, el pequeño chico de cabellos azabache comenzó a platicar todo lo que había hecho mientras Zoro* trabajaba lejos de él, de cierta forma, tanto Robin como Zoro esperaban problemas o travesuras de aquel chico pero grande fue su sorpresa al saber que no solo había causado estragos en cierta parte de la ciudad si no que también se había hecho amigo de personas con las cuales solo puedes soñar en conocerlas.

El menor de los D, él casi opuesto de todos los demás, era sumamente feliz y travieso, era intrépido y pocas veces se le podía notar la duda en alguna de sus acciones, un Sol completamente, irradiaba confianza, bondad, felicidad, pero que eso no te confunda, debajo de toda esa felicidad y esa enorme sonrisa se encuentra el sufrimiento y dolor por haber perdido a alguien, puedes ver que también tiene un lado oscuro como toda persona, jamás se metan con su familia o amigos.

La gente suele guardar tesoros como dinero y joyas detrás de una gran caja de seguridad, pueden presumir marcas y marcas almacenadas en cajas y garajes en sus casas, pero para él eso solamente era basura, cosas inanimadas que no tenían sentido guardarlas con tanto recelo, para él lo más importante eran las personas, ellos eran su tesoro, los protegía con cuerpo y alma si así era el caso, puedes corroborarlo al ver aquella cicatriz en su pecho.

Una cicatriz en el pecho, pareciera como si Zoro y aquel pequeño se hubiesen puesto de acuerdo para llevarlo por toda su vida, como un recordarlo del Si tal vez.

- ¿Cómo está el anciano? - Logro preguntar por fin Zoro una vez el pequeño guardo silencio.

- Quiere ponerme a trabajar con ustedes en su empresa - Contesto con media cabeza fuera del auto - Pero yo solo quiero seguir teniendo aventuras.

- Trabajar no es tan malo - Opino Robin con su vista en la tableta en sus manos.

- Pero si aburrido y no quiero eso.

- Con Zoro no podrás aburrirte - Comento divertida.

- ¿De verdad? - Dijo mientras se metía enseguida al auto - ¿Es divertido trabajar contigo Zoro?

- Por supuesto - Hizo una sonrisa forzada - Crear edificios es lo más divertido del mundo.

Y no era del todo mentira, le gustaba su profesión además de que le encantaba crear nuevos sueños para las personas, porque aunque su apariencia no estaba a su favor a veces a Zoro le causaba una gran satisfacción el resultado final, todo ese proceso para crear la estructura de tus sueños, en pocas palabras amaba ser Arquitecto, pero no era algo que lo hacia 100% feliz, porque no podía ser libre. Todas y cada una de sus creaciones han sido hechas a base de los demás, a base de sus preferencias, de sus estilos, de sus gustos, no de Zoro, a excepción de una.

Hasta cierto punto era sofocante, el crear un diseño completamente diferente al anterior, no repetir ningún diseño o idea - Tienes que ser perfecto - Esa frase siempre rondaba por su mente cada que un proyecto nuevo llegaba a su manos, ni que decir de lo estresado que a veces se encontraba por un cálculo mal hecho, tan solo un número por muy pequeño que sea podría marcar la diferencia entre algo perfecto y un completo desastre.

Hasta cierto punto comprendía al niño detrás suyo, tenía sueños y ganas de pelear con el mundo por lo que ama, tiene esa sed de ser alguien, esa sed de vencer a cualquiera que le diga - No puedes hacer eso - Tenia esa sed que hace mucho Zoro perdió.

No entendía porque Robin había dicho esas palabras, tal vez pasar casi 12 horas sentada detrás de un escritorio era divertido para ella hasta cierto punto. Definitivamente no entendía el punto de Robin esta vez, pero decidió no darle importancia, faltaba poco para llegar a aquella casa en la que por 2 años vivió, aquel lugar que por suerte pudo llamar Hogar cuando más lo necesitaba.

TENIAS QUE SER TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora