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Y ahí estaba Roronoa Zoro perdido de nuevo en alguna parte de la ciudad, realmente poco le importaba quedarse toda la noche fuera y no llegar a casa, no es como si alguien lo estuviese esperando realmente, lo único que quiere es caminar y poder crear la mayor distancia entre él y la persona que ama aun sabiendo que eso es imposible, ¿Cómo te alejas de lo que amas? ¿Cómo sigues adelante sin ese brillo en tu vida? ¿Cómo dejo que alguien tomará eso que él tanto añoraba? ¿Como? ¿Como? ¿Como? Esa simple pregunta realmente le estaba tocando las pelotas, sabia la respuesta pero por años trato de ignorarlo, de crearse una oportunidad con él.

Ahora mismo él debe de estar mirando sus ojos, diciéndole lo mucho que ama su sonrisa, sus ojos, su todo, llenando de risas y amor la vida de alguien más, pero no la de él, porque al fin de cuentas solo es un amigo, su MEJOR AMIGO, porque él estaba en el altar con la persona que ama, viéndolo sonrojarse y mostrar esa torpe sonrisa pero no era para él, no era con él con quien se juntaría de por vida y juraría amor eterno, no era él el dueño de esas sonrisas ni el responsable de hacerlo reír cada minuto de su vida, porque su lugar fue usurpado, ese lugar que por tanto tiempo quiso fue arrebatado en cuestión de segundos.

Es cierto, tenía una sonrisa en el rostro, pero era falsa, estaba llena de dolor, de tristeza, de enojo, de todo menos de felicidad, porque verlos besarse frente a toda esa gente, verlos declararse amor eterno fue la gota que derramo el vaso.*

- Si tan solo hubiese dicho que no, si tan solo no te hubiese conocido.

Su mirada estaba cargada de tristeza y dolor, pero ¿Cómo no estarlo? Si la persona que amas esta con alguien más, como no estarlo cuando ni él pudo ser capaz de decir la verdad, porque si de algo se le conocía a Roronoa Zoro era que no tenía miedo, no era ningún cobarde tampoco tenía pelos en la lengua como coloquial mente se dice, pero en realidad lo era, porque no fue lo suficientemente valiente, por no decir la verdad, pero no lo puedes culpar, lo intento, de todas las formas posibles lo intento, pero no fue capaz de decirlo, sin enredos, directo y sin miedo.

- ¿Crees que eso solucionaría todo?

Pregunto una voz detrás de él, trato de sonreír de mostrarse fuerte pero solo logro una mueca, la miro, de nuevo estaba ella, sobando su espalda sentada a su lado, susurrando palabras de aliento o mejor dicho de compasión, porque eso sentía, sentía compasión y pena por sí mismo, jamás se había visto de esa forma, tan débil y frágil, tan... Tan humano.

- No - Tomo la mano de aquella chica deteniendo sus movimientos - No está bien. Tan solo mírame - Se puso de pie frente a ella - Soy un desastre, yo Roronoa Zoro, estoy perdido, sufriendo por un amor que jamás debió existir. Se supone que soy perfecto, que no tengo debilidades.

Aquella chica solo bajo la mirada, tenía razón nada estaba bien, su jefe, su mejor amigo, su casi hermano estaba ahí, parado frente a ella con el corazón destrozado, sabia de cierta manera que no era culpa de nadie, realmente ¿Quién manda en el amor? Pero ella quería buscar un culpable, aun si no tuviese la culpa quería uno, uno que no fuese Zoro, porque ahora mismo sabe que la única manera de hacerlo sentir mejor es ayudándolo a desahogarse, destruyendo aquello que tanto daño le causa.

- Nadie te pidió serlo - Se acercó a él y tomo el rostro ajeno entre sus manos - Nadie te pidió ser perfecto, eres un ser humano - Con ayuda de sus pulgares comenzó al limpiar aquellas lagrimas

- Soy una mentira - Bajo el rostro, no quería compasión, no quería esto - Solo mírame, soy una gran mentira.

- No - Retiro las manos de aquel rostro, estaba molesta - Ellos son la mentira por crearse una imagen que no existe, por hacerte olvidar quien eres, por hacer esto.

TENIAS QUE SER TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora